sábado, 27 de septiembre de 2014

La culpa y la vergüenza


Fragmento del libro “La civilización empática”, Jeremy Rifkin (2010)
Cuando hablamos de culpa ha de quedar claro que no la confundimos con la vergüenza. Muchas veces, los dos términos se usan indistintamente cuando en realidad son totalmente diferentes. La culpa puede generar ansiedad empática y el deseo de tender la mano y reparar el daño causado, pero la vergüenza denigra el ser de la persona y hace que se sienta despreciable. Sentirse avergonzado es sentirse rechazado. La vergüenza es una forma de aislar a la persona del «nosotros» colectivo, de marginarla y convertirla en «no persona». La vergüenza tiene el efecto de sofocar e] impulso empático innato. Si una persona se siente como si no existiera, si se la excluye socialmente y carece de autoestima, no podrá recurrir a sus reservas empáticas para ponerse en el lugar de otra. Incapaz de conectar emocionalmente con los demás, se retrae o canaliza su sensación de abandono descargando su furia en otros. ¿Y por qué esta furia? Porque suele ser la única manera que le queda de comunicarse y relacionarse. En cada sociedad se encuentra la figura del «solitario» aislado de la sociedad y lleno de ira hacia sus semejantes.
Hacer que alguien se sienta culpable es apelar a su humanidad para que haga lo correcto por otra persona. A diferencia de la vergüenza, que aísla a la persona de la humanidad, la culpa es un mecanismo interno que le recuerda su profunda conexión social con los demás y la necesidad de restablecer los vínculos sociales.
La culpa se debe manejar con cuidado. Si la disciplina de los padres basada en Ia inducción genera en el niño un exceso de culpa, es probable que el niño crezca sintiendo que, haga lo que haga, nunca podrá enmendar ningún daño ni restablecer los vínculos sociales. Por otro lado, si la disciplina por inducción no genera en el niño un mínimo de culpa, crecerá sin la capacidad de reflexionar sobre la influencia que tiene su conducta en los demás y no podrá generar una ansiedad empática suficiente para reparar los vínculos sociales. Los padres adecuados hacen que el niño sepa que ha hecho algo mal, pero lo hacen con afecto para que el niño también sepa que sigue siendo querido y respetado como persona. Si los padres le explican lo que puede estar sintiendo la otra persona y le preguntan cómo se sentiría él en la misma situación, le hacen saber que confían en su bondad innata y en su deseo de empatizar con otros y de reparar el daño que pueda causar. Es igualmente importante que los padres hagan saber al niño que no lo quieren menos por su mala conducta. Nadie es perfecto . Lo mejor que podemos esperar unos de otros es que aprendamos de nuestras faltas y que en el futuro intentemos actuar mejor.
Cuando un padre avergüenza a su hijo le comunica que no está a altura de lo que espera de él y que no es digno de su respeto. El objetivo del acto disciplinario lo conforman las expectativas del padre, no la humanidad del niño. El niño se queda con la impresión de que todo su ser es una decepción y de que si no se atiene a la «imagen ideal» de lo que sus padres esperan de él se verá rechazado.
Las culturas basadas en la vergüenza y las basadas en la culpa crean seres humanos muy diferentes. Según la filósofa estadounidense Martha Nussbaum:
La culpa moral es mucho mejor que Ia vergüenza, porque se puede expiar y no mancilla la totalidad del propio ser. Es una emoción dignificada y compatible con el optimismo ante las propias posibilidades […]. En lugar de exigir la perfección de una manera severa y agobiante, [la moralidad] mantiene la imperfección del niño, pero le dice que el mundo contiene posibilidades de misericordia y de perdón y que se le quiere como a una persona que tiene interés y valor por derecho propio. Por lo tanto, no debe temer que su imperfección humana provoque la destrucción del mundo. Y puesto que no está asolado por una vergüenza aniquiladora a causa de su imperfección, tendrá menos necesidad de sentir envidia y celos, unas emociones que expresan su deseo de un control omnipotente de las fuentes de lo que es bueno.
Lo irónico es que cuando una cultura basada en la vergüenza intenta alcanzar los niveles más elevados de perfección moral, acaba creando una cultura de envidia, celos y odio hacia uno mismo y hacia los demás. A lo largo de la historia, las culturas basadas en la vergüenza han sido las más agresivas y violentas, porque sofocan el impulso empático y, con él, la capacidad de sentir el sufrimiento de los demás y de responder a él con compasión. Cuando un niño crece en una cultura basada en la vergüenza creyendo que si no logra alcanzar un ideal de perfección o de pureza deberá sufrir la ira de la comunidad, tenderá a juzgar a los demás según los mismos criterios rígidos e inflexibles. Carente de empatía, será incapaz de sentir el sufrimiento ajeno como si fuera suyo y, en consecuencia, tenderá a considerar que si otra persona sufre es porque lo merece al no haber logrado el nivel de perfección que espera la sociedad.
Aún hay sociedades tradicionales con culturas basadas en la vergüenza. No es raro saber de una mujer que ha sido violada por varios hombres y que después ha sido lapidada por su familia y por sus vecinos por haber mancillado su honor. En lugar de sentir empatía con su sufrimiento, la comunidad le inflige un castigo aún mayor quitándole la vida. Para Ia comunidad, la mujer carga con la vergüenza de la violación a pesar de haber sido la víctima. Para su familia y sus vecinos ha quedado mancillada para siempre y esto la convierte en un objeto repugnante que se debe eliminar. El poder que tienen las culturas basadas en la vergüenza para sofocar la empatía y transformar a seres humanos en monstruos es aterrador.









