jueves, 25 de diciembre de 2014

2015: la derrota ya la tenemos, así que… a buscar el milagro (post #COP20)

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Intentar un balance post COP20 tiene para mí dos complejidades básicas. La primera es la dificultad para entender lo que verdaderamente allí ocurrió, que no sólo es lo que se acordó o no, sino también todo el proceso previo a Lima y lo que deja para los próximos meses. La otra dificultad, vinculada a la primera, es cómo evitar los lugares comunes. Porque es una tentación asumir el papel de crítico sagaz y de ser políticamente audaz al hablar de “fracaso rotundo” y arrojar  acusaciones a mansalva a poderosos y transnacionales por el “fracaso en las negociaciones climáticas”. Frecuentemente tales expresiones ocultan más una profunda ignorancia sobre política internacional (y local) y ofrecen una plataforma discursiva muy cómoda.

En relación a lo primero, cabe señalar que una COP significa dos mega-reuniones superpuestas. Por un lado, la Conferencia de la Partes (COP) de la Convención de Cambio Climático, la otra, es la reunión de los Miembros del Protocolo de Kyoto (MOP). Cada una de ellas tiene innumerables cuestiones administrativas, operativas, técnicas, legales y financieras que resolver cada  año. Tal es así que existen dos cuerpos subsidiarios denominados SBSTA y SBI que trabajan durante estas reuniones y en reuniones especiales entre las COPs.

A esto, se le suman diversos grupos de trabajo que van realizando tareas especiales que sirven con el objetivo de ir impulsando las futuras decisiones a adoptarse. A todo esto, sumemos los infinitos side events que presentan publicaciones, debates y puntos de vista de diferentes sectores, directa o indirectamente, vinculados con las negociaciones en curso. Sumemos, además, las conferencias de prensa de las delegaciones y demás entidades que siguen las negociaciones. Sumemos también la enorme constelación de actividades alrededor de la COP realizadas por gobiernos, ONG y organizaciones de todo tipo de forma paralela a las reuniones oficiales.

Un esquema sintetizado de las negociaciones que tuvieron lugar en los 15 días de Lima sería el siguiente:

http://unfccc.int/files/inc/graphics/image/png/unfccc_bodies_large.png

Este entramado de negociaciones hace tan dificultoso seguir o cubrir lo que sucede en una COP. En una conversación que tenía en Lima con una periodista, le decía que “acá hay alrededor de 12.000 personas, pero que sigan algún track de negociación de un modo directo, serán alrededor de 1.000, y que tengan una panorama global y en tiempo real de lo que sucede, no pasan de 150 o 200 personas alrededor de la Secretaría Ejecutiva”.

Un reciente artículo periodístico señalaba lo siguiente:

“El que más sabe de lo que transcurre por aquí conoce el 2% del total”, me dice un norteamericano, avezado en COP. “Un grupo de 20 o 30, alrededor de Christiana, son los únicos que saben todo”, sopla otro argentino que vino a cubrir el evento gracias a una de las becas que hay para hacerlo. Christiana es Figueres, la costarricense que dirige la secretaría de cambio climático dentro de la ONU hace cuatro años. (“Cómo cubrir la cumbre del cambio climático sin perderse en el intento”, Martín De Ambrosio, Suplemente Sábado, La Nación, 20/12/14 )

En relación al segundo aspecto, todos sabemos (o deberíamos intuir) las dificultades de las negociaciones, y sabemos lo difícil que es, por lo dicho anteriormente, resumir en dos palabras, en un único concepto, el resultado de la COP20.

Debemos tener en cuenta que cada decisión, por pequeña que parezca, implica enormes costos económicos para algunos y para otros no, que significa riesgos inmensurables para algunos y de  una magnitud mucho menor para otros, que significará la necesidad de realizar inversiones y cambios profundos en sus vidas cotidianas que afectarán a algunos más que otros. No siempre estas divisiones coinciden exactamente con las responsabilidades históricas y presentes en relación a las emisiones que están afectando el clima. Esta madeja de complejidades e intereses siempre está presente en cada párrafo que se discute.

También debemos tener en cuenta que superpuesto a la situación anteriormente señalada, están los históricos enfrentamientos geopolíticos, económicos e ideológicos, que se expresan en cada decisión que algunos países adoptan en su relaciones internacionales cotidianas. ¿Por qué habrían de dejarlos de lado en esta negociación?

