lunes, 20 de febrero de 2012

Perón + 40

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Al intentar hacer política “verde” en Argentina debe hacerse el ejercicio de detectar y rescatar aquellos hechos y expresiones que han marcado puntos de referencia en el debate ecologista local y su vinculación con las ideas políticas en general. Puesto que las ideas no nacen de la nada y los movimientos sociales tienen sus raíces en cada época y lugar, el ejercicio es sano, siempre oportuno y justo.

Este martes 21 de febrero cumple 40 años un documento que podría haber sido determinante en la política local. No lo fue. Es un documento histórico, por su valor, por su contemporaneidad a ciertos sucesos globales y, por sobre todo, por quien lo escribe.

Se trata del conocido “Mensaje de Juan D. Perón a los Pueblos y Gobiernos del Mundo” fechado el 21 de febrero de 1972, en Madrid.

Aquí, por si hiciera falta aclararlo, debo decir que no es necesario tener afinidad con el pensamiento político de Perón, como es mi caso, para saber reconocer la lucidez de las ideas aún en el disenso. En el ejemplo de este texto increíblemente visionario puede rastrearse esa claridad.

El documento es histórico porque expresa por primera vez una visión renovadora y crítica del pensamiento “moderno” del siglo XX, realizada por un dirigente político nacional de primer nivel y de enorme relevancia como fue J.D.Perón. image

En su texto Perón plantea una ruptura cuando señala que “necesitamos un hombre mentalmente nuevo en un mundo físicamente nuevo”. El mundo “físicamente nuevo” no sólo es producto de la intervención humana, sino que ésta hizo evidente lo que hasta ese entonces era invisible: el planeta no es infinito. Por eso comienza su carta señalando que el desarrollo de las naciones hoy enfrenta “un peligro mayor –que afecta a toda la humanidad y pone en peligro su misma supervivencia- nos obliga a plantear la cuestión en nuevos términos, que van más allá de lo estrictamente político, que superan las divisiones partidarias o ideológicas, y entran en la esfera de las relaciones de la humanidad con la naturaleza”.

No es que se trate de un documento único o revelador, no. Se trata de una visión perfectamente contemporánea con lo que en esos días emergía en el mundo: el movimiento ecologista, una mirada crítica al crecimiento económico sin límites, las evidencias científicas que ya estaban haciendo sonar alarmas en diferentes partes del mundo. El documento replica, en cierta forma, la predica de los estadistas que pocos meses después convocaron a la primera conferencia de la ONU sobre Ambiente Humano en Estocolmo (junio1972).

El mensaje es contemporáneo con la irrupción de la crítica feroz a las sociedades opulentas que protagonizaban las rebeliones estudiantiles de finales de los 60, los movimientos contraculturales que desafiaban a la lógica de la sociedad de consumo y la explotación del Tercer Mundo. Perón no habla de “mejorar” al industrialismo destructivo y la lógica del mercado, habla de “la necesidad de invertir de inmediato la dirección de esa marcha, a través de una acción mancomunada internacional”.

A mi juicio, el mensaje es una ruptura con muchas de las ideas que pregonó y protagonizó el propio Perón hasta ese momento, hablo de su “desarrollismo” y sus encantamientos con la tecnología y que ahora, en 1972, describe como el “espejismo” tecnológico. Luego de este mensaje, poco hizo (o pudo hacer) en la dirección que señala en su escrito. El documento muestra inteligencia y visión. Pero Argentina en 1972 era un caos político y estaba demasiado lejos de este mensaje.

Es sorprendente que hayan pasado 40 años y poco y nada sea lo que los seguidores de Perón hayan asimilado del contenido de este documento. Por eso digo, se trata de un documento “conocido”, nada más. Se lo saca a relucir cuando las papas queman, como pasa por estos días con el debate minero, pero nada más. image

Párrafos tales como: “Las mal llamadas “sociedades de consumo” son, en realidad, sistemas sociales de despilfarro masivo, basados en el gasto porque el gasto produce lucro. Se despilfarra mediante la producción de bienes innecesarios o superfluos y, entre estos, a los que deberían ser de consumo duradero, con toda intención se les asigna corta vida porque la renovación produce utilidades”, no tienen ningún correlato en el “peronismo” realmente existente.

Si bien hay un llamamiento fundamental a los países industrializados el Mensaje es claro en señalar, en varios de sus puntos, las responsabilidades compartidas pero diferenciadas, dicho esto en un vocabulario más actualizado. Luego de advertir sobre la “voracidad” por los recursos naturales de parte de lo que llama “los monopolios internacionales que los buscan para alimentar un tipo absurdo de industrialización y desarrollo” señala que “de nada vale que evitemos el éxodo de nuestros recursos naturales si seguimos aferrados a métodos de desarrollo, preconizados por esos mismos monopolios, que significan la negación de un uso racional de aquellos recursos”.

Insisto, se trata de un mensaje destacable por su contemporaneidad con el movimiento político y social que derivó ese año en la Conferencia de Estocolmo y por su valor conceptual, hoy, por supuesto desactualizado en varios de sus puntos, pero impecable en su enfoque. Muchos conceptos pueden sonar a lugares comunes hoy en día, no lo eran en absoluto en ese entonces. Hay valentía al hablar de política demográfica, del rol de la tecnología y del fetiche del crecimiento. Hay valentía cuando adopta la poco cómoda posición de que el “Tercer Mundo” tiene que modificar su patrón de desarrollo y no replicar el camino que se critica.

Me parece que al cumplirse 40 años de este documento, con honestidad, vale recordar que en la política argentina hubo algunos fugaces intentos de introducir otro modo de entender el desarrollo económico y su relación con el ambiente.

Que durante estos últimos 40 años se lo haya ignorado o se lo haya interpretado de manera de justificar políticas que van en la dirección opuesta a lo que dice el texto, es otra historia y merece otra discusión.

Aquí el documento completo.

Juan Carlos Villalonga

 

Febrero 1972

Madrid

Mensaje de Juan D. Perón a los Pueblos y Gobiernos del Mundo

"Hace casi 30 años, cuando aún no se había iniciado el proceso de descolonización contemporáneo, anunciamos la Tercera Posición en defensa de la soberanía y autodeterminación de las pequeñas naciones, frente a los bloques en que se dividieron los vencedores de la Segunda Guerra Mundial.

Hoy, cuando aquellas pequeñas naciones han crecido en número y constituyen el gigantesco y multitudinario Tercer Mundo, un peligro mayor –que afecta a toda la humanidad y pone en peligro su misma supervivencia- nos obliga a plantear la cuestión en nuevos términos, que van más allá de lo estrictamente político, que superan las divisiones partidarias o ideológicas, y entran en la esfera de las relaciones de la humanidad con la naturaleza.

Creemos que ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobreestimación de la tecnología, y de la necesidad de invertir de inmediato la dirección de esa marcha, a través de una acción mancomunada internacional.

La concientización debe originarse en los hombres de ciencia, pero sólo puede transformarse en la acción necesaria a través de los dirigentes políticos. Por eso abordo el tema como dirigente político, con la autoridad que me da el haber sido el precursor de la posición actual del Tercer Mundo y con el aval que me dan las últimas investigaciones de los científicos en la materia.

Los Hechos

El ser humano ya no puede ser concebido independientemente del medio que él mismo ha creado. Ya es una poderosa fuerza biológica, y si continúa destruyendo los recursos vitales que le brinda la Tierra, sólo puede esperar verdaderas catástrofes sociales para las próximas décadas.

La humanidad esta cambiando las condiciones de vida con tal rapidez que no llega a adaptarse a las nuevas condiciones. Su acción va más rápido que su captación de la realidad y el hombre no ha llegado a comprender, entre otras cosas, que los recursos vitales para él y sus descendientes derivan de la naturaleza y no de su poder mental . De este modo, a diario, su vida se transforma en una interminable cadena de contradicciones.

En el último siglo ha saqueado continentes enteros, y le ha bastado un par de décadas para convertir ríos y mares en basurales, y el aire de las grandes ciudades en un gas tóxico y espeso. Inventó el automóvil para facilitar su traslado, pero ahora ha erigido una civilización del automóvil, que se asienta sobre un cúmulo de problemas de circulación, urbanización, seguridad y contaminación en las ciudades, y que agrava las consecuencias de la vida sedentaria.

Despilfarro Masivo

Las mal llamadas “sociedades de consumo” son, en realidad, sistemas sociales de despilfarro masivo, basados en el gasto porque el gasto produce lucro. Se despilfarra mediante la producción de bienes innecesarios o superfluos y, entre estos, a los que deberían ser de consumo duradero, con toda intención se les asigna corta vida porque la renovación produce utilidades. Se gastan millones en inversiones para cambiar el aspecto de los artículos, pero no para reemplazar los bienes dañinos para la salud humana, y hasta se apela a nuevos procedimientos tóxicos para satisfacer la vanidad humana. Como ejemplo bastan los autos actuales que debieran haber sido reemplazados por otros con motores eléctricos, o el tóxico plomo que se agrega a las naftas simplemente para aumentar el pique de los mismos.

No menos grave resulta el hecho de que los sistemas sociales de despilfarro de los países tecnológicamente más avanzados funcionan mediante el consumo de ingentes recursos naturales aportados por el Tercer Mundo. De este modo el problema de las relaciones dentro de la humanidad es paradójicamente doble: algunas clases sociales –las de los países de baja tecnología en particular- sufren los efectos del hambre, del analfabetismo y las enfermedades, pero al mismo tiempo las clases sociales y los países que asientan su exceso de consumo en el sufrimiento de los primeros, tampoco están racionalmente alimentados, ni gozan de una auténtica cultura o de una vida espiritual o físicamente sana. Se debaten en medio de la ansiedad y del tedio y los vicios que produce el ocio mal empleado.

El Espejismo de la Tecnología

Lo peor es que, debido a la existencia de poderosos intereses creados o por la falsa creencia generalizada de que los recursos naturales vitales para el hombre son inagotables, este estado de cosas tiende a agravarse. Mientras un fantasma –el hambre- recorre el mundo devorando 55 millones de vidas humanas cada 20 meses, afectando hasta a países que ayer fueron graneros del mundo y amenazando expandirse de modo fulmíneo en las próximas décadas, en los centros de más alta tecnología se anuncia, entre otras maravillas, que pronto la ropa se cortará con rayos láser y que las amas de casa harán sus compras desde sus hogares por televisión y las pagarán mediante sistemas electrónicos. La separación dentro de la humanidad se está agudizando de modo tan visible que parece que estuviera constituida por más de una especie.

El ser humano, cegado por el espejismo de la tecnología, ha olvidado las verdades que están en la base de su existencia. Y así, mientras llega a la Luna gracias a la cibernética, la nueva metalurgia, combustibles poderosos, la electrónica y una serie de conocimientos teóricos fabulosos, mata el oxígeno que respira, el agua que bebe y el suelo que le da de comer, y eleva la temperatura permanente del medio ambiente sin medir sus consecuencias biológicas. Ya en el colmo de su insensatez, mata al mar que podía servirle de última base de sustentación.

Después de la Tierra, el Mar...