martes, 23 de septiembre de 2014

¿Querés saber que lleva @CFKargentina a la Cumbre #Climate2014?

NOTA ESCRITA AYER A LAS 15:00 Y QUE QUEDÓ TRUNCA SIN PODER TERMINARLA. LA PUBLICO AHORA SIN EDITAR. TODA COINCIDENCIA ES PRODUCTO DE LO PREVISIBLE QUE ES ESTE GOBIERNO  

En continuidad con la nota de ayer, #Climate2014: última oportunidad para cerrar la brecha?, quiero adelantar mi  opinión sobre lo que ocurrirá mañana en New York en relación a la Argentina.

Para decirlo sencilla y directamente, Argentina, a través de su presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, no llevará nada. No hará anuncio alguno que represente un compromiso serio ni una mínima política de Estado en materia climática.

¿Por qué digo esto?

Porque un compromiso serio, para asumirse ante la comunidad internacional, debería surgir de una política de Estado mínimamente consensuada y explicitada, primero que nada, domésticamente, a escala nacional. Tal cosa no existió. Tampoco se intentó.

Puede la presidenta presentar un anuncio, pero cualquiera fuera su naturaleza, exigirá de plazos mínimos de implementación que exceden el mandato del actual gobierno e incluso el del próximo. Por lo tanto, hacer anuncios de tal naturaleza sin que haya sido producto de un consenso o elaboración participada con los distintos actores políticos, económicos y sociales, será una mera declaración de apuro.

Si hubiese existido vocación para dar un paso serio en la dirección correcta, y realizar mañana un anuncio en la ONU, el gobierno nacional debió haber convocado a sus equipos técnicos a consensuar con los equipos técnicos de otras fuerzas políticas, del sector privado y otros actores, para dotar de respaldo y credibilidad al potencial anuncio formal de Argentina ante las Naciones Unidas. Pero eso no ha ocurrido.

En anteriores ocasiones en las que Argentina explicitó una meta o compromiso voluntario en materia climática, hubo intentos de consenso o articulación política para que tal medida contase con una dosis básica de credibilidad y perdurabilidad en el tiempo. Así y todo, todas fracasaron.

Ojalá Cristina Kirchner mañana anuncie algo, aunque más no fuere un objetivo modesto, lo que en tal caso sería más creíble(1). Pero adelanto, no lleva nada que se pueda asimilar a un compromiso en el marco de una Política de Estado en materia climática. 

 

 

(1) Desde hace años El gobierno viene estudiando presentar un compromiso en materia de biomasa. El objetivo sería aumentar la producción y uso sustentable de biomasa con fines energéticos con el fin de generar un total de 200 MW eléctricos y 200 MW térmicos. Modesto proyecto que se viene desplazando año tras año.

domingo, 21 de septiembre de 2014

#Climate2014: última oportunidad para cerrar la brecha?

