lunes, 29 de noviembre de 2010

El otro fracaso de Copenhague

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Podría exagerar y titular esto como “el verdadero fracaso de Copenhague”, pero por ahí es demasiado, entonces el “otro fracaso”.

Todos sabemos que hace un año los ojos del mundo estaban puestos en Copenhague a la expectativa de un acuerdo global para los próximos años en relación al cambio climático. Eso no sucedió. En cambio, un grupo de países firmó una simple promesa llamada “Acuerdo de Copenhague”. Un fracaso.

A un año de esa reunión en Copenhague (COP15) puedo señalar otro aspecto de ese fracaso.

El extravío y el todo vale climático.

Ahora que estamos a pocas horas de iniciada la deslucida reunión en Cancún (COP16) me doy cuenta que el impacto que tuvieron los misiles disparados sobre el IPCC durante el 2009 fueron, esta vez, muy eficaces. La parálisis política en la COP15 hizo el resto. Resultado: cualquiera puede ensayar la explicación que quiera para el cambio climático, total, mas o menos, “algo de razón tendrá”.

Desde hace un año, pero con particular intensidad en estas últimas semanas, previas a Cancún, veo como crece el extravío. Todo tiene lugar para explicar qué hay detrás y a los costados del cambio climático. Insisto, estas cosas, antes de Copenhague, casi no existían. Los “negacionistas” del cambio climático, por ejemplo, antes eran gente que intentaba parecer racional y competente, aunque fueran empleados de petroleras y automotrices.

Al ganar peso en los medios las más absurdas críticas al IPCC (la ciencia, lo siento, no tengo otro modo de decirlo) parece que estamos ante algo que puede ser o no, y si no se sabe si es o no es, caben en el medio cualquier delirio. Por otro lado, al perder peso las negociaciones en torno a la Convención de la ONU sobre el Cambio Climático parece ser que, en términos políticos, cualquier explicación viene bien.

Así, crecen discursos, como el que expone Martín Caparrós en su último libro, en el que a partir de sospechar que todo es un invento, suponer que todo es un gran negocio de gente como Al Gore y que entonces, todo parece ser una maniobra de marketing. Nada se explica ni se prueba, se sospecha. Se tiran hipótesis. Cualquier cosa. image

Están los que no ponen en duda el cambio climático, pero que descreen de la “política” climática. Tampoco se explica mucho y cuando se explica algo, lo hacen con fenomenales errores conceptuales y técnicos. Entonces se dan ideas y se replican mails que contienen errores garrafales acerca de los mercados de carbono, el Protocolo de Kioto, la Carta de las Naciones Unidas y lo que sea.

En el terreno político-ideológico, una recurrente explicación es decir que la culpa del cambio climático es del… capitalismo!. Es una trivialidad porque todos, absolutamente todos, los problemas que tengan una connotación económica, y éste más aún, serán producto del capitalismo puesto que es el sistema económico dominante en el mundo. Entonces, está claro que si existen problemas de distribución de la riqueza, hambre, destrucción de ecosistemas y de países, todo esos problemas son perfectamente atribuibles al capitalismo y es una explicación cierta e inapelable. El punto es reconocer la trama del problema y diseñar los cambios, en la profundidad que se necesite. Si lo que se necesita es una reformulación completa de la economía tal cual hoy la conocemos, entonces habrá que diseñar esa reformulación, desde sus primeros pasos.

Hay quienes están intentando que el sistema económico actual pueda adaptarse de tal modo que responda al desafío de reducir drásticamente las emisiones, hay quienes creen que esa tarea es imposible. No alcanza señalarlo, porque eso ya está ocurriendo, como lo hacen economistas liberales como Jeffrey Sachs. Ambos tienen que mostrar un plan de acción creíble a corto y mediano plazo, al menos. De otro modo es una simple invocación, casi mística. 

Hablando de mística, eso es lo que faltaba. Si le ponemos a esta discusión un poco de Biblia, GAIA, Pacha Mama y lo que venga, entonces la ensalada es cada vez más grande. Hay en escena santurrones y predicadores, bajo la vestimenta de antiguas y nuevas creencias. Un caso que me llamó la atención es el de la Fundación Códigos. Veamos este caso, realmente, estrambólico.

Fundación Códigos se llama así porque procura mostrarnos y revelar los códigos secretos de la Biblia en torno al cambio climático. Lugar de origen: Punta del Este. Su página: imperdible.

