martes, 7 de mayo de 2013

Río Turbio, Santa Cruz: Una usina mal concebida

Cristina: anuncios desde Río Turbio

Por Juan Carlos Villalonga (Pte. Junta Directiva Los Verdes)

Nota publicada en Plazademayo.com

El 13 de junio de 2004 se produjo una tragedia, un tanto olvidada, que terminó con la vida de 14 mineros en la mina de carbón de Río Turbio, en Santa Cruz. Este episodio es el inicio de una historia que da cuenta de la irracional política energética nacional y del intento constante de supeditar la realidad al relato ficcional. Eran los inicios de era K a nivel nacional.

Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT) es la empresa que explota la antigua mina de carbón en esa localidad santacruceña, ubicada a 300 km de Río Gallegos, en el extremo sudoeste de la provincia. Esa noche del 13 de junio los operarios estaban realizando el cambio de turno y quedaron atrapados por el derrumbe generado tras un incendio en una de las galerías de la Mina 5, a unos 600 metros de profundidad y a varios kilómetros de la salida. Las condiciones de funcionamiento anticipaban la tragedia. Las alertas fueron ignoradas por autoridades provinciales y nacionales. A pocos días del desastre el diario Página/12 publicó un informe de la Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT) que aseguraba que el yacimiento tenía un índice de siniestralidad que duplicaba el promedio[1].

La historia reciente de la YCRT se remonta a los años noventa. Dentro del proceso de transformación del Estado, en 1993, la YCRT y el servicio ferrovial entre las terminales del puerto de Punta Loyola y Río Gallegos habían sido concesionados de manera integral a los hermanos Sergio y Alberto Taselli. La concesión fue acordada por el Gobierno Nacional, a cargo de Carlos Menem, y del Gobierno provincial, en manos de Néstor Kirchner. Esta etapa en la historia de Río Turbio volvió al tapete en el mes de marzo pasado, cuando la justicia procesó al actual Secretario de Energía de la Nación, Daniel Cameron, por “incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Cameron, integrante de la Comisión Fiscalizadora de la empresa YCRT durante el período concesionado, es señalado por la justicia como partícipe del desvío de fondos públicos recibidos por la empresa en forma de subsidios entre 1993 a 2002 (unos 16 millones de dólares anuales)[2].

Luego de casi 10 años de esa concesión, con denuncias por corrupción y con un enorme incumplimiento de las obligaciones contraídas por la empresa, en el año 2002, mediante el Decreto 1034/02, del entonces presidente Eduardo Duhalde, se rescinde la concesión a los hermanos Taselli. La situación de la YCRT era desastrosa. Ese mismo año, por otro decreto nacional, el 1052/02, se deja en claro que la mina no seguirá siendo explotada dadas las pésimas condiciones en que se encontraban las instalaciones. Sin embargo, esa decisión fue resistida. Por iniciativa de legisladores nacionales por Santa Cruz, autoridades provinciales, los gremios y el entonces interventor de YCRT, Eduardo Arnold (ex vicegobernador de Néstor Kirchner entre 1991 y 1999 y hoy kirchnerista arrepentido), hacia finales de ese año, la mina comienza nuevamente con las actividades sin mediar ningún tipo de mejoras. En menos de dos años, en junio de 2004, Río Turbio sufrirá el peor accidente de su historia.

Lejos de imponer racionalidad y mesura en los anuncios respecto de la viabilidad de la producción de carbón en Río Turbio, el accidente hizo que diversos funcionarios provinciales y nacionales, junto al entonces Presidente de la Nación, Néstor Kirchner, promuevan una nueva e improvisada política para Río Turbio: la inmediata construcción de una usina a carbón, la central termoeléctrica en Río Turbio (CTRT). Si la viabilidad del yacimiento era incierta, la CTRT era una completa irracionalidad.

Mucho antes de su “privatización”, YCRT mostraba un declive sostenido en su producción y su viabilidad económica era incierta. En su mejor momento, durante los años 70, Río Turbio alcanzó una producción oscilante entre 700 mil a un millón de toneladas por año. Los últimos años la extracción llegaría apenas a unas 200.000 toneladas anuales. Las características geológicas del mineral y sus costos hacían muy poco atractivo explotar ese mineral. Lejos de pensar en una alternativa realista para Río Turbio y colocar a la mina en un nivel de producción acorde a sus reales posibilidades, se optó por construir una epopeya sobre la tragedia de los mineros.

En el mes de noviembre de 2004 Néstor Kirchner, formalizó el anunció de la usina de Río Turbio en la propia ciudad. Los anuncios fueron realizados ante los familiares de las víctimas. Kirchner había llegado a Río Turbio acompañado por el ministro de Planificación, Julio De Vido, Héctor Icazuriaga (SIDE), la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, y otros miembros del Gobierno Nacional. También estuvieron el entonces interventor de YCRT, Daniel Peralta, hoy gobernador de Santa Cruz y el entonces Gobernador provincial Sergio Acevedo.

Los funcionarios anunciaron también la firma del acuerdo binacional con la República Checa para el financiamiento y suministro de una primera central termoeléctrica de 80 MW, que luego se rompería para dar paso a una licitación por una usina de mayor potencia, de 240 MW y por un valor muy superior al inicial. El proyecto ahora había escalado tres veces en potencia y se anunciaba como el inicio de un proyecto de explotación intensiva del yacimiento para producir electricidad. El ministro Julio De Vido anunció también que, para conectar la usina de Río Turbio con el sistema eléctrico nacional, se realizaría la ampliación del tendido de alta tensión hacia el extremo sur de la Provincia, alcanzando a Río Turbio, Río Gallegos y El Calafate.