En el curso del último siglo el ser humano ha exterminado cerca de doscientas especies animales terrestres. Ahora ha pasado a liquidar las especies marinas. Aparte de los efectos de la pesca excesiva, amplias zonas de los océanos, especialmente costeras, ya han sido convertidas en cementerios de peces y crustáceos, tanto por los desperdicios arrojados como por el petróleo involuntariamente derramado. Sólo el petróleo liberado por los buques cisterna hundidos ha matado en la última década cerca de 600.000 millones de peces. Sin embargo seguimos arrojando al mar más desechos que nunca, perforamos miles de pozos petrolíferos en el mar o sus costas y ampliamos al infinito el tonelaje de los petroleros sin tomar medidas de protección de la fauna y la flora marinas.

...y el Agua Potable

La creciente toxicidad del aire de las grandes ciudades es bien conocida, aunque muy poco se ha hecho para disminuirla. En cambio, todavía ni siquiera existe un conocimiento mundialmente difundido acerca del problema planteado por el despilfarro de agua dulce, tanto para el consumo humano como para la agricultura. La liquidación de aguas profundas ya ha convertido en desiertos extensas zonas otrora fértiles del globo, y los ríos han pasado a ser gigantescos desagües cloacales más que fuentes de agua potable o vías de comunicación. Al mismo tiempo, la erosión provocada por el cultivo irracional o por la supresión de la vegetación natural se ha convertido en un problema mundial, y se pretende reemplazar con productos químicos el ciclo biológico del suelo, uno de los más complejos de la naturaleza. Para colmo, muchas fuentes naturales han sido contaminadas; las reservas de agua dulce están pésimamente repartidas por el planeta, y cuando nos quedaría como último recurso la desalinización del mar nos enteramos que una empresa de este tipo, de dimensión universal, exigiría una infraestructura que la humanidad no está en condiciones de financiar y armar en este momento.

Alimentos y Armas

Por otra parte, a pesar de la llamada revolución verde, el Tercer Mundo todavía no ha alcanzado a producir la cantidad de alimentos que consume, y para llegar a su autoabastecimiento necesita un desarrollo industrial, reformas estructurales y la vigencia de una justicia social que todavía esta lejos de alcanzar. Para colmo, el desarrollo de la producción de alimentos sustitutivos está frenada por la insuficiencia financiera y las dificultades técnicas.

Por supuesto todos estos desatinos culminan con una tan desenfrenada como irracional carrera armamentista que le cuesta a la humanidad 200.000 millones de dólares anuales.

A este maremagno de problemas creados artificialmente se suma el crecimiento explosivo de la humanidad. El número de seres humanos que puebla el planeta se ha duplicado en el último siglo y volverá a duplicarse para fines del actual o comienzos del próximo, de continuar la actual “ratio” de crecimiento. De seguir por este camino, en el año 2500 cada ser humano dispondrá de un solo metro cuadrado sobre el planeta. Esta visión global está lejana en el tiempo, pero no difiere mucho de la que ya corresponde a las grandes urbes, y no debe olvidarse que dentro de veinte años más de la mitad de la humanidad vivirá en ciudades grandes y medianas.

Política Demográfica

Es indudable, pues, que la humanidad necesita tener una política demográfica. La cuestión es que aún poniéndola en práctica, ya con el retardo con que comenzaremos, no producirá sus efectos antes de fin de la década en materia educativa, y antes del fin de siglo en materia ocupacional. Y que además una política demográfica no produce los efectos deseados si no va acompañada de una política económica y social correspondiente. De todos modos, mantener el actual ritmo de crecimiento de la población humana es tan suicida como mantener el despilfarro de los recursos naturales en los centros altamente industrializados donde rige la economía de mercado, o en aquellos países que han copiado sus modelos de desarrollo. Lo que no debe aceptarse es que la política demográfica esté basada en la acción de píldoras que ponen en peligro la salud de quienes la toman o de sus descendientes.

Que Hacer

Si se observan en su conjunto los problemas que se nos plantean y que hemos enumerado comprobaremos que provienen tanto de la codicia y la imprevisión humanas, como de las características de algunos sistemas sociales, del abuso de la tecnología, del desconocimiento de las relaciones biológicas y de la progresión natural del crecimiento de la población humana. Esta heterogeneidad de causas debe dar lugar a una heterogeneidad de respuestas, aunque en última instancia tengan como denominador común la utilización de la inteligencia humana. A la irracionalidad del suicidio colectivo debemos responder con la racionalidad del deseo de supervivencia.

Para poner freno e invertir esta marcha hacia el desastre es menester aceptar algunas premisas:

1. Son necesarias y urgentes: una revolución mental en los hombres, especialmente en los dirigentes de los países más altamente industrializados; una modificación de las estructuras sociales y productivas en todo el mundo, en particular en los países de alta tecnología donde rige la economía de mercado, y el surgimiento de una convivencia biológica dentro de la humanidad y entre la humanidad y el resto de la naturaleza;

2. esa revolución mental implica comprender que el hombre no puede reemplazar a la naturaleza en el mantenimiento de una adecuado ciclo biológico general; que la tecnología es un arma de doble filo; que el llamado progreso debe tener un límite y que incluso habrá que renunciar a algunas de las comodidades que nos ha brindado la civilización; que la naturaleza debe ser restaurada en todo lo posible, que los recursos naturales resultan agotables y por lo tanto deben ser cuidados y racionalmente utilizados por el hombre; que el crecimiento de la población debe ser planificado sin preconceptos de ninguna naturaleza, que por el momento más importante que planificar el crecimiento de la población es aumentar la producción y mejorar la distribución de alimentos y la difusión de servicios sociales como la educación y la salud pública, y que la educación y el sano esparcimiento deberán reemplazar el papel que los bienes y servicios superfluos juegan actualmente en la vida del hombre;

3. cada nación tiene derecho al uso soberano de sus recursos naturales. Pero, al mismo tiempo, cada gobierno tiene la obligación de exigir a sus ciudadanos el cuidado y utilización racional de los mismos. El derecho a la subsistencia individual impone el deber hacia la supervivencia colectiva, ya se trate de ciudadanos o pueblos;

4. la modificación de las estructuras sociales y productivas en el mundo implica que el lucro y el despilfarro no pueden seguir siendo el motor básico de sociedad alguna, y que la justicia social debe erigirse en la base de todo sistema, no sólo para beneficio directo de los hombres sino para aumentar la producción de alimentos y bienes necesarios; consecuentemente, las prioridades de producción de bienes y servicios deben ser alteradas en mayor o menor grado según el país de que se tratare. En otras palabras: necesitamos nuevos modelos de producción, consumo, organización y desarrollo tecnológico que, al mismo tiempo que den prioridad a la satisfacción de las necesidades esenciales del ser humano, racionen el consumo de recursos naturales y disminuyan al mínimo posible la contaminación ambiental;

5. necesitamos un hombre mentalmente nuevo en un mundo físicamente nuevo. No se puede construir una nueva sociedad basada en el pleno desarrollo de la personalidad humana en un mundo viciado por la contaminación del ambiente, exhausto por el hambre y la sed y enloquecido por el ruido y el hacinamiento. Debemos transformar a las ciudades cárceles del presentes en las ciudades jardines del futuro;

6. el crecimiento de la población debe ser planificado, en lo posible de inmediato, pero a través de métodos que no perjudiquen la salud humana, según las condiciones particulares de cada país (esto no rige para Argentina, por ejemplo) y en el marco de políticas económicas y sociales globalmente racionales;

7. la lucha contra la contaminación del ambiente y de la biosfera, contra el despilfarro de los recursos naturales, el ruido y el hacinamiento de las ciudades y el crecimiento explosivo de la población del planeta, debe iniciarse ya a nivel municipal, nacional e internacional. Estos problemas, en el orden internacional, deben pasar a la agenda de las negociaciones entre las grandes potencias y a la vida permanente de las Naciones Unidas con carácter de primera prioridad. Este, en su conjunto, no es un problema más de la humanidad, es el problema;

8. todos estos problemas están ligados de manera indisoluble con el de la justicia social, el de la soberanía política y la independencia económica del Tercer Mundo, y la distensión y la cooperación internacionales;

9. muchos de estos problemas deberán ser encarados por encima de las diferencias ideológicas que separan a los individuos dentro de sus sociedades o a los Estados dentro de la comunidad internacional.

Nosotros, los del Tercer Mundo

Finalmente deseo hacer algunas consideraciones para nuestros países del Tercer Mundo:

1. Debemos cuidar nuestros recursos naturales con uñas y dientes de la voracidad de los monopolios internacionales que los buscan para alimentar un tipo absurdo de industrialización y desarrollo en los centros de alta tecnología donde rige la economía de mercado. Ya no puede producirse un aumento en gran escala de la producción alimenticia del Tercer Mundo sin un desarrollo paralelo de las industrias correspondientes. Por eso cada gramo de materia prima que se dejan arrebatar hoy los países del Tercer Mundo equivale a kilos de alimentos que dejarán de producir mañana;

2. de nada vale que evitemos el éxodo de nuestros recursos naturales si seguimos aferrados a métodos de desarrollo, preconizados por esos mismos monopolios, que significan la negación de un uso racional de aquellos recursos;

3. en defensa de sus intereses, los países deben propender a las integraciones regionales y a la acción solidaria;

4. no debe olvidarse que el problema básico de la mayor parte de los países del Tercer Mundo es la ausencia de una auténtica justicia social y de participación popular en la conducción de los asuntos públicos. Sin justicia social el Tercer Mundo no estará en condiciones de enfrentar las angustiosamente difíciles décadas que se avecinan.

La humanidad debe ponerse en pie de guerra en defensa de sí misma. En esta tarea gigantesca nadie puede quedarse con los brazos cruzados. Por eso convoco a todos los pueblos y gobiernos del mundo a una acción solidaria."

Madrid, 21 de Febrero de 1972 JUAN DOMINGO PERON

 

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sábado, 18 de febrero de 2012

Sus sueños son luces en torno a ti

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Sus sueños son luces en torno a ti

Suplemento Radar, Página/12, Domingo, 12 de febrero de 2012

El miércoles pasado, finalmente se confirmó lo que nadie quería escuchar: Luis Alberto Spinetta había muerto. A partir de 1968, cuando editó el primer simple de Almendra, se fue convirtiendo en una de las figuras más respetadas, admiradas e influyentes del rock nacional. Amado por los músicos, venerado por los especialistas y dueño de un lenguaje único, a los 62 años Spinetta deja más que una huella: un camino entero que todavía tiene mucho por descubrir. En estas páginas, periodistas, amigos y músicos lo despiden.

Por Diego Fischerman

Escuchábamos “Para saber cómo es la soledad” con Miguel. Estábamos en el patio de una casa que su familia alquilaba en La Perla. La canción se llamaba así; aún no era, para nosotros, el “Tema de Pototo”, y la cantaba Leonardo Favio. Allí, los sueños del amigo ausente eran “luces en torno a vos” y no “a ti”, como más tarde descubriríamos en la versión original. En el patio hablábamos de esa canción que, en realidad, escuchaba Carmen, su madre, pero que nos gustaba muchísimo. Teníamos 11 años él y yo 13 recién cumplidos. Era el comienzo del ’69. Era, también, el comienzo de otras cosas.