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Este próximo martes se desarrollará en la sede de la ONU, en New York, la denominada “Cumbre sobre el Clima 2014”. En realidad, se trata de una reunión bastante particular ya que no es parte o no constituye ningún paso programático dentro del proceso de negociaciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC). De hecho, el próximo capítulo de esas negociaciones se realizará dentro de unas pocas semanas, en la COP20, en Lima, Perú.

Sin embargo, esta reunión de “emergencia”, llamémosle así, convocada directamente por el Secretario General de la ONU, el Sr.Ban Ki-moon, tiene por objetivo acelerar y profundizar el proceso mediante el cual los países (y otro actores económicos y sociales) puedan asumir rápidamente algunos compromisos climáticos. Estos compromisos deben elevar el nivel de las acciones en materia de reducción de emisiones (mitigación) que hasta ahora han sido presentadas por la comunidad internacional. Esto es imprescindible, ya que esta acción “voluntaria” es muy necesaria para atravesar los próximos años hasta alcanzar un acuerdo global legalmente vinculante que entraría en vigor recién en el 2020. Hasta ese año, debemos apostar todo a lo que los países se comprometan a hacer acciones reales y efectivas por su propia voluntad e iniciativa. Recomiendo leer “Rio+20 y algo de lo que se viene” en este blog.

También esta reunión deberá actuar como un fuerte respaldo a las negociaciones formales (muy dificultosas) para que en la COP20 y durante los meses venideros se alcance el acuerdo global que se firmaría en París, en la COP21, a finales de 2015.

Para comprender la brecha que existe entre lo que debemos hacer para mantener el clima bajo ciertas chances menos catastróficas a una situación totalmente descontrolada recomiendo revisar en este blog, el artículo “The ambitions gap – COP18”. Ese artículo fue realizado en base a datos de PNUMA de 2012. Ahora la situación sigue siendo la misma, muy mala, pero con menos tiempo, como lo podemos ver en el informe del PNUMA 2013 “The Emissions Gap”. Si miran el cuadro siguiente, la línea de puntos es lo que está ocurriendo u ocurrirá si nada se hace con las emisiones en los próximos 7 años, una tendencia que nos lleva a un aumento de la temperatura global de alrededor de 4°C, una catástrofe sin precedentes en la historia humana.

Las otras opciones, son curvas que muestran distintos tipos de cumplimientos de las metas voluntarias que han anunciado algunos países. Nada muy diferente.

La banda gris es la trayectoria de emisiones que nos permitirían tener chances de que el cambio climático no supere los 2°C a finales de este siglo. Un límite razonable. Estamos aún lejos. Esa es la brecha que hay que cerrar urgentemente. Eso es lo que Ban Ki Moon está pidiendo.

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Esta es la razón por la cual la ONU no está pidiendo ni negociaciones ni discursos. Sólo compromisos, anuncios, que sean tangibles, medibles y a corto plazo. Fundamentalmente, a los países, pero también a las ciudades, gobiernos locales, al sector empresario y a todos. Cada acción cuenta en esa suma para cerrar la brecha.

Así estamos. Solitos nos hemos metidos en esta encrucijada por boicotear cumbres, demorar decisiones y darle cabida a los escépticos climáticos para que hagan su trabajo de embarrar la cancha en los medios y en las cabezas de tantos decisores. Cada uno sabe lo que hizo durante los últimos 20 años.

Cali

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sábado, 6 de septiembre de 2014

“La agenda verde es productiva en términos políticos”

Entrevista con

Juan Carlos Villalonga: "El gobierno porteño entendió que la agenda verde es productiva en términos políticos"

publicado por La Nación, Suplemento Enfoques,

Domingo  8 de junio de 2014

 

El presidente de la Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad cree que, en temas ecológicos, la urgencia es hacer cumplir las leyes y unificar acciones con la provincia

Por Lorena Oliva

 

Tras ser durante largos años uno de los principales referentes locales del ambientalismo, primero desde Greenpeace y después desde el partido Los Verdes, los vaivenes de la política han colocado a Juan Carlos Villalonga ante una curiosa situación: como presidente de la Agencia de Protección Ambiental (APRA), perteneciente al Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño, es el funcionario que debe cumplir con leyes y disposiciones que él mismo promovió desde sus antiguos roles para sanear el Riachuelo y también para encontrarle una solución definitiva al manejo de la basura en la ciudad.