También, el avance del problema, su agravamiento y el cada vez más escaso tiempo para actuar, hace que las urgencias y los frentes que deben atenderse al mismo tiempo sean cada vez más numerosos. Así se superponen con dramatismo las necesidades de actuación (y financiación) en los objetivos de reducción de emisiones, en la adaptación a un clima que cambia inexorablemente y, además, en las debidas compensaciones económicas que algunos pretenden garantizarse ante un cambio productivo y económico sin precedentes.

Imaginemos la disparidad de prioridades entre países insulares del Pacífico, amenazados en su supervivencia como tales ante el aumento del nivel del mar (Tuvalu, entre otros), la preocupación solapada o expresa de los países grandes exportadores de petróleo ante una economía que debe dejar de utilizar petróleo en sólo algunas décadas (Arabia Saudita y cia), pensemos en aquellos grandes emisores históricos que hoy han estabilizado o se encuentran en un proceso de reducción de las mismas (algunos miembros de la UE) y pensemos que, al mismo tiempo, países sumidos históricamente en la pobreza y que hoy se han convertido en los grandes emisores de este siglo (China, India, son algunos ejemplos). Los países mencionados son a mero título de ejemplos de cada grupo señalado.

A esta complejidad debemos sumar otra variable que hace a la equidad con que debe resolverse el problema. No es correcto concentrarse únicamente en las emisiones totales que cada país representa. También hay que tener en cuenta cuánta gente vive allí y calcular las emisiones per cápita, lo que nos dará una idea de cuál es la desigualdad entre cada uno de nosotros en el uso de la atmósfera. Cuando se observa el ranking de emisores por país y las emisiones per cápita, las listas difieren notablemente. Este, no es un tema menor.

Total de Emisiones de GEI x  País (2011)

Incluye Cambios en el Uso del Suelo y Bosques (1)

País

MtCO2eq

China

10.260

USA

6.135

India

2.358

Rusia

2.217

Indonesia

2.053

Brasil

1.419

Japón

1.170

Canadá

847

Alemania

806

México

723

   
Mundo

45.914

(primeras diez posiciones)

 

Emisiones de GEI per cápita (2011)

Incluye Cambios en el Uso del Suelo y Bosques (2)

  1. País

    tnCO2eq

    Kuwait

    62,62

    Brunei

    54,15

    Belize

    45,00

    Qatar

    43,72

    Guinea Ecuatorial

    35,85

    Omán

    34,23

    Trinidad & Tobago

    33.09

    Australia

    26,65

    Canadá

    24,67

    Emiratos Arabes Unidos

    23,64

       
    Promedio Mundial

    6,59

  (primeras diez posiciones)

 

Como puede observarse, el ranking varía notablemente y eso representa un problema a la hora de abordar cuáles son los compromisos que se deben asignar a cada uno. El criterio equitativo se llama “contracción y convergencia”. Esto significa que debemos reducir las emisiones globales a los niveles adecuados para estar por debajo de los 2°C (contracción) y que las emisiones per cápita vayan convergiendo a un valor similar para todos los habitantes del planeta.

La reducción global debe ser muy grande, cercana al cero para luego del 2050 y en cuanto a las emisiones per cápita, casi no hay nación que no tendrá que reducirlas.

Con todo esto, no quiero justificar la parálisis de las negociaciones, sólo trato de mostrar una pequeñísima parte de aquello que las hace francamente complejas. Complejidad que se torna dramática cuando se las encara con viejos paradigmas nacionalistas o de políticas basadas en bloques políticos y/o económicos.

Para señalar ejemplos cercanos, tenemos el discurso de Argentina, un discurso errático desde los 90 para acá. Poco contribuyente, y hoy basado en un escepticismo científico que emana desde laIMG_1129[7] propia Presidencia de la Nación y que lo hace transitar las negociaciones tan solo procurando, de un modo mendicante, algunos dólares “climáticos”, defender las exportaciones agropecuarias aunque impliquen deforestación y no mucho más.