Escuchábamos a Los Beatles, claro. Pero nada sabíamos de lo que, muy pocos meses después, se convertiría en un credo. Las noticias llegaban así, a saltos. Y cuando lo hacían, transformaban la vida. El simple con “Tema de Pototo”, en su segunda edición, con “Final” del otro lado. “No pibe”, de Manal. La revista Cronopios, llevada a casa por mi padre. Las Pinap leídas en la casa de Juan Rodolfo. Y, en noviembre, en el festival organizado por esa revista en el anfiteatro que estaba al lado de la Facultad de Derecho, Almendra, ese grupo decían que había que escuchar (pero que, en realidad, apenas había actuado por primera vez en marzo). Después, en enero de 1970, el LP con la tapa que tenía a “el hombre de la tapa”. Una fundación. Y un universo, sin embargo, que, más allá de las mitologías, se resistiría a ser fundado por afuera de los límites que los propios integrantes de Almendra señalaban. El rock nacional, claro, existió a partir de allí. Pero cierta clase de rock nacional, ligado al desafío estético, a la exploración de las posibilidades poéticas, al espíritu antropofágico, en palabras de Caetano Veloso –un rock imaginándose capaz de abarcar, como el primer LP de Almendra, todas las músicas–, moriría muy poco después. O sobreviviría, apenas, en las obras de sus propios fundadores y los epígonos más o menos inmediatos: Charly García, el primer Vox Dei, Arco Iris, Fito Páez.

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Este hombercito es el dibujo original de Spinetta para la tapa de Un mañana. Iba a ser una foto de él subiendo la escalera. Llegaron a hacer la foto con Dylan, pero Spinetta cambió e hizo este dibujo.

 

 

 

Recuerdo aquel patio de verano en Mar del Plata no para hablar de mí, en todo caso, sino de la naturalidad con que Leonardo Favio podía apropiarse de esa canción. La misma naturalidad con la que, simétricamente, Luis Alberto Spinetta había podido apoderarse de la balada, como género, para incorporarla en el mundo “beat”. Pueden adivinarse, en esas canciones de Almendra, las huellas de sus orígenes. Es posible imaginar a Spinetta reviviendo canciones de uno o dos años antes. O, incluso, anteriores en unos pocos meses; al fin y al cabo, las noticias llegaban a los saltos también para ellos y no era lo mismo hacer una canción después de haber escuchado a Cream, o a Tommy de The Who, que antes de haberlo hecho. Es factible figurarse a “Laura va” como una especie de tango, a “Plegaria para un niño dormido”, grabada en abril de 1969, como comentario a la “Canción para un niño en la calle” publicada por Mercedes Sosa a fines de 1967. O a “Ana no duerme”, mucho antes que como extraño y original modelo de rock argentino, como canción de cuna casera, acompañada tan sólo por una guitarra. En “A estos hombres tristes” puede detectarse la impresión causada por María de Buenos Aires, de Piazzolla y Ferrer –esos tarareos à la Swingle Singers, o a lo Bacharach en su música para Butch Cassidy–, y por el cuarteto de Dave Brubeck. Cualquiera de estas canciones podría volver con facilidad a su forma original, tal como “Tema de Pototo” podía ser interpretado por Favio. Pero lo notable era lo que con ellas hacía Almendra. Porque allí ya estaba inscripta una de las características que haría única, y permanentemente renovada y renovadora, a la música de Spinetta.

Para él, el rock no sería un protocolo cerrado, un marco estilístico rígido al que constreñirse, sino, más bien, un océano en el que navegar con sus propios barcos. De hecho sus canciones más asimilables a un rock estricto (“Rutas argentinas”, “Blues de Cris”, “Me gusta ese tajo”), más allá de algunos rasgos tan personales como inevitables, de pequeños momentos donde, a pesar de todo, esas canciones sólo se parecen a canciones de Spinetta, suenan casi como ejercicios de estilo. El Spinetta clásico está, en cambio, en esos temas donde puede detectarse una zamba, o la lectura de un vals leído por Bill Evans, o un fraseo piazzolleano, y donde, sin embargo, nada es, nunca, exactamente igual a sus fuentes. ¿Dónde poner “Ella también”, “Los libros de la buena memoria”, “Seguir viviendo sin tu amor” o “Durazno sangrando”? ¿Cómo ubicar a “Credulidad”, “La cereza del zar”, “Starosta el idiota”, “Dulce tres nocturno”, “Serpiente (viaja por la sal)” o “Cantata de puentes amarillos”? Caben en el llamado rock nacional sólo porque Spinetta decidió circular por allí y porque, curiosamente, aunque el género tomó muy pocas de sus enseñanzas, lo consideró siempre su maestro. Nada une, en primera instancia, a esas pequeñas obras maestras, llenas de curiosidad y siempre prontas a estallar y proliferar en infinitas direcciones distintas, con el rock de gueto, cerrado en sí mismo y cada vez más reacio al reconocimiento de que hay una vida allí afuera.

Hay en Spinetta un uso único de la armonía, un estilo inconfundible en sus solos con la guitarra eléctrica, un melodismo siempre sorprendente. Hay un afán de extrañamiento, en el sentido que le daban a esta palabra los formalistas rusos, tanto en esos acordes impensables en ese momento y en ese lugar, como en esas escapatorias de la melodía, o en la manera en que las maneras del habla se mezclan en sus letras. Palabras “altas” y “bajas” se cruzan para producir ese efecto de extrañamiento, para que algo sea visto como por primera vez. A veces alcanza el desplazamiento de un acento; en ocasiones la operación pasa por la inclusión de una palabra que jamás se hubiera imaginado en ese contexto (“lúcuma”, “amortajando”), a veces, como en su propia vida, la mera proximidad del cosmos y la foto de Carlitos. Pensar a Spinetta como un gran artista del rock argentino es injusto por partida doble. Por un lado, porque es mucho más que eso. Sus canciones, como muchas de las de Falú, algunas de las de Dames, Demare o Troilo, de Charly García, de Fito Páez o de María Elena Walsh, están, simplemente, entre las más importantes del último siglo de música. No son grandes canciones de rock: son grandes canciones. Por otro, ubicar a Spinetta como alguien del “rock nacional” sería inmerecido también para ese género supuesto. Un género, en todo caso, que sólo excepcionalmente llegó a estar a la altura, o al menos a transitar por los caminos, de su luminosa fundación.

"Los libros de la buena memoria", Invisible (1976), de "El Jardín de los Presentes"

 

Los libros de la buena memoria

El vino entibia sueños al jadear
Desde su boca de verdeado dulzor
Y entre los libros de la buena memoria
Se queda oyendo como un ciego frente al mar. 

Mi voz le llegará
Mi boca también
Tal vez le confiare
Que eras el vestigio del futuro. 

Rojas y verdes luces del amor
Prestidigitan bajo un halo de rush
Que sombra extraña te oculto de mi guiño
Que nunca oiste la hojarasca crepitar?

Pues yo te escribiré
Yo te hare llorar
Mi boca besará
Toda la ternura de tu acuario. 

Mas si la luna enrojeciera en sed
O las impalas recorrieran tu estante
No volverías a truinfar en tu alma?
Yo se que harías largos viajes por llegar. 

Parado estoy aquí
Esperándote
Todo se oscureció 
Ya no se si el mar descansará... 

Habra crecido un tallo en el nogal
La luz habra tiznado gente sin fe
Esta botella se ha vaciado tan bien
Que ni los sueños se cobijan del rumor. 

Licor no vuelvas ya
Deja de reir
No es necesario más
Ya se ven los tigres en la lluvia

miércoles, 15 de febrero de 2012

Rock: música dura. La suicidada por la sociedad

 

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En 1973, Luis Alberto Spinetta escribió un manifiesto llamado "Rock: música dura. La suicidada por la sociedad."


El manifiesto "no sólo estuvo motivado por mis lecturas –dijo Spinetta-, sino por el hecho de que existía un rechazo generalizado hacia el rock de parte de quienes sostenían que no era música argentina y que nosotros no formábamos parte de la sociedad y la cultural local. Creo que hoy esa marginación ya no es igual, por eso considero que la parte filosófica del manifiesto es más vigente que aquellas partes donde hay apreciaciones en el campo de lo profesional."


Durante los conciertos de presentación de Artaud (los famosos domingos por la mañana) una copia del manifiesto fue repartida a cada uno de los que asistieron a esos conciertos. Conocí el manifiesto por Miguel Grinberg y su efímero proyecto “Rolanroc”. Eran años donde el “rock” nos abría un espacio infinito para la experiencia y los ideales.

Cali

 

ROCK: MÚSICA DURA.
LA SUICIDADA
POR LA SOCIEDAD.

Son tantos los matices que comprenden la actitud creativa de la música local – entendiendo que en esa actitud existe un compromiso con el momento cósmico humano,
son tantos los pasos que sucesivamente deforman los proyectos, incluso los más elementales como ser mostrar una música, reunir mentes libres en un recital, producir en suma algún sonido entre la maraña image complaciente y sobremuda que:
EL QUE RECIBE DEBE COMPRENDER
DEFINITIVAMENTE QUE LOS PROYECTOS EN
MATERIA DE ROCK ARGENTINO
NACEN DE UN INSTINTO.
Por lo tanto: el Rock no le concierne a ciertas músicas que aparentemente INTUIDAS POR LAS NATURALEZAS DE QUIENES LAS EJECUTAN siguen guardando una actitud paternalista, tradicional en el sentido enfermo de la tradición, formulista, mitómana, y en la última floración de esta contaminación, sencillamente “facha”.
Sólo en la muerte muere el instinto. Por lo tanto, si éste se mantiene invariable, adjunto a la condición humana a la que necesitamos modificar para reiluminarnos masivamente, quiere decir que tal instinto es la vida.

 
El Rock no es solamente una forma determinada de ritmo o melodía. Es el impulso natural de dilucidar a través de una liberación total los conocimientos profundos a los cuales, dada la represión, el hombre cualquiera no tiene acceso.


El Rock muere sólo para aquellos que intentaron siempre reemplazar ese instinto por expresiones de lo superficial, por lo tanto lo que proviene de ellos sigue manteniendo
represiones, con lo cual sólo estimulan “EL CAMBIO” exterior y contrarrevolucionario. Y no hay cambio posible entre opciones que taponan la opción de la liberación interior.


El Rock no ha muerto.

 
En todo caso, cierta estereotipación en los gustos de los músicos debería liberarse y alcanzar otra luz.
image El instinto muere en la muerte, repito.
El Rock es el instinto de vivir y en ese descaro y en ese compromiso.
Si se habla de muerte se habla de muerte, si se habla de vivir, VIDA.
Más vale que los rockeros, cualesquiera sean sus tendencias (entre las cuales dentro de lo que se entiende por instinto de Rock no hay mayores contradicciones) jamás se topen con los personajes hijos de puta demonios colaterales del gran estupefaciente de la represión que pretende conducirnos por el camino de la profesionalidad.