Convencido de la voluntad del ciudadano a la hora de reciclar o de separar sus propios residuos, así como de la importancia que la opinión pública le otorga a la cuestión ambiental -lo que se refleja en una nutrida regulación-, Villalonga reconoce, sin embargo, falencias en el plano de la gestión pública a la hora de hacer cumplir las leyes. Algo que, asegura, la Ciudad está revirtiendo desde 2011.

"Yo creo que el gobierno de la ciudad ha entendido que la agenda verde es productiva en términos políticos", asegura, consciente de la existencia de razones para nada triviales detrás de este convencimiento: la falta de acuerdo con el gobierno provincial en materia de gestión metropolitana de residuos, así como la certeza de que la vida útil de los rellenos sanitarios va llegando a su fin.

-Tuviste un rol fundamental, hace casi diez años, en la sanción de la ley de basura cero. ¿Cómo se siente ser hoy parte del gobierno que la tiene que cumplir?

-Yo viví con angustia y dedicación la tarea de quebrar cierta inercia que existió desde el año 2005 hasta hace un par de años con basura cero.La ley no estaba siendo percibida con la urgencia necesaria. Pero creo que a partir de 2011 hay un drástico cambio en la ciudad de Buenos Aires, un poco por convencimiento y un poco también porque llegó algo que todos sabíamos que iba a llegar: el fin de la vida útil de los rellenos sanitarios. Me pasa algo parecido con el tema Riachuelo, pero allí uno ha estado históricamente del lado acusador, demandante, y ha sido parte de los que han impulsado finalmente el fallo de la Corte. En definitiva, la Corte condenó a la Ciudad, a la provincia y a la Nación a cumplir una pena, que es recomponer la cuenca, y ahora estoy sentado como condenado, estoy cumpliendo la pena: hoy estoy teniendo que sanear el Riachuelo, ser parte de esa solución.

-¿Qué función cumple la Agencia en el caso Riachuelo?

-Por un lado, estamos monitoreando todos los conductos pluviales de la cuenca, para detectar todas las conexiones clandestinas. Por otro lado, estamos en el consejo directivo de Acumar, que es el máximo cuerpo político que toma decisiones en cuanto a qué se hace. APRA también contribuye en el monitoreo del Riachuelo, y tiene a su cargo la recomposición de biodiversidad y de espacio verde de todo el borde costero. En la medida en que la Ciudad va pudiendo hacer el traslado de los asentamientos hacia nuevas viviendas, viene la recomposición. Lo que se está recomponiendo no es simplemente un paseo; se está logrando restituir todo lo que se pueda el hábitat natural. ¿Es suficiente? No, porque no lo podemos hacer solos, pero lo que tenemos que hacer es nuestra parte.

-¿Se puede gestionar y proyectar en términos ambientales dentro de los límites de una ciudad?

-No. Ahí viene lo fascinante del desafío que tiene Buenos Aires como área metropolitana. Tenemos que lograr ciertos consensos y cierta armonía. Ni el tema basura ni el tema Riachuelo se pueden resolver con una sola jurisdicción. Pensemos en todo lo que significa el manejo de cuencas y el desafío que plantea el régimen de lluvias que estamos teniendo. Eso exige una mirada regional. Hay que compatibilizar una mirada a largo plazo para poder pensar en soluciones acordes y en sintonía.

-Hasta ahora no venía siendo muy clara esa sintonía y las consecuencias emergieron dramáticamente con las lluvias de principios del año pasado?

-No? Yo creo que esto ha generado la percepción de que la sintonía debe estar, aunque lamentablemente no ocurre del todo.

-¿Cuáles son los principales problemas que requieren miradas que exceden lo puramente jurisdiccional?

-En términos de lo que estamos haciendo nosotros, te diría que el Riachuelo es el más desafiante. Después enfrentamos otro problema: los residuos especiales. La Ciudad está tratando de mejorar la gestión de esos residuos, pero eso no lo podés hacer como jurisdicción única; eso requiere una ley nacional. Comencé a trabajar por una ley de residuos electrónicos en 2008, pero lamentablemente todavía no la tenemos. Ya es la segunda vez que se cae un proyecto de ley. Necesitamos esa ley.