“Nos preocupan también las consecuencias comerciales vinculadas a esta agenda como las que se derivan de las medidas unilaterales en respuesta al cambio climático que llevan adelante algunos países desarrollados, las cuales podrían convertirse en barreras a nuestras exportaciones.”  (fragmento discurso Vicepresidente Argentina, Amado Boudou, COP20)(3)

Las negociaciones son para la delegación argentina un ejercicio acerca de “cómo nos posicionamos ante los intereses hegemónicos financieros y económicos que dominan el planeta”. En ese posicionamiento la principal lucha es que “los países desarrollados… se comprometieron a asistir financiera y tecnológicamente a los países en desarrollo”. Es esa la prédica argentina. No es que sea errada, es parcial y carece casi por completo de objetivos climáticos. Casi que la arena climática es para Argentina meramente otro campo de batalla discursivo.(4)

Casi que el único tema a señalar de manera obsesiva es la no ratificación de Estados Unidos del Protocolo de Kioto, agenda un tanto anacrónica, lo que se discute hoy pasa por otros tópicos. Es como si quisiéramos hacer revisionismo histórico, una especie de Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Manuel Dorrego, pero a escala planetaria. Nadie nos escucha, obvio.

El que nadie nos escuche, por supuesto es culpa de los medios. ¿Les suena conocido?

“Internacionalmente, la mayoría de los medios de comunicación que responden a estos intereses hegemónicos han venido planteando en cada COP sobre cambio climático que los que traban un acuerdo concreto y vinculante son los países en desarrollo”, así lo explica una alta funcionaria de la SAyDS (Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable”).

En definitiva, la actitud conservadora y mezquina de Argentina proviene de una interpretación del tema ambiental como Caballo de Troya del imperialismo. Esto ocurrió desde siempre. El movimiento ambientalista así fue interpretado por los sectores más conservadores y retrógados de la sociedad. No es casual que este gobierno entienda que “las Naciones Unidas, conducidas por los países desarrollados, utilizan todo ese poderío para impedir una democratización del sistema de gobernanza global, y su estrategia es la utilización de lo “ambiental” para frenar el desarrollo de los pueblos”.

Tomo el caso argentino porque es el que más nos debiera interesar conocer y analizar, pero son muchos más lo que sostienen cosas parecidas y peores. Y desde otras miradas bien diferentes, también están las miradas ultramontanas y conservadoras también.

Es así que un proceso naturalmente complejo, con altísimas implicancias económicas, políticas y sociales se encuentra atravesado intereses ideológicos y dogmatismos que generan inflexibilidades difíciles de sortear.

Estas son las razones por las que, a mi juicio, antes de hablar del “fracaso en la Cumbre” es preciso saber que vamos a esas reuniones, desde el inicio, con un “fracaso” casi asegurado, y vamos en procura de que algo milagroso o un rayo visionario aparezca. Es como iniciar un partido con 4 goles abajo, la derrota ya la tenemos. Así que hay que mandar el equipo arriba y a buscar el milagro.

Cali

PS: luego sigo

Lima Cop 20 comienza hoy: evento climático reunirá a más de 10 mil delegados  | Actualidad

(1) Fuente: CAIT 2.0 – WRI’s Climate Data Explorer http://www.wri.org/our-work/project/cait-climate-data-explorer

(2) idem

(3) http://unfccc.int/files/meetings/lima_dec_2014/statements/application/pdf/cop20_hls_argentina_spanish.pdf

(4) Las declaraciones pertenecen a Silvia Alicia Révora, Subsecretaria de Planificación y Política Ambiental. Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación. “¿Qué pasó en Lima?”, Página/12, 20/12/14.

sábado, 13 de diciembre de 2014

La brecha: el tamaño importa.

Vamos a dar un paso más luego de la anterior entrada.

Está claro que la opción de postergar esfuerzos de reducción para después del 2020 implicará que los esfuerzos deberán ser mayores, más urgentes y más costosos. La acción temprana, pre-2020, es vital para tener chances de permanecer en la trayectoria de emisiones que nos mantenga por debajo de los 2°C.

Como ya lo vimos, las emisiones han seguido creciendo en los últimos años. Por esta razón, este año, el emissions gap report no pone énfasis en las medidas posibles para cerrar la brecha del 2020 entre las emisiones previstas y las consistentes con la meta de los 2°C. La ventana de oportunidad se va cerrando.