Porque en esa profesionalidad se establece –y aquí entran a tallar todas las infinitas contusiones por las que se debe pasar hasta llegar a dar– un juego que contradice a la liberación, que pudre el instinto, que modifica como un cáncer incontenible la piel original de la idea creada hasta hacerla, en algunos casos, pasar a través de un tamiz en el que la energía totalizadora de ese nuevo lenguaje abandona la sustancia integral que el músico dispuso por instinto en su momento de crear, y luego esa abortación está presente en los escenarios, en la afinación, hasta en la imagen exterior del mensaje cuando por fin se hace posible verlo.
Tengo conciencia de que el público ve esta debilidad y no se libera: sufre.
Luego esta ausencia de totalidad, esa parcialidad, es el negocio del Rock.


El negocio del cual imageviven muchos a costa de los músicos, poetas, autores, y hombres creativos en general. O sea, esta difamación de proyectos sólo adquiere relieve en esa “ganancia” que representa haber ejecutado el negocio, y solamente en ese nivel hay una aparente eficacia.
Es la parcialidad de pretender que algo que es de todos termina en definidas cuentas en manos de aquellos bastardos de siempre.


Este mal, por último rebote, cae nuevamente en la nuca de los músicos, y los hace pelota. 
Luego de participar del juego, son muy pocos los que aun permanecen con fuerzas para impedir la trampa al repetir una y otra vez el juego mediante el cual expresarse, o simplemente arriesgar en el precipicio de la deformación un mensaje que por instintivo es puro y debería llegar al que lo recibe tal cual nació.
Este juego pareciera ser el único posible (hay mentalidades que nos fuerzan a que sea así).


Lo importante es que hay otros caminos.
Luego de haber caído tantas veces antes de ejecutar esa caída final, parábola definitiva en la que se cierran los cerebros para no amar ni dar, hay muy pocos músicos que pueden seguir conservando ese instinto.
DENUNCIO
SIN EL LIMITE DE LA DENUNCIA
A LO QUE NO RECIBE DENUNCIA
A LO QUE LA DENUNCIA TRASPASA
A ALGO PEOR QUE LA DENUNCIA.


Denuncio a los representantes y productores en general,
y los merodeadores de éstos sin excepción,
por indefinición ideológica y especulación comercial.
Ya que estos no se diferencian de los patrones de empresa
que resultan explotadores de sus obreros. O sea, por
ser los engranajes de un pensamiento de liberación
a quienes no les interesa que toda la pieza se mueva, dado
que al producirse el más mínimo movimiento, serían los
primeros en auto reprimirse y dejarían por tanto
de participar en la cosa.

 

Denuncio a ciertas agrupaciones musicales que se alimentan
con esas mentalidades no libres, a pesar de contar con
el apoyo del público de mente libre.

 
Denuncio a otros grupos musicales por repetitivos y
parasitarios, por atentar contra la música amplia y
desprejuiciada, estableciendo mitos con imágenes calcadas
de otras músicas que son tan importantes como las
que ellos no se atreven a crear ni sentir.

 

Denuncio a los tildadores de lo extranjerizante, porque
reprimen la información necesaria de músicas y actitudes
creativas que se dan en otras partes del planeta, y
porque consideran que los músicos argentinos no pueden
identificarse con sentimientos hoy día universales.
Además es de prever que si estos señores desconocen
que la Argentina provee a su música nuevos contenidos
nativos, ellos mismos están minimizando la riqueza
de una creación local apenas florecida.

 

Denuncio a otras mentalidades por elitistas
y pronosticadoras del suceso de la muerte de algo que por
instintivo no puede morir antes de la vida misma.

 

Denuncio a las editoriales “fachas” por distribuir
información falsa en sí misma, y por deformar
la información verdadera para hacerla coincidir con las
otras mentalidades a las que denuncio.

 

Denuncio a los participantes de toda forma de represión
por represores y a la represión en sí por
atañer a la destrucción de la especie.

 

Denuncio finalmente a mi yo enfermo por impedir que mi
centro de energía esencial domine este lenguaje al
punto que provoque una total transformación
en mí y en quien se acerque a esto.


El  rock, música dura, cambia y se modifica,
en un instinto de transformación.

 

“Cantata de puentes amarillos” de Artaud (1973)

lunes, 13 de febrero de 2012

Cuidar con amor este jardín de gente

 

 

Ser Spinetta

Esta es una de las raras entrevistas concedidas por el músico argentino. Quizá por eso no omitió ningún tema. Habló de sus obras, la poesía y la preocupación por la muerte. Se refirió al misterio de Dios, criticó duramente las religiones y todo fanatismo. Evocó los miedos de la niñez y a sus padres. Renegó de las drogas e invitó a sus queridos fantasmas a un risotto

Por Rodolfo Braceli, Para LA NACION 22/11/2008

 

 

 

 

Ésa es. Seguro que ésa es, pensé en voz alta. El miedo que trae la aventura de todo reportaje me había extraviado el papelito con la dirección exacta. Caminé entre el 4000 y el 5000 de Iberá deletreando el semblante de las sucesivas casas. Sentía que la que buscaba iba a rebelárseme. A los quince minutos me detuve: ésa es. Seguro que ésa es. La casa, de frente liso, hermética, latía un vehemente azul eléctrico que en lo subcutáneo parecía tener el pulso del verde y el rojo. Inquietante azul. Toqué el timbre sin dudar. Asomó Spinetta adentro de unas zapatillas de goma y de un pantalón rojo y de un entusiasmo absolutamente matinal aunque eran las seis de la tarde.

¿Así que vos sos el flaco Spinetta?, me salió cuando hablamos por primera vez por teléfono. Y me confirmó que él era él: "Luis Alberto o Flaco o Luigi". Sin vueltas aceptó la entrevista pero con una condición insólita, y más en la Argentina: "Que no sea nota de tapa. Una fotito mía adentro y ya está". Le dije que sí, pensando en una inaudita tapa blanca con un epígrafe explicando: "Aquí debía estar la foto de Spinetta".

Entro a su casa-estudio. Hacia la calle ninguna ventana. En el living una pila de cajas, "soy bastante cartonero, viste". Después el estudio, una inmensa consola. Más allá, una enorme cocina y paredes con cientos de cds. "¿Tomás un tecito?" Y ya corre a buscarlo. Y vuelve saltarín con la taza bailando. Advierto que Spinetta vive en estado de alegrísima paradoja, columpiándose.

Para que la conversación tenga un espinazo y no se nos invertebre llevo un machetito con los nombres de sus bandas en cuatro décadas: Almendra, Pescado Rabioso, Invisible, Spinetta Jade. Además, la sucesiva discografía: Almendra , Desatormentándonos , Artaud , Madre en años luz , San Cristóforo , A 18 minutos del sol , Los ojos , Kamikaze ... Don Lucero , Fuego gris , Silver Sorgo , Para los árboles , Pan , Un mañana Spinetta intenta aquietarse, pero sale disparado a buscar fuego. Ahí yo rompo el machetito en ocho pedazos. Me quedo con un par de preguntas, escondidas. Veré si las pronuncio. Que venga lo que sea.

¿En qué consiste "ser Spinetta"? En alguien que vive anidado en su bunker. Su quietud es terriblemente inquieta. El suyo es un ombligo en ferviente erupción. Tiene hormigas en el cuerpo y en el alma de su cuerpo. Fuma como si fuera la primera vez, o la última. Está condenado, más que a parecer, a ser un incesante adolescente. Sin embargo este tipo, tan adolescente, es abuelo. Más: Spinetta anda por la vida con una tijera y tajea la red que debiera protegerlo cuando se arroja a las cosas más menudas como si fueran abismos. Ya veremos: es un ingeniero cirujano que trata de descifrar "las patrañas del aire". A todo esto, créanlo, "sus ojos permanecen ante cualquier colmo".

Inexplicable, le pregunto si duerme como diosmanda.

-Desde hace años hago cuatro horas de sueño por día. Y una vez que me despiertan los pajaritos o lo que sea... chau. Se prende todo, viste. Y ahí bajo: diario, cigarrillo, computadora, dibujo o lo que sea. Ya no puedo parar.

-Habrá un golpecito de siesta.

-La siesta, un viejo anhelo? Mi señora es de Santo Tomé y su familia duerme la siesta meticulosamente. Bueno, cuando yo voy allá me tiro pero siento...

-Remordimiento.

-Quizá, jaaa... Me pregunto qué me estoy perdiendo. Uy, no te traje cucharita. ( Se va y vuelve corriendo. Además, me trae un caramelo. Y retoma: ) Puede ser no querer perderme nada, pero me despierta la menor cosita. Y por otro lado mi teléfono ha sido muy castigado, llama gente y corta. Mi pieza no tiene cortinas, me despierta el sol, eso me encanta eh. Yo trato de usar hasta la última gota de luz natural. Pero no para ahorrar: los colores cambian cuando baja el sol, hacia la noche. Estamos en este colmenar de cemento y quiero que la luz natural me adormezca.

-¿Qué ves por la ventana de tu dormitorio?

-Las azoteas vecinas, un resto de árbol. Tengo una manía: detesto las rejas. Prefiero un ladrillo de vidrio a una ventana enrejada. Es como limpiarse y seguir cagando, ¿entendés? Eso me aterra. Prefiero un bunker con tres aires acondicionados ¡y no ventanas falsas!

-Se nos va la mano con el miedo. Alguien dijo que es como una adicción.

-Pura paranoia. Hay una propaganda de puertas "Pentágono", nombre odioso, que muestra una escena terrorífica y la solución es... ¡jaaa, la puerta blindada!

-Por poco tirás tu taza, Luis.

-Soy muy torpe, medio eléctrico, y como estoy viejo ya la electricidad se me escapa y tiro cosas. Mejor no me regalen copas.

-Así que te despertás y a dibujar.

-Si es un sábado o un día tranquilo también toco la viola, a veces siento algo que me llama para hacer una canción, pero en general me pongo a dibujar con el fotoshop mandalas digitales, esferas curativas... Si pienso que eso es arte, soy un salame; si pienso que son intentos creativos ahí lo veo mejor.

-¿Y el autor creador?

-Por otro lado está escribir y está la música. Aquella cosa a la que uno accede por un fuego que lo abraza y que uno debe ir a buscar sí o sí. Yo estoy para hacer canciones. Si los dibujos se me borran no me importa un belín. En cambio, cuando uno piensa algo y no lo escribe lo pierde para siempre...

-Hay que atrapar la palabra ahí, en su virginidad.

-Ahí va. A mí cualquier cosa me sirve para escribir. Tengo una idea y la vuelco donde venga, a veces sobre un pedazo de diario. O dibujo mientras converso con un amigo.

-Todo el tiempo necesitás expresarte.

-Me mata no hacer nada.

-¿Y qué hacés cuando no hacés nada?

-Hago pan, hago pizza, preparo una comida tailandesa o mexicana... Me encanta cocinar, gran desenchufe. El intelecto está aplicado a un lugar tan diferente... Cocinar contrabalancea la angustia del que pronto se va a meter con algo arduo, porque recibe una voz desde adentro. Y entonces ahí ya no hay otra que tirarse sobre un papel, a sentar poesía, frases aisladas?