-¿Y qué puede hacer una jurisdicción cuando le falta un instrumento como una ley nacional, cuya sanción no depende de ella?

-Por un lado, podés elaborar instrumentos interinos para que los residuos electrónicos tengan la mejor gestión posible dentro de una jurisdicción. Y, por supuesto, la ciudad de Buenos Aires puede presionar a nivel nacional para que esa ley se obtenga. Porque, si no, lo que va ocurriendo es que, producto de no tener ésta u otras leyes nacionales, como la ley de envases, se van generando múltiples legislaciones locales o provinciales incompatibles entre sí y eso genera el peor de los escenarios.

-¿Qué relevancia creés que tiene lo ambiental para la ciudadanía? (

Para la opinión pública lo ambiental es prioridad. Eso no quiere decir que el argentino promedio puede dedicarle a lo ambiental una militancia o ser un consumidor hiperconsciente, porque estamos atravesados por mil problemas que nos llevan a que no podamos elegir siempre el producto más ecológico; a veces compramos el más barato.(2)

Publicado por Vida Silvestre (realizado por Poliarquía)

-¿Y a nivel político?

-La sociedad civil logró consensos importantes dentro de la política que se resumen en leyes votadas por el Congreso. Hemos logrado una cantidad de legislación muy buena: basura cero, la ley de bosques, glaciares, renovables, la sentencia como la de la Corte? Creo que lo que falla es la política pública, la ejecución, en lo que estamos muy atrasados y donde no hay un convencimiento en llevar a la práctica esas cosas. La ley de bosques sigue siendo una pieza extraordinaria desde el punto de vista legislativo, pero te encontrás con un gobierno nacional y muchas provincias perezosas a la hora de ponerla en práctica.

-Estuviste hace poco en San Francisco, una ciudad paradigmática en reducción de residuos. ¿Qué similitudes y diferencias encontraste?

-Lo que muestra San Francisco es la continuidad. Ellos tienen ya 25 años de trabajar en una misma dirección. Recuerdo que, cuando salió basura cero, en marzo de 2006, hicimos un seminario en la Legislatura y trajimos a alguien de San Francisco para que contara la experiencia. Me encontré a esa persona ahora en San Francisco y sigue siendo funcionario, es decir, hay continuidad, y eso permite la prueba, el error, la corrección, el ir ajustando la política, el ir encontrando el formato exacto que se adapte. Creo que a veces se piensa que, en los temas ambientales, que nunca son de corto plazo, la pelota está del lado del gobierno de turno, y la verdad es que pasan a ser una política de Estado cuando la pelota está del lado de todos. Más allá de quién gobierne en 2015, el desafío va a seguir siendo mayúsculo. No se le puede aflojar un milímetro al esfuerzo. Y eso la Ciudad lo ha entendido. De hecho, los niveles de reducción de residuos en 2013 se cumplieron perfectamente. Estamos en el nivel de 2006.

-¿Y en 2014 cómo venimos en materia de cumplimiento de niveles de reducción?

-La Ciudad va a comenzar a transitar por un período complicado a partir de este mes?

-Ahora...

-Sí, que es cuando dejamos de cumplir en la medición diaria lo que estaba previsto en los objetivos que se firmaron con Scioli. Hasta ahora se vino cumpliendo. Ahora, ¿cómo se piensa corregir eso? Con el esfuerzo que se está haciendo en poner equipamiento en los centros verdes se va a dar un gran salto en la capacidad de gestión y de procesamiento que tienen, que hasta ahora era bastante limitada. Se está poniendo mucha maquinaria para que los recuperadores puedan tener un mayor volumen de recuperación. Otra gran meta es mejorar la planta de MBT [N. de la R.: Planta de Tratamiento Mecánico Biológico] de José León Suárez, que tuvo muchos problemas.

-¿Cuáles son las razones por las que ahora se deja de cumplir?

-Porque la separación y la cantidad de volumen que se recupera en los centros verdes es un proceso lento. Naturalmente lento. Para 2015 ya va a estar en marcha una segunda planta, gracias a que se logró rezonificar un par de terrenos. Porque, además, producto de una relación no armónica con la provincia, la Ciudad ha tenido que procurar que todas estas plantas estén dentro de su territorio, y eso no es lo más racional. Lo racional sería aprovechar terrenos de la Ceamse, instalar grandes plantas de procesamiento de orgánicos, compostaje, todo eso en las afueras de la ciudad. Pero eso requiere una armonización de políticas que hoy no existe.