Lo que se señala es el tamaño de la brecha y la necesidad de reducirla al mínimo posible para seguir teniendo alguna chance post—2020. Siempre procurando que los esfuerzos de mitigación sean de una dimensión tal que nos coloquen en la senda de los 2°C. Hoy vamos a los 4°C.

Todos los países, desde al año 2010, han sido convocados a realizar pledges (promesas), metas voluntarias de reducción de emisiones hasta el año 2020, fecha en la que entraría en vigencia el nuevo acuerdo global. Los pledges que se han presentado hasta ahora son insuficientes, aún si todos cumplieran con lo prometido. Durante la COP20 nada ha sucedido que modifique esta situación, nadie ha aumentado el nivel de ambición, como se dice en las negociaciones.

Las emisiones globales en el 2012 fueron de 54 GtC. La estimación que se realiza acerca de las emisiones, si no se adoptan medidas de mitigación, es que para el año 2020 estaríamos en 59 GtC, en el 2030 con 68 GtC y en el 2050 en 87 GtC.

Suponiendo que se cumpliera con las promesas que se han puesto sobre la mesa, las emisiones en el año 2020 serían de 52-54 GtC, un 7-12% por debajo del escenario BAU (Business as Usual).

Según los escenarios realizados en años anteriores, asumiendo el menor costo, y que parten de las emisiones del año 2010, las emisiones en el año 2020 deberían ser de 44 GtC (así aparecen en las anteriores versiones del emissions gap). Entonces el gap actual es de 8 a 10 GtC (52 menos 44, 54 menos 44).

Asumiendo los escenarios previos, el Gap en 2020 = 8-10 GtC

Pero lo cierto es que ese nivel de emisiones son ya imposibles, entonces se analizan escenarios que tengan el más bajo costo y sean consistentes con la meta de los 2°C, pero en el período post 2020.

En tales escenarios valen las cifras ya mostradas en un cuadro anterior: 2025, 47GtC; 2030, 42GtC; 2050, 22 GtC.

En tal caso, tenemos la siguiente situación:

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En anaranjado, la banda de emisiones que nos permitirían seguir con chances de permanecer debajo de los 2°C (siempre con una chance del 66%).

Banda gris, la trayectoria si se cumplen los pledges presentados hasta ahora por los países. La estimación para 2030 (56-59 GtC) es una extrapolación de los pledges a 2020 (52-54 GtC).

En azul los escenarios BAU.

Por lo tanto, para el año 2025 tendremos un gap de 7-10 GtC, en el mejor de los casos.

¿Cómo se cierra esa brecha? Esa es la cuestión.

Para dimensionar esto, las emisiones de algunos países en el año 2011 fueron:

China: 10,3 GtC

Estados Unidos: 6,1 GtC

Unión Europea (28): 4,3 GtC

Es decir que para cubrir la brecha al 2025 habría que eliminar  la totalidad de las emisiones de China o la suma de Estados Unidos y la Unión Europea.

viernes, 12 de diciembre de 2014

#COP20: Escenario BAU (Business as Usual)

Developed countries need to meet their promises on finance and pre-2020 emissions cuts, said Su Wei (Source: Flickr/World Resources)

En base a lo mostrado en la entrada previa, y de manera lógica y directa, surge entonces la necesidad de definir cuál es la trayectoria de emisiones óptima para distribuir el uso del budget de carbono a lo largo de las próximas décadas.

Tal trayectoria debe cumplir la premisa de adelantar la acción todo lo posible para que el budget puede ser utilizado por más tiempo y que el recorte de emisiones sea lo suficientemente suave de modo que sea factible tanto técnicamente, como económica y políticamente.

Según el emissions report 2014 tal trayectoria debería desarrollarse de la siguiente manera:

1) En base a la información provista por el IPCC, las emisiones de CO2 deberían llegar a CERO entre los años 2055-2070.

2) El total de emisiones de GEI (gases de Efecto Invernadero) debe llegar a ser CERO entre los años 2080-2100.

Siempre hay que recordar que estas estimaciones están hecha bajo la premisa de permanecer bajo los 2°C con 66% de probabilidad.

Entonces la trayectoria que propone la UNEP es el siguiente para las emisiones totales expresadas de CO2eq (CO2 equivalente).