-Relámpagos de pensamiento.

-Ahí va. Hay que hacer pan y hay que hacer canciones. Porque si viviera todo el tiempo haciendo poesía, música, me consumiría. Moriría rápido... Me preservo haciendo cosas que no sean las que me consumen. Además, sin consumirte no es posible crear nada. Qué sé yo, es un lindo balanceo que crea un mundo cerrado, o una pequeña cárcel iba a decir, un lugar que es el propio y te abstiene de un mundo con una dinámica de frivolidad y no frivolidad.

-Tu balanceo supone una actividad sin resuello.

-Sí, permanente. No soy un individuo de paz.

-Pensar que hay tantos que no tienen resuello, pero en la rutina.

-Lo dicen los primeros temas de Almendra, ¿no? "Si tus pies nacieron viento, déjalos correr..." ¿Cómo soporta la obrera en la colmena o la hormiga en su hormiguero? Se mueven todos como uno y uno como todos y no importa la vida de nadie: ¡el bocado perfecto para la malignidad! Eso, los seres que parecen no despertar, son el bocado perfecto para la ignorancia y el águila maliciosa. No el bocado del águila como invocaba Castaneda sino el del engranaje que nos quita el alma.

-La muerte, ¿te ocupa, te preocupa?

-Bueno, es quien nos acompaña, ¿no? Está presente siempre, hasta que finalmente nos toca. La muerte lejos no puede estar. Porque somos burbujas que se rompen con una facilidad absoluta. Pero ella no es una presencia que me impida cantar, ni ser feliz, hoy. Si la ignoramos demasiado somos unos ridículos, como ése que se pega un pedo tremendo y sale a 180 y mata gente... Algo más: creo que si sos una persona enfermiza con la muerte te vas a hacer muy amigo y te va a llevar antes. Importa darse cuenta de la devoración que sucede en el universo. Prestar atención, astronómicamente hablando, tanto a la devoración como al nacimiento que se produce constantemente de a trillones de partículas. Un fragor debe haber en todo esto... Si no entiendo esto no podría crear. Perece una cosa y nace otra. Frente a tal magnitud, si uno se queda pensando en eso, pucha, empieza la tragedia. Un amigo me decía: "Me imagino que cuando me muera vendrá un tipo con una risotada jojojo ... Vení, boludo, me dirá el tipo parecido a Papá Noel". Ese jojojo vendría a ser la risa de Dios.

- A la palabra Dios, ¿la decís con mayúscula?

-Cuando era joven la escribía con minúscula, le temía. Hoy lo pongo con mayúscula porque uno más uno es Dios. Punto. Dios no es nada en particular, es una idealización que hemos aguantado insoportablemente. Creo que Dios es práctico, nos evita explicaciones.

-Dios, ¿es una sílaba para frenar el vértigo de las preguntas?

-Esto es tan insondable? Más vale tener una cosa práctica para nombrar. Entonces decimos Dios. Vos viste que en las religiones de origen musulmán todo es texto, no hay visualización de Dios. No hay barba, no hay cruz, no hay un chino con los ojos en paz como Buda. Muy piola eso. Ahora, si pensamos que Dios es alguien que nos está viendo y si hacemos una macanita nos cae un rayo... cagamos, ¿ok?

-De modo que tener a Dios es práctico.

-Mejor tener a Dios que no tener a nada... Si no, ¿cómo nombrás el conjunto de cosas que no son Dios? Sería abrumador, asfixiante. No tener a Dios te convierte casi en rata, ¿no?

-¿Qué pensás de las religiones?

-Bueno, son el show business de Dios. Para poner a Dios en escena se tienen que hacer cargo los hombres, que están constituidos de cagadas y errores. Por lo tanto, envilecerse a través de Dios o del dinero o de la música es muy fácil. Las religiones son como una especie de excrecencia de la peor porquería, porque es como el pedo que se va tirando Dios a través de la institución. Huele mal. En todas las religiones hay unas sanatas tremendas. Y están metidos con los que tienen el Poder? Las guerras religiosas, ¿nos van a azotar hasta el fin del tiempo?... Y entonces esas religiones, ¿qué hacen? ¡compran las armas!

-A veces a las armas se las bendice.

-Sí, para quitar la vida... El universo no es cruel, el hombre sí. Cuando estalló la bomba atómica un científico dijo "¡Uy, parece la diosa Shiva!" Sí, ¡la concha de tu abuela parece también! Qué loco estás, boludo, si tenés que tirar una bomba para ver a la diosa Shiva. ¡Comprate un cuadro! Bueno, la pregunta es?

-¿Es...?

-Es cómo hacer para no ser un gas de Dios ¿no? No sé... me da lo mismo estar en la cola del gas o ser la materia primigenia. En esa escala estamos todos disponibles. Mientras, las religiones son un cáncer y a la vez han sido prácticas para los gobernantes...

-Te quedaste suspendido en una sonrisa. ¿Se puede saber, Luis, por qué?

-Porque nos metimos en un quilombo, hermano.

(La sonrisa desemboca en una carcajada. Sobre el pucho, otro cigarrillo.)

-Me apasiona meterme en quilombos, me doy manija y se me ocurren cosas. Lo que pasa es que nada es tan importante, nada. Tratemos de ser felices, por lo que dura este pedo en canasta... Esto, sin cagar a nadie? Vivimos en un mundo que está regido por el intento de adquirir la felicidad a un paso casi ciego: el rico por miserable; el de la villa porque consigue el radar y quiere copiar al de arriba. La gente afana para ser feliz, porque comer la hace feliz, y porque si no come se muere? Además, los fanatismos: el mundo musulmán y el occidental enfrentados. Yo no sé si la pasión ciega así intenta ser feliz... es enfermiza, como que lo único que quiere es una eyaculación precoz, satisfacer un instinto de caimán casi.

-¿Esa pasión ciega dónde la ves más acentuada?

-Me refiero a los fanatismos de cualquier proveniencia. Imaginate un republicano del sur de los Estados Unidos, superguacho, antisemita antimejicano antinegro? Ese fanatismo y el otro: ninguno de los dos quiere ser feliz, se basan en destruir al otro. Y esto es autodestrucción también. De un lado arrasan inmolándose, son valientes; del otro mandan bombas inteligentes y encima no ponen el pellejo? La misma cabeza, diferentes métodos. La misma ceguera: en unos la educación y el cinismo de una cultura todopoderosa tecnológicamente y en otros el tipo que tiene un palo y que se expresa de manera romántica: primero va él y después... adiós. No nos engañemos: tanto al superguacho republicano antitodo que hace mierda ciudades con bombas, como al que apalea a la mujer y la aparta cual si fuera el peor animal, habría que ir a cargarlos a patadas. ¿Yo no soy quién? Ok. Sí, hay que respetar todas las creencias, ¡pero son unos retardados de la concha de la lora!

-Mujeres reducidas...¿y qué de la pornografía?

-A veces el infierno de un mundo se refleja en el paraíso de otro. La mujer filmada con tres tipos en una cama, es peor animal que la otra que está oculta... En un estudio de Los Ángeles una mina filma pornografía y en una calle de Pakistán a otra la cagan a latigazos por sacarse el velo. Terrorífico. Desapacigua el alma, no genera ninguna poesía.

-Es desmayante.

-Desmayante. Ahí va. Perfecto, vos lo dijiste, es apático.

-A este paso para conseguir un Apocalipsis no hacen falta bombas.

-No, no hace falta inflamar más la llama autodestructora? Te tomás otro tecito. ¿Sí?

(Y ya se fue, picando como un pelotita de ping pong, livianísimo. Pronto vuelve con el té. Y esgrimiendo otro caramelo?)

-Hay una pregunta eterna, de vereda: este mundo, ¿adónde va a parar?

-Uno no puede juliovernizar: por un lado vendrán equipos de audio flotantes, con un sistema levitatorio magnético. Por otro va a haber unos males de la concha de la lora. Sin juliovernizar quiero ser optimista y pensar que la cultura va a ir, genéticamente, eliminando las zonas del cerebro que son las de la irritabilidad y la venganza. Quizás ése sea nuestro final.

-Por ahí se termina la irritabilidad y concluimos como género humano.

-Supongamos que no, pero: ¿quién puede decir que al carecer de irritabilidad alcancemos la felicidad? ¿Qué tipo de paz sería aquélla que se produjera con un hombre carente de irritación, que redistribuyera su energía como para poder curar sin medicamentos?... Cosas medio desopilantes, ¡que uno quisiera que sucedan! Como que no se muera la gente de hambre mientras que con lo que otros tiran a la basura come un pueblo. Es un pensamiento judeocristiano, no avancé ni un centímetro. Espero que esto mejore. ¿Cómo? Con mayor justicia social.

-Luis, ¿tenés esperanza o querés tener esperanza?

-Tengo esperanza porque en ella están las únicas notas que interceptan el silencio. Cada nota es una esperanza, mientras que el silencio no posee ninguna esperanza más que la de ser una nota.

-Se trata de una pulseada para vadear el silencio.

-Más que pulseada nuestros propios pulsos. ¿Acaso no son nuestros pulsos un movimiento constante de esperanza? La única esperanza que existe para el silencio es que aparezca una nota, y cuando aparece, el silencio también empieza a expresarse, a ser música. Contamos con esperanza casi como si contáramos con cuerpo.

-La esperanza, arduo trabajo. ¿Cómo la sostenemos?

-Hay que tener fe. Es al cuete poner en juego cosas sin pensar que van a funcionar. Además, veamos: falta demasiado el sentido común. Ejemplo: ¿es necesario hacer un curso en la NASA para darse cuenta de que en un lugar cerrado lleno de género si encendés una bengala sucede Cromañón?

-Ese "no darse cuenta", tan frecuente, ¿a qué se deberá?

-A muchos años de falta de educación y salud. Tengo fe en que si cambia la educación y la salud el país va a mejorar. Nos sentimos orgullosos de Messi. ¡Qué orgullo ganar la medalla de oro de la olimpíada con nuestro fútbol! Pero, ¿por qué también no ganamos la medalla por tener los mejores hospitales de Sudamérica, flaco? ¿Por qué tiene que ser Cuba, un país cincuenta años bloqueado, el que tenga mejores hospitales? Y además ganan docenas de medallas olímpicas, ¡pero dejame de joder! Ese es el trabajo: mejorar la salud y la educación. A partir de esto todo será mejor, hasta la cana. Y se podrá andar por las calles sin ser protagonistas del país con mayor cantidad de accidentes de automóviles.

-Cierto secreto orgullo nos produce ostentar récords mundiales, no importa el rubro. Decime, ¿vos sabés manejar?