-Venían con un ritmo de reducción que ahora se corta de manera un tanto abrupta. Parecería que alguna de estas variables los hubiera tomado por sorpresa?

-Hay cosas que se esperaba que dieran cierto resultado y no lo dieron, y eso se mejora. No es que vos podés comprar un modelo, ni siquiera el de San Francisco, lo traés y lo replicás y vas a tener el mismo resultado. Porque San Francisco parte de una cultura totalmente distinta, en la que se recolecta la basura sólo algunos días a la semana. Nosotros no, venimos de otra cultura, y ahora vamos a recolectar los 7 días de la semana. Yo creo que el cuello de botella es que tenemos que tener una mayor productividad y eficiencia en la separación en los centros verdes, ésa es la gran apuesta.

-¿Y qué pasa con el ciudadano? ¿No se creyó, tal vez erróneamente, que iba a ser una pieza más eficaz en este proceso, en lo que implica, por ejemplo, la separación en origen?

-Yo soy de los que confían absolutamente en que la gente quiere separar. No sólo quiere, sino que sabe que tiene que hacerlo. Lo que pasa es que desde 2004 hasta ahora ha habido múltiples intentos en distintas oleadas de comunicación que han ido cambiando el color y el nombre de las campañas y por eso no se produjo un fenómeno acumulativo.

-Faltó esa continuidad de la que hablabas?

-Exacto. Ahora, la idea es perfeccionar, pero sin cambiarle la bocha al vecino cada seis meses o una vez por año. Yo recuerdo que, en un momento, había tres consignas al mismo tiempo. Bueno, son errores que hay que asumir como tales y no volver a repetir. Y creo que se ha comprendido que hay que tener una comunicación mucho más uniforme y clara hacia el vecino.

-Los ganadores de este nuevo esquema ya los conocemos. Pero? ¿hay perdedores? ¿Qué sectores deberán reconvertir sus actividades a partir de basura cero?

-Creo que el paradigma va hacia el abandono del enterramiento masivo de basura. Eso fácilmente se reconvierte en una cantidad de actividades de reciclado y fundamentalmente de procesamiento de los residuos orgánicos. Creo que no hay perdedores, al contrario. Es revitalizar la economía generando más empleo, más actividades económicas y menos extractivismo ¿Te convencí?

-¿No hay sectores que se resistan a pesar de las bondades de este modelo?

-El que está haciendo un buen negocio en alguna actividad tal cual está hoy en día por supuesto que va a preferir mantener el statu quo, pero si mirás el cuadro grande, no estás dejando sectores en la ruina.(1)

-Los grandes volúmenes de basura que se venían manejando hasta ahora significaban negocios para determinados sectores.

-A ver? ¿negocio para quiénes? ¿Para la Ceamse? A la Ceamse se le acabaron los espacios. Vamos a tener que seguir dependiendo de rellenos sanitarios en toda esta etapa de transición, pero nadie quiere rellenos cerca de su casa en Buenos Aires y alrededores.

-Greenpeace, Los Verdes y ahora APRA. ¿Debiste flexibilizar alguna convicción al convertirte en funcionario?

-¿Sabés que no? Cuando me hicieron la propuesta y empezamos a hablar, pensaba que en algún momento me iba a venir el "pero" o el "hasta aquí". Te juro que no? y esto para mí fue una sorpresa, una grata sorpresa. Me he encontrado dentro del gobierno con un respeto por mi trayectoria a niveles conmovedores y esto me pasa en todos los niveles en los que estoy interactuando. El gobierno de la ciudad ha entendido que la agenda verde es productiva en términos políticos en cuanto a que le da un valor agregado a la gestión, en términos simbólicos y en términos de apreciación de la gente, y además le abre un horizonte de temas y vinculaciones a nivel internacional.

-Cuando te incorporaste al gobierno decías que no era una alianza de Los Verdes con Pro. ¿Cómo es tu estatus dentro de Los Verdes en la actualidad?

-Sigo siendo parte de Los Verdes, tenemos nuestra actividad.