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Estos números se reflejan gráficamente así:

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Mientras la negociación hacia París 2015 sea encarada, como hasta ahora, realizando una sumatoria de las INDC (intended nationally determined contributions) de las partes, será una sumatoria de compromisos aislados que nada asegura que llegaremos con un acuerdo que esté en línea con la curva mostrada. Si el proceso de negociación fuera a la inversa, asumido un compromiso o meta global, luego se debe negociar INDC para llegar a la reducción pactada.

Peor aún, todavía la brecha de emisiones al 2020 no se ha cerrado. No hubo modificación en los compromisos presentados hasta ahora de los países que han hecho sus promesas.

En fin, si la idea es que todos pongan un “poquito”, y a eso lo vistan con frases demagógicas y metáforas a la civilizaciones precolombinas, nada asegura que lleguemos a algo significativo realmente. Más bien lo contrario.

jueves, 11 de diciembre de 2014

#COP20: La lógica del carbono

deadline

Por diversas razones, la versión 2014 del Emissions Gap Report de UNEP está focalizado, en esta oportunidad, en el CO2 “budget”. Una de las razones para introducir este enfoque es que al continuar creciendo las emisiones, como lo mostré en la anterior entrada, las chances de reducir la brecha (“gap”) de emisiones al 2020 resulta ya en una tarea bastante difícil de cumplir. Entonces, el “budget” de carbono nos permite construir trayectorias de emisiones más allá del 2020 y en las que se cumpla el objetivo de permanecer por debajo de los 2°C.(1)

El IPCC ha indicado que el total de CO2 que sería posible emitir a la atmósfera y aún permanecer debajo de los 2°C sería de unas 2.900 GtCO2. Desde los inicios de la era industrial, a mediados del siglo IXX, hasta la actualidad ya se ha emitido un total de 1.900 GtCO2. Quiere decir que nos quedan disponibles unas 1.000 GtCO2 para cumplir con la meta de los 2°C durante este siglo.(2)

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Un cálculo sencillo sería que los 1.000 GtC a razón de 54 GtC (año 2012) agotaríamos esa cantidad en 18,5 años, es decir que para el 2030 nos quedamos sin más carbono que emitir, deberíamos de allí en más tener CERO emisiones.

AQUI DEBO HACER UNA PEQUEÑA CORRECCION: Los 54 GtC corresponden al total de emisiones de GEI, debo tomar únicamente las de CO2, que fueron 36 GtCO2, lo que da como resultado 28 años, o sea, se agota para el 2040, coincidente con el cálculo de más abajo de la AIE. Todo lo demás sigue igual.

Como un corte abrupto y total de un año a otro es imposible, se trata de ver cuáles son las curvas (de las infinitas que hay) que nos permitirían gastar ese presupuesto a lo largo del presente siglo.

Al ritmo actual de emisiones y existiendo cada vez una brecha (gap) más grande entre la curva ideal de emisiones y la que estamos recorriendo, lo más probable es que nos pasemos en el uso del budget, entramos en rojo y por lo tanto, si queremos permanecer bajo los 2°C tendremos que pasar a emisiones negativas para “devolver” lo que gastamos de más. Cuánto más nos excedamos, más grande deberá ser el esfuerzo para pasar a emisiones negativas. De allí la importancia de las acciones tempranas, es decir la reducción en el corto plazo. Cuanto más bajo sea el pico de las emisiones, más suave será el descenso y menor la necesidad de capturar emisiones en la etapa final de presente siglo. 

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Según el rango de curvas o escenarios analizaos por IPCC, para permanecer debajo de los 2°C, deberíamos haber alcanzado la neutralidad de emisiones entre el año 2055-2070 habiendo realizado una importante reducción en los años venideros. Ese  sería el tiempo que tendríamos para  usar el budget de manera “ahorrativa”.

La curva azul (RCP2.6) es la trayectoria que deberemos seguir según el IPCC. Como ven, en las últimas décadas de este siglo deberíamos pasar a emisiones negativas ya que el budget  sería sobrepasado o en el mejor de los casos, si se ahorra mucho antes, permanecer en cero emisiones (es la banda color azul).