-¡Ahí va! Yo preventivamente vendí mi auto hace poco ( larga una carcajada ) Manejar me encanta, me apasionan los autos. Pero ¿viste?, las ciudades están abarrotadas. El auto, creado para la libertad, te esclaviza. Se perece en el auto. Perecen minutos que suman días y años de nuestra vida ¡adentro de un auto! Más el gasto público del cuerpo. Intelectualmente te mata estar en un embotellamiento. Hablábamos el otro día con mis suegros, los Fernández, muy inteligentes y laburadores, que en Estados Unidos ya no hay bolsitas de nylon, sólo de papel? La alquimia humana es una especie de saltimbanqui, viste: crea y destruye. Con la ciencia también pasa eso? Un día dirán: no, tenían razón los que sostenían que la Tierra estaba apoyada sobre dos elefantes. Ahí está: los descubrimientos científicos primero para la guerra y después para el bien de la humanidad. Hay una gran ingenuidad en la masa de cerebritos que brillamos en relación a los designios del cosmos. Si viene un meteorito ¡no queda ni el loro, hermano!

-Estamos desguarnecidos.

-A la intemperie. Pero, sin embargo ambición y sueños nos llevan a que sigamos en la búsqueda de lo invisible. ¿Viste que bombardean partículas atómicas para entender el origen del mundo? Con el costo de eso ¡le dan de comer a todo África! Lo cierto es que el cosmos es insondable y que somos unos boludos intentando escribir en el mar, y con tinta.

-Bajemos a tus primeros días, cuando aprendías a respirar.

-Tengo recuerdos muy patentes de los cuatro, cinco años. Imágenes jugando con mi hermana Ana en un auto, y hablábamos con él. Le decíamos, "¿Te falta nafta?" "Sí, tienen que cargarme nafta che". El auto era un banco largo. Y también teníamos un taller, Farulo y Rulo , mi hermana y yo. Allí arreglábamos cosas de señoras hinchapelotas y las cagábamos a pedos: "No señora, esto no sirve, déjese de embromar".

(Spinetta se desenrosca detrás de otra carcajada. Se pone de pie, sin duda está viendo lo que cuenta:)

-Era un taller imaginario, medio garca. Caían unas señoras desubicadas con objetos de la época de ñaupa y nos encantaba decirles: "Doña Juana, ¡pero esto no tiene arreglo!" A nuestras abuelas cuando cobraban la jubilación les hacíamos el apriete: "Abuela, ¿rebrobadgalás chicle?" "¿Queeeeé?" Era medio sordita esa abuela. Al final se lo decíamos al unísono: "Abuela, ¿nos podés comprar chicles?" "¡Ah, chicle!", decía la madre de mi padre.

-Aquella niñez, ¿qué miedos incluía?

-Yo tenía horror a los fotógrafos? Por ahí paf, estallaba el magnesio. Y aparezco llorando. También le temía a las locomotoras. La locomotora era un monstruo negro que hacía temblar el andén de la estación Núñez. Y recuerdo apariciones de mamboretá. El miedo y la curiosidad nos exigía acercarnos; por ahí volaba o eso...

(¿Los reportajes estimulan los riñones? Pausa para ir al baño. De vuelta, frente a frente, siento que se acerca la posibilidad de hacer el par de preguntas que guardé. Spinetta toca la pared medianera y me dice, como en secreto:)

-Al lado hay una casa de fiestas. Cuando hay cumpleaños de chicos nosotros bajamos el volumen en el momento de apagar las velitas. Para que nuestra zapada no les invada el cumpleaños feliz. No hay derecho. Nada más lindo que un chico soplando una velita, viste.

-Cerrá los ojos. Seguí mirando lejos.

-Cosas no muy gratas de recordar, ciertos sueños nocturnos. Mis padres no podían contenerme; yo les decía angustiado, llorando: "Estoy en un lugar del mapa, muy lejano"... Se despertaban todos, gran quilombo, gritos, llantos? Mi madre empezó a poner plantas de ruda debajo de mi almohada y me pasaba un trapo negro por la cabeza. Lo recomendó alguna bruja, jaaa. Al fin me curaron.

-¿Qué más, allá en el fondo de tus días?

-Tenía pensamientos en donde mi madre era una estrella que brillaba en lo infinito. ¿Pensamiento relacionado con la muerte? Andá a saber? De chico ya era medio cabroncito, me gustaba tener mis zapatos, mis cositas. Por lo demás era un chico bueno. Me costaba mucho pelear. Por ahí era peleador pero más de patotita, no de hacerme el canchero yo?

-Un poquito cobarde, digamos.

-Sí, más bien cagón en las peleas a piñas. Eso me perdura. Por suerte no me tengo que pelear con nadie.

-¿Y en la escuela?

-Fui muy enamoradizo en la primaria. Vivíamos en Arribeños y Congreso. Por Congreso subía el frío del río en invierno... Por otro lado nuestra familia era humilde, entonces siempre había oportunidad de cagarse de frío bañándose con la serpentina de alcohol de quemar? ahhh? ¿y el alcohol? ¡Se apagó! Yo me rehusaba al delantal almidonado porque me lastimaba el borde del cuello en los días de frío. Uy, y yo peinado a la gomina ¡era una tortura! Y empezaba: "Sarmiento y la madre que te parió, ¿por qué inventaste la escuela?" Yo estaba cabrón con cosas que me parecían injustas. Bueno, ahora pienso que es con educación que las cosas van a mejorar.

-Cerrá los ojos de nuevo. Seguí mirando lejos.

-Año 1955, los Gloster Meteors, el bombardeo a Plaza de Mayo... En casa nos ocultaban el diario Crítica para que no viéramos las fotos con cadáveres y mutilados... Me acuerdo del ruido de los aviones y de los altavoces del Plan Quinquenal y que había una Unidad Básica a metros de mi casa, arengas y mis padres muy fans de Evita? Con el tiempo, leo y me decepciono tanto... Qué manga de traidores en nuestra patria. Una sarta de hijos de puta, hermano. De golpe a los diecisiete, preferíamos a Vallejo, a Cortázar... Con Emilio del Guercio picábamos a Bradbury, a Artaud? Hoy sí me meto con la historia, ¡y los libros de Piña son una piña! Qué sarta de personajes han repetido la cagada, parece un destino histórico.

-Nos creíamos los mejores del mundo. Eso ya pasó. Ahora nos consolamos creyendo que somos los más inexplicables. Siempre "los más".

-Eso se toma como una virtud, ¿no? Y bueno, el argentino es así... aparte está muy manipulado por un trust de negocios formidables entre televisión y diarios. A veces siento miedo. Se silencian tantas cosas? Silencio y muerte van de la mano. Injusticia y silencio, casi son lo mismo, ¿no? Entonces...

-¿Entonces?

-Hay que hacer música. Para no caer en el agobio. La otra vez toqué en Catamarca y les dije: "¡Boludos, no me quiero morir viendo sólo esto!" Auque uno es tan inocente y tan responsable como cualquier otro. Pero quisiera ver las cosas mejor. Tengo cuatro hijos con mi ex señora: Dante, Cata, Valentino y Vera. Vera, la más chica, la luz de mis ojos, está en la edad de la flor. Muy talentosos los cuatro con la música. Las nenas, hartas, no quieren saber nada, pero tienen gran oído las dos.

Mis hijos me llenaron la canasta de nietos.

-Luis, tenía guardada esta pregunta: ¿Será ridículo hablar del ser abuelo con un roquero?

-La verdad: no soy tan buen abuelo. O sí, soy un gran abuelo. Mirá, acá pasa esto: "Abuelo dame hojas", y se ponen todos a dibujar. Un regalo de Dios para mí. Les dibujo autos y los colorean, juegan, tocan los instrumentos. Son muy de agarrar la batería, crean, me dedican los dibujitos. Pero no soy de decir "el abuelo los lleva acá o allá," porque yo casi ni salgo, Rodolfo. Tengo una vida muy sentada. Ir al cine, al teatro, me cuesta porque todo el mundo te mira? Spinetta? Spinetta... Es una bendición que la gente te diga que te quiere, pero soy mucho más feliz acá escuchando a Bill Evans, cocinando? Ahora, si tengo que ir al colegio de Brando, el hijo mayor de Dante, ahí voy con todos los abuelos.

-La otra pregunta basada en un prejuicio: ¿a un roquero se le puede preguntar por su papá?

-Ah, mi viejo... era cantante de tangos. Ahora, pobre, casi no ve ni oye. Lo recuerdo ensayando con sus guitarristas... Yo tendría unos cinco años, abrían esos estuches, brotaba el olor a la madera de la guitarra. Y me veo escuchando a mi viejo por una RCA Víctor, tipo catedral, de madera, que había que esperar que se calentara. Hasta que salía la voz de mi viejo cantando por radio El Mundo. Era Carlos Omar artísticamente. Cantaba: "Al pie de un rosal florido... me hiciste tu juramento..." No era un cantante común.

-¿Cantar era su vocación?

-No tanto, porque cuando instaló su hogar se terminó la farándula. Trabajó en el laboratorio Squibb. Se levantaba a las cuatro y media de la mañana para ir a tomar el tren y volvía a las cinco de la tarde con olor a penicilina. Y hoy tiene cáncer de piel... el contacto con ciertos tóxicos... Ah, mi viejo... él dice: "Tengo ocho nueve"...

(Spinetta calla. Dice "ocho nueve", y otra vez el silencio...)

-Por dónde andás, Luis, ¿en qué pensás?

-Pienso que la longevidad es del largo del escarbadientes de Dios hasta que nos toma como un quesito de la picada.

-¿Vos querés vivir muchos años?

-Ni uno más de lo que haya dictado la vida. Debe ser lo más aburrido no poder morir ¿no? Lo que no me gustaría es estar al pedo, como una forma desgastada. Me gustaría vivir todo lo posible, ¡por qué no!, ¡cómo no! ¡Así tengo más chances de ver algo bueno por televisión! Vivir lo suficiente como para llegar a ver que la salud y la educación han mejorado.

-Uno de tus rasgos parece ser el entusiasmo.

-Soy entusiasta, también generoso. Aunque con estos dos caramelos no te lo demostré ¡jaaa! ¿Viste esa propaganda del tipo con el café grande y el otro con el café chico que le dice "por qué te servís el más grande"? Y el otro le dice: "Y si fueras vos, ¿cuál te servirías?" "El más chico". ¡Es perfecto!

-En la Guerra Civil Española cuando había que dividir una tortilla se decía: "Tú cortas, pero yo elijo".

-Hay frases geniales. Como ésa de Yupanqui. Un músico le dijo: "Maestro, le hice unos arreglos a Lunita tucumana ", y Atahualpa le dice: "¿Qué, la vio rota?" Un tipo muy campeón Atahualpa. Hace llorar a la guitarra el loco. Una poesía que me pone la piel de gallina. Mirá si no.

-¿Cuáles son los poetas que más te acompañan?

-Tuve un tiempo de mucho César Vallejo. Hoy Borges me resulta un poeta conmovedor, y me gusta mucho Alejandra Pizarnik, Idea Vilariño tiene una profundidad desgarradora, siempre vuelvo a Baudelaire, a Rimbaud. Tengo cerca unos haiku que no paro de leer. Es un librito pequeño de Bashö, del año 1600 y pico... Bashö por ahí está dando unas clases de literatura y un alumno le dice: "Mire lo que escribí, maestro: Hermosas libélulas, quitadle las alas, son pimientos´". Y Bashö le responde: Mirá, por qué no lo ves así: "Hermosos pimientos, agregadle alas, son libélulas". Obliterar y rellenar, ¿no? Ese proceder del bocho está latente: podemos distinguir lo que tiene sentido de lo que es una escaramuza.