La obra de la usina fue asignada en 2007 a la empresa española Isolux Corsán. Estimada en un plazo de 42 meses, el costo de la central termoeléctrica sería cubierto por el Estado Nacional y también con la venta del carbón de Río Turbio que no sea utilizado por la usina.

Apenas conocidos los detalles del proyecto de la CTRT comenzaron a llover las denuncias: la primera de ellas puso el ojo sobre el proceso licitatorio, ya que el presupuesto inicial de la obra era de 1.506 millones y terminó adjudicándose en 2.680, casi el triple de lo que cuesta una usina similar en cualquier lugar del mundo. Las denuncias incluían también los impactos ambientales de la explotación del carbón y su quema en la central y los impactos en la salud humana asociados a las emisiones de la quema del carbón en la usina[3].

La ampliación del sistema eléctrico hacia Río Turbio tampoco estuvo exenta de escándalos. Una segunda denuncia, en marzo de 2009, realizada por Fiscal Nacional de Investigaciones Administrativas, Manuel Garrido, se basó en las irregularidades en la ejecución de las obras de extensión de las líneas de alta tensión hasta Pico Truncado. La más llamativa, una diferencia del 45% sin justificación alguna entre los costos de la realización del tendido del tramo Choele Choel – Puerto Madryn (Chubut) y aquél que unió Madryn con Pico Truncado.

Unos meses más tarde, Greenpeace denunció que la empresa Isolux Corsán recibió en 2007, pagos por 142 millones de dólares antes de que la empresa presentara el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) de la usina. Es decir, la obra estaba aprobada más allá de lo que arrojase dicho estudio. (Además, una vez presentado el EIA recibió 50 observaciones por parte de un cuerpo técnico que jamás fueron respondidas).

La central térmica de Río Turbio debería estar finalizada para mediados de este año. Las líneas del interconectado nacional están llegando a la zona más tarde de lo previsto. Pero hay un dato que es crucial y tiene que ver con la raíz de toda esta historia: la usina utilizará unas 3.720 toneladas de carbón por día, eso es 1.200.000 toneladas anuales. Esto implica una necesidad de inversión de enorme envergadura para poner al yacimiento a producir en esa escala. Recordemos que sólo en su momento de mayor producción alcanzó el millón de toneladas, y los últimos datos disponibles hablan de una producción actual de 200 mil toneladas anuales, es decir menos del 20% de lo necesario. Lo más probable es que la usina termine utilizando carbón importado.

El actual Gobernador de Santa Cruz, Daniel Peralta, quien fuera en su momento interventor de YCRT, dijo al anunciarse la construcción de la termoeléctrica que “sin mina no habría Usina”. Pero por estos días, otro ex interventor de YCRT Eduardo Arnold dijo en el programa de TN, “Otro tema” que la CTRT no podrá ser abastecida por el carbón de YCRT, ya que la mina no produce lo necesario. Este dato no es nuevo ya que es “vox populi” en Santa Cruz. Todos saben lo difícil que es que Río Turbio pueda abastecer a la usina, pero admitirlo ponía en riesgo los abultados subsidios anuales que se recibían.

Las inversiones directas parecen no ser suficientes para reactivar la producción de YCRT, a pesar de ser cifras elevadísimas las que anualmente devora el proyecto. En el 2012 la mina, YCRT, recibió 1.300 millones de pesos y en el primer trimestre de 2013, los subsidios otorgados a YCRT aumentaron en un 90 por ciento. Subsidios de esta magnitud vienen repitiéndose desde el 2006, pero de estas cifras sólo el 10%, en promedio, han sido destinados a la inversión directa para la reactivación de la mina, el resto fue dedicado al pago de salarios[4].

El dinero aportado anualmente a la improductiva mina de carbón de Río Turbio es uno de los subsidios más altos del sector energético, ocupa el cuarto lugar en el ranking de subsidios nacionales del sector energético. La inviabilidad económica del carbón se manifiesta en el alto costo que tendrá la electricidad que generará la usina de Río Turbio, si alguna vez lo hace, estimada en más de un 50% por encima el valor que hoy paga el gobierno a los generadores eólicos.

En momentos que la crisis energética y su consecuencia más grosera, la gigantesca importación de combustibles, es hoy un tema crítico para economía nacional, casos como Río Turbio, muestran la impericia con que se han adoptado decisiones, basadas en anuncios demagógicos, negocios poco claros y un despilfarro de recursos que ahora son imprescindibles. Río Turbio fue una mala idea energética, económicamente inviable, sólo posible en una política que supone que el relato puede tapar todas las tragedias y todos los desatinos económicos.


[1] Página/12, 17 de junio de 2004, http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-36822-2004-06-17.html

[2] La Nación, 26 de marzo de 2013, http://www.lanacion.com.ar/1566935-procesaron-al-secretario-de-energia-por-no-controlar-una-mina-de-carbon

[3] Presentada el 3 de Marzo del 2009 ante la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas, por el Dr. Carlos Manuel Garrido, justo antes de retirarse del cargo. El expediente es el N° 26.234 y está en la Fiscalía de Investigaciones Administrativas N°7 de la Dra. Susana Pernas.

[4]INFORME DE EJECUCIÓN PRESUPUESTARIA DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA NACIONAL, Marzo de 2013, ASAP

No hay comentarios:

Publicar un comentario