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Emissions of CO2 alone in the Representative Concentration Pathways (lines) and the associated
scenario categories used in WGIII (coloured areas show 5-95% range). The WGIII scenario categories summarize the wide range of emission scenarios published in the scientific literature and are defined on the basis of CO2-eq concentration levels (in ppm) in 2100. (IPCC Fifth Assesment Synthesis Report)

Según la Agencia Internacional de Energía (AIE) el cálculo que ellos hacen es que el carbon budget sería agotado para el año 2040 siguiendo una trayectoria de emisiones en las que hay algún esfuerzo de mitigación. Aquí las cifras se refieren al total de gases de efecto invernadero y no sólo al CO2. En el gráfico de la derecha, los sectores adónde las inversiones deberían dirigirse para permanecer debajo de los 2°C.

B2pYt10CIAAHcTp

Esto es todo por  ahora.

(1) En 1997 publiqué esta versión de la “Lógica del Carbono” en base a los cálculos realizados por Bill Hare.

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(2) Multi-model results show that limiting total human-induced warming to less than 2°C relative to the period
1861-1880 with a probability of >66% would require cumulative CO2 emissions from all anthropogenic sources since 1870 to remain below about 2900 GtCO2 (with a range of 2550-3150 GtCO2 depending on non-CO2 drivers). About 1900 GtCO2 had already been emitted by 2011. (IPCC Fifth Assesment Synthesis Report)

miércoles, 10 de diciembre de 2014

COP20: Las emisiones vuelan por el aire y el planeta ya no será lo que era.

 

Quiero aprovechar para repasar al panorama actual en relación a diversas cuestiones climáticas. En primer lugar, quiero destacar la información relativa al crecimiento de las emisiones que están afectando al clima. La información central que utilizo aquí proviene del Quinto Informe del IPCC. Esta información resulta ser la más confiable y consolidada dentro del mundo científico. A pesar de haberse terminado de publicar recientemente (noviembre 2014) todos sus datos estadísticos llegan hasta el año 2010, procurando la mejor consolidación de la información que se evalúa.  

Para comenzar veamos lo que ha ocurrido con la evolución de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (GHG). El gráfico muestra el período 1970 a 2010. Un incremento sostenido y cada vez más preocupante ya que no sólo crecen, sino que se acelera ese incremento.

El crecimiento de las emisiones entre 2000 y 2010

ha sido más grande que en las tres décadas previasimage

El punto que agrego en el gráfico es el nivel de emisiones del año 2012 (54 GtC) acorde al Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. La pendiente de crecimiento es más pronunciada en los últimos años.

Como se puede ver, la componente de emisiones de CO2 provenientes del sector energético (combustibles fósiles) es la que más contribuye al incremento total. De allí que sea tan importante la incorporación de fuentes renovables que desplacen combustibles fósiles para atenuar así el incremento de las emisiones y comenzar a reducirlas.

Es importante actuar sobre todos los componentes de los gases que afectan al clima, pero el CO2 es clave por su dinámica y porque su reemplazo es factible en el corto y mediano plazo mediante el reemplazo tecnológico, tanto en materia de generación energética como en su uso más eficiente.

Otros gases se asocian a actividades que dependen de factores más complejos para lograr reducciones. Por ejemplo, en buena medida el metano proviene de la producción de alimentos (arroz, ganadería, etc.) por lo que su reducción implicará cambios dietarios y culturales importantes, los que lógicamente implican procesos más lentos..

Aquí tenemos la evolución histórica del CO2, desde mediados del siglo IXX, tanto proveniente de la quema de combustibles fósiles como de emisiones producidas por deforestación.

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En comparación al crecimiento exponencial de las emisiones por el uso de combustibles fósiles, la deforestación ha permanecido relativamente estable a lo largo de los años. Sin embargo puede notarse una reducción importante en la última década, luego de tener sus valores más altos en la segunda mitad del siglo pasado.

Cuando uno observa estas curvas puede notar que todas las negociaciones internacionales, campañas y llamados de atención, desde los 80 para acá, han dado poco resultado, es decir no modificaron la tendencia a la suba permanente de las emisiones. De allí el dramatismo que van tomando cada año las conferencias internacionales y los pronósticos futuros en cuanto al cambio climático.