-Poesía mediante, la vida se inventa a cada instante.

-A veces encuentro poesía en los cuentos de Horacio Quiroga. Imponentes. Me impresionan Pablo Neruda, Octavio Paz, momentos de Santa Teresa... Hay una poetisa que falleció en la tragedia de Santa Fe, Delfina Goldaracena. Ella sabía, sabía su destino. "Tiempo efímero" es el único libro que escribió. Murió en la tragedia del colegio, el 8 de octubre de 2006. A ese colegio asiste mi hija Vera, yo estoy muy solidarizado con los padres que crearon "Conduciendo a conciencia". En medio del dolor esos tipos quieren que sea ley de Estado la educación vial, desde la primaria. Delfina escribía como los dioses, a los quince años, escuchá: "Sólo una vez lo hice por debajo del agua, con el romance, desnuda, en el palacio del mal... Me matan, me entierran, pero mi alma sigue viva..." Una categoría poética desgarrante. La poesía llama de todos lados. ¿Qué seríamos sin poesía?

-Sin ella no habría vida en el mundo. La poesía, el puls? Ahora, decime, ¿cómo es el proceso de tu escritura?

-Tengo dos facetas. Para la canción escribo porque la canción exige una letra y la música siempre está antes. La música esconde algo y uno debe encontrarlo. Es una felicidad tener una tonada nueva, una canción que todavía no dice nada.

-Una felicidad inquietante.

-Ahí va. La tonada está, ¿qué dirá? Si vos tenés una cosa tipo Tom Jobim no vas a poder decir nena nena te quiero ¡vamos a bailar rock and roll! Uno tiene que descubrir el texto que está escondido en esa línea melódica, tiene que poder arrimar. Son esas palabras y no otras.

-Hablabas de dos facetas. ¿Cuál es la otra?

-Tengo cuadernos y cuadernos llenos de poesías.

-¿Se puede saber qué guardás en esos cuadernos?

-Sufrí una separación amorosa muy fuerte hace diez años y canalicé todo escribiendo como un animal. Poesía espontánea, ilegible por lo dolorosa y autosufriente diría. La poesía apareció, aunque yo no quería desembarazarme de mis estigmas. Me elegí una birome Bic gruesa y un marcador, porque el trazo era muy importante. Ese juego infantil del cambio de lapicera me provocaba nuevos versos. ¡Cosa de enfermo! Fumaba y lloraba y bla bla y pi pí, solo, a altas horas de la noche. Me había convertido en un loco de mierda escribiendo como un boludo, llorando en esa catarsis.

-Esos poemas, ¿seguirán secretos o serán un libro?

-No tengo intención de publicar eso, no sé ni me importa si sirve, a mí me sirvió.

-¿Alguna vez escribiste una canción empezando por la letra?

-Muy pocas. Me sucedió adaptando una letra de mi padre. En un disco invisible tengo unas poesías de mi viejo. El proceso inverso no me sale. Yo primero agarro la guitarra.

-¿Tenés registro de cómo hiciste "Muchacha ojos de papel"?

-¿La verdad?

-Toda la verdad.

-Yo estaba enamorado de Cristina Bustamante, mi primera novia. Y ella es la muchacha ojos de papel.

-Borges dudaba de la escritura nacida en el dolor y el amor cercanos.

-Tiene razón Borges, pero bueno, tampoco vamos a dejar de escribir por eso. "Muchacha..." es una canción compuesta en una antigua guitarra española con clavijas a presión, que me prestó un vecino. Llegó a mis manos con cuerdas de tripa, de 1920 era. Y yo empecé a agarrarla a los trece años y de ella salieron algunos temas de Almendra como "Laura va". "Muchacha?" me surgió espontáneamente y me pregunto si no estará influida por "Tu nombre me sabe a hierba", de Serrat.

-Un airecito, un humito lejano...

-Ahí va. Algo de eso en la intención rítmica, pero nos surgió porque sí.

-Estás pluralizando.

-Pluralizo porque era la época de Almendra, y la música pasaba de uno al otro. A la novedad enseguida la aprendía Delmiro o Emilio o Rodolfo a ver qué le agregaban. Esta canción quedó así, sencilla. Se la redondeó en un estilo totalmente acústico.

-¿Y qué pasó cuando la cantaron en vivo?

-Veía pibes y pibas llorando cuando la escuchaban. Lo mismo pasaba con "Plegaria". Muchos se flasheaban, lagrimeaban y uno se ponía a llorar... Ahora veo esos conjuntos de tipos que se golpean y me parece tan horrible eso. La música pueda estar fenómena pero la gente que se golpea me parece algo tan poco gentil... Una aberración.

-¿Cómo te llevás, al escribir, con la metáfora?

-Todas las metáforas nacen de los relatos de la realidad. Borges dice que es casi imposible crear nuevas metáforas, porque hay que creérselas para que sean genuinas. ¿Viste que muchos hemos sido por etapas metaforeros? ¡Qué hinchapelotas!

-Claro, así como el chiste no garantiza el humor, la metáfora no garantiza la poesía.

-Ahí está. Para mí, en la escritura de las letras, lo fundamental es que tengan una idea, que no sean simplemente "álamos de gas", como dice una letra de Almendra. Tienen que contener una acción, algo sinético. No caer en la fabricación de metáforas porque sí.

-Luis, en un par de ocasiones estuve por preguntarte más de tu mamá...

-Escuchame: mi madre, como todas, es hermosa. Marcó mi personalidad tanto por su fuerza como por su dulzura. Es una gran luchadora. Estuvo en los momentos críticos de salud de toda la familia, con un sacrificio impresionante. Es una genia mi mamá, podría haber sido una gran médica o una gran artista. Es alguien a la vez con los pies bien en la tierra. Mi madre siempre representó el cosmos, el universo, y me parece una buena manera de verla.

-¿Qué significa para vos "universo"?

-El universo es lo femenino, lo que se desdobla, lo que puede dar vida. Actualmente mi mamá necesita más mimos y comprensión, por eso la acurruco todo lo que puedo. Ella tiene gran sentido del humor y temple. La cuidamos mucho, aunque ella, rebelde de juventud eterna, no se deja ¡y hasta nos "controla" a todos! Mujer brillante, intuitiva. Evita Perón y Fidel Castro son algunos de sus ídolos más queridos.

-Tampoco hablamos de un tema arduo, la droga. ¿Te viene hacerlo?

-En épocas de Almendra 2 , yo tomaba algún acidito. Mal para mí. Tiempo después, ya no jugaba con mi cerebro a la buena de Dios. Y ya viendo la magnitud de mi propio nacimiento en mis hijos, jamás me atreví a chistes psicodélicos, aunque, debo admitir que, en cambio, de a poco, comencé a esnifar algo, y esnifé. Más mal para mí. Pero hace un montonazo de tiempo que estoy limpio y muy bien, y puedo decir que el interés por aquellas aventuras se extinguió. Siempre me gustó fasar el tiempo, nada del otro mundo.

-¿Y hoy?

-Hoy tabaco, y chupitegüi en la comida, rankean a tope. Peor para mí.

-Pero los buenos vinos son recetados. Sin ánimo de sermón, ¿algo para decirle a los muchachos?

-Ojo los pibes, que no crean que lo único valioso del cuerpo es el pito, y por lo tanto, les importa poco de su bocho.

-Cosa rara, ni mencionamos a Charly García .

-La prensa amarillista ha hecho target en sus cuestiones, con crueldad, y desde hace tiempo ya. Charly, por otro lado, no paró nunca de extraverterse en público y eso siempre lo mantiene en el colimador del buitre. Su genio se impone igual, y lo amamos inescrupulosamente como sociedad devoradora invitada en las ocasiones del buitre.

-Medios de des-comunicación, sociedad devoradora. Ante eso, ¿qué?

-Otra cosa es quererlo y respetarlo por todo lo que da y hacer fuerza para que Charly se recupere. Allí, en ese amor, no existe medio de prensa alguno... Es que uno talla el diamante que desea de sí, más o menos. Me gustaría charlar largas horas tranquilamente con él. Para saber de los mundos que cualquiera de nosotros no se atreve a conocer.

-Luis, por lo general somos ciudadanos o somos personas. Pocas veces llegamos a ser criaturas. Sólo las criaturas pueden jugar y están a disposición de los milagros. Te propongo entregarnos al juego. Yo abro esa puerta y entran tipos de otro tiempo. ¿Aceptás?

-Ahí vamos.

-Fijate, entró Antonín Artaud. ¿Qué te pasa con él?

-Justamente, hace poco volví a ver, por enésima vez, Jeanne D´Arc . Allí está Artaud, con su rostro que deshace la foto. ¿Artaud aquí? Me quedaría sin habla bastante y luego, no sé, me gustaría que no me odie por el disco Artaud que hice. Yo me aventuré en su escritura y advertí un murmullo; tenía que calmarlo en mí con un gesto de amor y poesía, destinándole un trabajo. Quizá él detestaría eso. Bueno, si no le gusta mi disco, le pido que no se le ocurra escribir algo como el texto acerca del doctor Gachet de Van Gogh, "El Suicidado por la Sociedad"... O mejor sí, que lo escriba ¡y con toda la polenta!

-Artaud se fue a la cocina. Aparece Baudelaire...

-Rodolfo, no sé si me banco estar tan cerca de estos prototipos estéticos... Con Baudelaire me pondría más serio... ¡ja!

-Baudelaire no te dice nada. Toma el saquito del té y lo muerde y se aleja. Ahora llega Rimbaud.

-A Rimbaud le pregunto: ¿Era tan importante abandonar la obra, quemarla, no volver a escribir en el arrebato de la luz y las palabras?, ¿o simplemente la luz un día nos abandona y uno no consigue tentar a la Musa?? Casi una pregunta cholula la mía, ¿no?

-La puerta sigue abierta. Aquí, Alejandra Pizarnik.

-A ella la saco a bailar música de Nino Rota.

-Ninguno de nuestros visitantes se va, todos apuntaron a tu cocina. Vas a tener que hacerles algo de comer. Cómo te las arreglarás, Luis, están hambrientos...

-Bueno, como no hay casi nada, les propongo un risotto. Tengo arroz, no tengo azafrán, tengo cúrcuma... vino tinto un poquito, media cebolla, ajo, chile pasilla tostado... Hago un caldo con unas verduritas congeladas de un blister, hay poco queso rallado, pero hay un poco de crema?Además tengo pan casero. La estamos pasando bomba. Vincent me pide ajenjo. A los otros los arreglo con una cervecita. Evidentemente estamos para servirlos... Al final, té. Antes de despedirse me dicen que aman a Charly. .