-Hoy ejercés una función cuyos frutos son capitalizados por otro partido político.

-Primero, no hay que ser necio. Segundo, no hay que ser egoísta. Creo que si uno fuese egoísta y se quedara esperando a que las cosas las haga quien uno esperaba que las hiciera, no está entendiendo el mundo en que vivimos. No tiene idea de la cornisa sobre la cual estamos transitando. Desde las ONG les he brindado oportunidades para sacar leyes a todos los partidos. Seguimos actuando como Los Verdes porque para mí es importante tener una referencia sólida de lo que queremos. Porque, si no, la gestión te lleva al día a día, que por ahí te distrae de lo importante, y ese faro tiene que estar.

-¿Y seguís pensando que el vínculo que hoy te une con el gobierno no califica como alianza?

-Hoy soy parte del gobierno porteño. Y no tengo problemas. Probablemente, llegado 2015, habrá que tomar alguna decisión más orgánica o ir para otro lado? no lo sé. Yo sé que éste es un gobierno que arrastra mala prensa y prejuicios, pero yo estoy seguro de que si uno hiciera borrón y cuenta nueva, diría que este tipo de políticas las está llevando adelante un gobierno "progre".

 

 

Mano a mano

¿Un ambientalista en la mira del Pro?

En no pocas ocasiones, a lo largo de la conversación, Juan Carlos Villalonga se repreguntó a sí mismo acerca de si tal medida era la correcta o si tal política era suficiente, como si también el ambientalista estuviera entrevistando al funcionario. Con casi tres décadas de activismo por la ecología y públicos enfrentamientos con el macrismo en un pasado no tan lejano, hoy no tiene complejos en ponderar positivamente la gestión de Pro que, según se rumorea, está tratando de sumarlo definitivamente a sus filas. Villalonga nació en Rosario hace 54 años. Es padre de Manolo y Juana, a quienes les dedica gran parte de sus fines de semana como una forma de compensar el ritmo intensivo de trabajo que tiene a lo largo de la semana. Se considera fanático del jazz. "Tengo un pasado rockero, pero el rock me abandonó", refiriéndose, casi sin querer, a la desaparición de Luis Alberto Spinetta. "No me hagas hablar de él porque me pongo a llorar... Su muerte es algo que todavía no termino de asumir", reconoce. De esta nueva etapa como funcionario destaca un detalle: "Yo siempre fui medio jefe y acá soy tropa. Es un aprendizaje interesante".

 

Un futuro posible, según Villalonga

El programa basura cero, ¿marca el inicio del fin de los rellenos sanitarios en el país?

Salvo poquísimos ejemplos, en el resto del país, en su gran mayoría, tenemos basurales a cielo abierto. Pasar de un basural a cielo abierto a un relleno sanitario me parece un paso consciente, pero el paradigma es la recuperación de materiales y el relleno es el complemento que va tendiendo a cero. Esto es la base de una economía distinta de materiales. Y si estamos pretendiendo aproximarlo a lo que debiera ser la economía verde, una economía de materiales más racional, que rompa con el paradigma del "úselo y tírelo", esta economía lineal del "extraigo de la naturaleza, proceso, genero un producto, lo tiro y sigo sacando de la naturaleza" comienza a estar en crisis. El circuito tiene que ser circular, tenemos que procurar que los materiales vuelvan al circuito productivo. Esto, que puede parecer un problema de gestión de residuos, es un problema de gestión de recursos y es un pilar fundamental de una nueva economía. Por supuesto que siempre vas a tener que estar buscando materias primas, porque el modelo no es perfecto, pero bajás el nivel de extracción. El planeta no aguanta. Ya estamos superando la capacidad de recomposición del planeta..

 

(1) Sobre esto recomiendo leer “Intereses, ideología y clima”, por Paul Krugman. Cuando hablé para esta nota hice referencia a lo que sucedía con el cambio climático, donde a pesar de que grandes sectores e intereses pueden verse afectados en el corto plazo por las políticas de mitigación, el cuadro general es beneficioso para todos.

(2) El cuadro que aparece pertenece al trabajo “La situación Ambiental de la Argentina), Marzo 2014, publicado por Fundación Vida Silvestre y elaborado por Poliarquía Consultores. Se puede ver el trabajo completo aquí.