Aún así, hay que hacer una aproximación más detallada de esta situación para entender algo más. Mientras en los últimos años se estabilizaron las emisiones provenientes del mundo desarrollado, históricos grandes emisores, el mundo en desarrollo pasó a ser el principal factor del aumento de las emisiones globales.

https://wattsupwiththat.files.wordpress.com/2014/08/clip_image002.jpg

Claro que la línea roja ascendente se debe en buena medida a sólo un pequeño grupo de países como China o el denominado grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

Al mismo tiempo, cuando uno mira qué ha pasado en el mundo desarrollado, o países Anexo I acorde a la clasificación del Protocolo de Kioto, se puede notar que mientras la Unión Europea realizó esfuerzos muy notables en materia de reducción de emisiones hubo también países con mucho menos compromiso, pero aún así, el mundo desarrollado se encuentra con niveles de emisión relativamente estables, pero aún a niveles extremadamente altos.

imageemisionesalgunosimage

Dada esta complejidad de actores, donde los poderosos emisores ya no se ubican en las categorías tradicionales donde se los ubicaba anteriormente (desarrollados y en vías de desarrollo) es imprescindible avanzar hacia un acuerdo global legalmente vinculante que establezca compromisos de reducción para cada uno de los países, por supuesto, acorde a las responsabilidades comunes pero diferenciadas. Pero todos deberemos estar jugando el mismo juego y nadie debe quedar exento de responsabilidades.

Ahora, este aumento de emisiones ¿hacia dónde nos lleva?

Si continuamos con acciones de bajo impacto para reducir las emisiones, el crecimiento de las mismas nos lleva a un escenario de suba de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera lo que producirá un aumento de la temperatura que implicará consecuencias desastrosas para los ecosistemas y un cambio radical para la civilización tal cual la conocemos hasta ahora. El escenario sin un cambio drástico de tendencia nos conduce a una concentración de CO2 en la atmósfera de aproximadamente unas 1000 ppm, lo que implicará una suba de la temperatura de alrededor de 4°C.

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 Tal suba  de la temperatura (~4°C) es un escenario catastrófico para innumerables ecosistemas, perdida de biodiversidad a una escala nunca antes vivida por el hombre, la pérdida irreversible de la inmensa mayoría de glaciares y masas de hielo y una suba en el nivel del mar que en el escenario más conservador rondará el metro. Esto tendrá impactos para miles de millones de personas y ciudades enteras deberán ser evacuadas progresivamente.

Aún suponiendo que el sistema climático reacciona linealmente, sin que ocurran episodios que aceleren el proceso, se trata de un escenario irreversible que modificará por completo al planeta tal como la humanidad lo ha conocido. Aún en el caso que logremos detener por completo las emisiones hacia el final de este siglo. 

“Many aspects of climate change and its impacts will continue for centuries, even if anthropogenic emissions of greenhouse gases are stopped. The risks of abrupt or irreversible changes increase as the magnitude of the warming increases”.(IPCC)

 

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Como puede apreciarse, según el IPCC, en el único escenario de emisiones en que puede haber un leve retorno a los niveles actuales de concentración de CO2 y de la temperatura a lo largo de cuatro siglos, es el escenario RCP2.6, el más restrictivo, que nos llevaría a no superar los 1,5°C. El resto de los escenarios, aún aquel que nos permitiría no superar los 2°C, nos conduce a una suba que es irreversible. En cualquier caso, habremos cambiado el planeta.

 

viernes, 5 de diciembre de 2014

De chiquito fui aviador, pero ahora soy un enfermero

En su momento no puse el tema. Un año después.

Raros peinados nuevos

Y si vas a la derecha
y cambiás hacia la izquierda, adelante.
Es mejor que estarse quieto,
es mejor que ser un vigilante.

Si me gustan las canciones de amor
y me gustan esos raros peinados nuevos
ya no quiero criticar
sólo quiero ser un enfermero.

Y si trabajás al pedo
y estás haciendo algo nuevo, adelante.
Y si cantas a la luna
y perdés la vida en un instante,

si luchaste por un mundo mejor
y te gustan esos raros peinados nuevos
no quiero ver al doctor
sólo quiero ver al enfermero.

Dame un poquito de amor
no quiero un toco.
Quiero algo de razón,
no quiero un loco.
Apaga el televisor
Si lo que te gusta es gritar
desenchufa el cable del parlante.

El silencio tiene acción
el mas cuerdo es el más delirante.
Me gustaban las canciones de amor
me gustaban esos raros peinados nuevos
de chiquito fui aviador,
pero ahora soy un enfermero.