 

Spinetta y Los Socios del Desierto (1997)

Jardín de gente

Alguien debió conservar
y cuidar con amor este jardín de gente
eso es lo que nunca será
Cómo harás para ver y aliviar el dolor
en el jardín de gente
algún acuerdo en tu alma tendrás
Y ya no sé
si es que amanece
o veo el cielo como
un gran collage...
Estás ciego al creer
que podrás evitar este jardín de gente
con dinero no se inventa el amor, no
Ya te hartaste de frutos
y peces y panes que comes sin suerte
y el andén espera por mí
y qué dirás cuando termines el bocado
de tu propia flor...
Oh, alguien debió conservar
y cuidar con amor este jardín de gente
a Dios nunca se le ocurrirá, no
Como harás para ver
y aliviar el dolor en el jardín de gente
algún acuerdo en tu alma tendrás
Y ya no sé
si es que amanece
o veo el cielo como
un gran collage...
El collage de la depredación humana

domingo, 12 de febrero de 2012

Vidami

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Un adiós al duende de las canciones benignas

POR MARCELO A. MORENO

Se fue despacito, como vivió, suavemente. Sin embargo sentimos el golpe, como si de improviso nos faltara un soplo de gracia. Porque cuando muere un artista todos somos bastante más pobres.

Luis Alberto Spinetta -a quien tuve el honor de tratar hace muchos años- siempre dio la impresión de ser un poco un marciano, alguien de otro planeta, de una pureza sin mácula, al que parecía que los rumores y estrépitos del mundo no lo alcanzaban.

Lo notable -la observación es de mi compañero Facundo Landívar- es que ese mismo espíritu de paz y amor en el que Luis se mantuvo incólume toda su vida como por pura magia se transmitió a las ceremonias del adiós . Sus exequias fueron serenas, con llanto, mucho dolor pero sin histerias ni esas violencias a las que nos tiene acostumbrados la sociedad argentina.

Porque Spinetta vivió hasta el final en una sociedad exasperada, enfrentada, autoritaria y conflictiva, y él y su música supieron dar un salto por encima de esa realidad para cantar desde una especie de más allá temas benignos, elevados, tiernos, afables. Temas que nos hicieron bien porque justamente transmitían bienes de escasa circulación, como la belleza y la bondad.

En estos días me he encontrado con muchas personas tristes y conmovidas por la muerte de quien quizá fue el creador más original del rock nacional. Gente de distintas generaciones, unidas por una misma pena.
Un dolor apocado, discreto, sin gritos . Sin altisonancias ni disonancias. Un dolor afinado.

Así vivió Luis, lejos del ruido. En eso, fue lo contrario de una estrella del rock: en vez de los escándalos, eligió una vida recoleta , alejada de los medios, dedicado a su música y a sus hijos, a años luz de las peleas, envidias, chanchullos, trenzas y chimentos del “ambiente”.

Cuando su hijo Dante declaró que darán a conocer en qué lugar del Río de la Plata esparcirán sus cenizas para que quien quiera contemple un anochecer con su espíritu, definió también la personalidad de su padre.
Porque queda y quedará su música, que atraviesa como una flecha certera los tiempos , pero ya no está entre nosotros, entre nuestra fragorosa sociedad, ese ser angelical que nos regalaba sensibilidad casi sin rozar con los pies la tierra.

publicado en Clarín, 12/2/2012

vuelve a empezar
vidami
al fin soy feliz
vidami
abrázame en la distancia
contigo asi lejos
estoy en éxtasis
ahora si
ahora si
corre con tu vida
sobre un libro corre y corre
ya lejos de la trampa es esperanza
y alguien que se asusta
y se desangra por amor
dice que la felicidad injusta es,
excepto al morir...
el búho ve
el búho ve por mi
vidami
apurate
apurate a no volver
vidami
el búho ve
el búho ve
es un vuelo limpio
entre túneles de luz
que se estremecen con la noche
y alguien oye la nada
y sus oídos inventan
y solo enfrentan la sentencia:
la de su corazón.

viernes, 10 de febrero de 2012

Ruido de Magia

“La música es una cosa indomable”

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- “Detesto la música y la letra que sobreentiende que uno es chato de pensamiento y de alma. ¿Cómo combatir esa dejadez? Bien: leyendo, escuchando, escribiendo cada vez mejor, redoblando el poder lírico del que uno dispone.”

- “Hay que dejar la actitud rockerita inoperante y salir a ver con claridad para cambiar lo que está mal... si no puedo ni cambiar de tono, ¿cómo voy a poder cambiar lo que afecta la vida de mis semejantes y mi propia vida?”

- “El Luis Almirante Brown de Capusotto es genial. Y muy respetuoso. El personaje no se parece en nada a mí, y sólo utiliza la metáfora, a veces grotescamente desmedida, para referirse a mí. Me muero de risa. A veces, sus temas arrancan muy bien, haciendo alarde de convicciones spinétticas y tonos con vuelo, pero después mira de costado por encima de los lentes y se pudre todo... en casa morimos. Por suerte, yo no caigo en lapsus comerciales, ¡por ahora!”

- “Al lado de mi estudio hay una casa de fiestas. Cuando hay cumpleaños de chicos nosotros bajamos el volumen en el momento de apagar las velitas. Para que nuestra zapada no les invada el cumpleaños feliz. No hay derecho. Nada más lindo que un chico soplando las velitas, viste.”

- “La verdad, no soy tan buen abuelo. O sí, soy un gran abuelo. Mirá, acá pasa esto: ‘Abuelo dame hojas’, y se ponen todos a dibujar. Un regalo de Dios para mí. Les dibujo autos y los colorean, juegan, tocan los instrumentos. Son muy de agarrar la batería, crean, me dedican los dibujitos. Pero no soy de decir ‘el abuelo los lleva acá o allá’, porque yo casi ni salgo. Tengo una vida muy sentada. Ir al cine, al teatro, me cuesta porque todo el mundo te mira... ¡Spinetta, Spinetta!... Es una bendición que la gente te diga que te quiere, pero soy mucho más feliz en casa escuchando a Bill Evans, cocinando... Ahora, si tengo que ir al colegio de Brando, el hijo mayor de Dante, ahí voy con todos los abuelos.”

- “Mi viejo era cantante de tangos. Lo recuerdo ensayando con sus guitarristas. Yo tendría unos cinco años. Abrían esos estuches, brotaba el olor a madera de la guitarra. Y me veo escuchando a mi viejo en una RCA Víctor, tipo catedral, de madera, que había que esperar que se calentara. Hasta que salía la voz de mi viejo cantando por Radio El Mundo.”

- “Cuando empezamos a cantar ‘Muchacha’ con Almendra, veía pibes y pibas llorando cuando la escuchaban. Lo mismo pasaba con ‘Plegaria’. Muchos se flasheaban, lagrimeaban, y uno se ponía a llorar... Ahora veo esos conjuntos de tipos que se golpean y me parece tan horrible eso. La música puede estar fenómena pero la gente que se golpea me parece algo tan poco gentil... Una aberración.”

- “Es un mito eso de que lo mío es difícil. De todos modos, es preferible eso a que sea una cosa de lectura rápida, que no tenga vuelo y carezca de imaginación. Hay un montón de gente que nota la diferencia. Eso es lo más importante. Y para mí es excitante, porque me sitúa fuera del radio de acción del bobero.”

- “Para hacer la tapa de Durazno sangrando compré una pelota Pulpo de goma, la partí al medio y le vacié Poximix para hacer el durazno partido. Después, le hice una cavidad donde alojar un corazón que trabajé con plastilina y pinté con esmalte. Con Dylan (Eduardo Martí) nos tomamos el colectivo 130 a las cuatro de la mañana, en una de las noches más frías que se recuerden en Buenos Aires. Llegamos a los Bosques de Palermo y esperamos que hubiera más luz para fotografiar las ondas del agua simbolizando el durazno caído. En la compañía discográfica querían manejar el arte y me vinieron con un boceto de un durazno con un cuchillo clavado, todo azul con negro. Debería haberlo conservado como testimonio de la locura de algunos ejecutivos de las grabadoras.”

- “La música se parece más a un animal que al hombre. Es como si la música fuera una medusa o una mariposa. Tiene una animalidad, una cosa indomable. Por más que le escribamos o le combinemos lo que sea, siempre abarca mucho más. Y por otro lado despierta sentimientos que no están regidos por ningún rencor.”

- “Cuando veo un milico me da vergüenza, no entiendo cómo una persona se puede haber dedicado a un quehacer tan vil. Tampoco entiendo a los sacerdotes, aunque lucen eróticos al lado de un militar. Cuando me veo a mí mismo veo desfasajes, pero ninguno llega a tener la arbitrariedad de estas figuras. Tampoco voy a decir que lo que veo es un Adonis. Veo un flaco que tiene que bajar la panza de tanta cerveza que toma y a veces es medio tarado. Todas cosas normales.”

Las últimas cuatro citas pertenecen al libro Martropía. Conversaciones con Spinetta, de Juan Carlos Diez.

(Publicado en Página/12, 9/2/12)

 

“Ruido de Magia” del Jardín de los Presentes, Invisible (1976)

Te ví como mecida
en algo
cubierta de racimos
más que blancos
tu fuiste la querida,
en la tormenta.
No llega ya mi voz
a tu alma
las ostras se han servido
de tu nácar
mientras oigo tu ruido
ruido de magia.
Recuerdo haberte amado,
así dormida
en aquellos que fueron
débiles sueños
crepúsculos del fuego
sobre tu noche
y así palpita el Dios
que fuiste
bailando entre las piernas gigantes
verás que nuestra danza
está quebrada.

jueves, 9 de febrero de 2012

Guitarras de luto

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A Luis

Hoy todas las guitarras están de luto
La mía, que tendría que haberse puesto a repasar zambas
sólo puede pensar en la tuya,
tal vez porque el barro
tal vez porque este balcón donde te vi
casi por última vez
mira una nube de la forma y el color
de esas eléctricas con las que soñábamos de chicos
Este balcón que se quedó esperando una charla
unas palabras o un abrazo
más
que ya no llegará
Luto también en las palabras
habituadas como estaban a que les pusieras
cascabeles
guirnaldas asonantes
o ruedas de tren apocalíptico
caleidoscópicos ojos del fértil papel
de tu prolífica pluma
que suma y resta sílabas
del metro patrón de las esferas
apenas solas
a solas penas
Adiós
que sea A-Dios
a sus brazos
a ese rincón de magia
que seguramente Él guardará
para los que se animan a jugar
con los bloques con los que ha construido el mundo
haciendo pequeños nuevos mundos de cuatro minutos
donde el corazón se muestra
y baila desafiando al vacío
Adiós
Mientras me duele el pecho
te imagino en viaje
por inmensidades más vastas que las del Capitán
pero a diferencia de él
sé que tendrás todos los tangos silbados al oído
y nunca faltará un mate
ni perfume a malvones
En todos nosotros se queda un pedacito tuyo
serás inspiración multiplicada por millares
a lo largo de los años
y lo ancho de las geografías
Cambiaste nuestras vidas
abriéndole camino a la imaginación
cantándole salvaje o dulcemente
a los misterios que nos habitan
al misterio que somos
Adiós
No me resigno a tener que decirlo
Adiós
mensajero del infinito


Pedro Aznar

 

Invisible (1976) de “El Jardín de los Presentes”