Quiero poner un par de videos aquí:image

1) Luis Seguessa, el presidente de Fundación Códigos, en el programa de Nancy Pasos. Hay algunas brutalidades aquí, tales como decir que el hielo del Artico está sobre tierra, cosa que no es así, el hielo ártico es hielo flotante, su derretimiento  no contribuirá al aumento del nivel del mar. Su teoría sobre “el problema del tsunami” es original y por último, lanza que “nos estamos quedando sin oxígeno”. Todo en 1’ 20’’ 

2) En este video institucional explica que el problema del cambio climático es que estamos “quemando” oxígeno cuando quemamos combustibles. Jamás había oído hablar que era posible quemar oxígeno!. Siendo ese el problema, la solución es autos eléctricos. Por supuesto nada dice sobre cómo se producirá esa electricidad. El asunto es no “quemar oxígeno” con “combustión cero”. Alguien pensará que Seguessa está haciendo una campaña pagada por la Toyota para ganar mercado para su “Prius”. No creo. Francamente creo que Toyota tiene mejores argumentos.

Dejo para la investigación de los lectores ver los videos sobre los códigos secretos de la Biblia, porque allí está la clave de toda esta sabiduría desconocida que nos revela sobre el cambio climático la Fundación Códigos.

Para refrescar la sabiduría, no tan novedosa, y aquellos códigos, no tan secretos, que les ayudarán a transitar por estos temas sin tanto desvaríos, ver: oxígeno, combustión, ciclo del oxígeno, cambio climático, IPCC, en wikipedia, es sencillo y no se dice macanazos.

Cali

sábado, 20 de noviembre de 2010

Cuadro caótico

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Está bien complicado el panorama político y eso se refleja en el Congreso. Siempre me resulta esclarecedor o, al menos, es una suerte de alivio mental cuando alguien pone las cosas sobre la mesa y habla con claridad, aunque sea lo trivial. Nuevamente una nota de Beatriz Sarlo para comentar y ayudar a pensar en lo que nos está pasando. Este artículo lo escribió  hace más de una semana, aún no había ocurrido la bofetada de la diputada Graciela Camaño ni muchas otras denuncias y acusaciones. Lo que lo hace más valioso aún.

Cali

 

El escándalo del Congreso y los problemas de la oposición

Razones de un cuadro caótico

Beatriz Sarlo
La Nación, viernes 12 de noviembre de 2010

La discusión del presupuesto para 2011 convirtió al Congreso en un escenario paradójicamente significativo, donde se representan, mal cruzadas, las internas de los partidos, las competencias entre dirigentes por el primer plano efímero al que seguirá otro igualmente efímero, y la convicción presidencial de que no debe negociar, discutir ni pactar nada de nada, ni siquiera dar aclaraciones. Las lógicas incompatibles de estas tres líneas dan un cuadro caótico.

Si los partidos de la oposición coinciden en que los ingresos de 2011 fueron groseramente subestimados por el Gobierno para asegurarse una caja suplementaria de donde saldrán millones para financiar la campaña electoral, si esto es verdaderamente así y, por lo tanto, extremadamente grave ya que no se trata de asignar recursos a tal o cual gasto sino sencillamente de mentir, es difícil entender el motivo que, antes del plenario de la Cámara de Diputados, les impidió lograr un dictamen conjunto haciendo foco en este punto escandaloso. Si lo que la oposición dice fuera cierto, el presupuesto es cuestionable no por tal o cual asignación de gastos, sino inválido en su base misma. Los diferentes partidos de la oposición tendrían razón en oponerse a votar un invento. Un presupuesto dibujado no puede aprobarse y quienes lo voten cometen un delito. Si todas las hipótesis anteriores son ciertas, es incomprensible que la oposición no haya resignado otras diferencias para obtener un dictamen común. image

Las cosas son más complicadas, porque en el Congreso no se está jugando solamente el destino de una ley. Durante meses, y hasta las elecciones de 2009, los diputados de la oposición se quejaron de las mayorías que el oficialismo construía para evitar sancionar leyes o para imponerlas sin modificaciones. Cuando esta situación cambió, al cambiar la composición de la Cámara de Diputados se anunció una nueva época. El Congreso volvería literalmente por sus fueros. Sin duda, algunos cambios fueron visibles y el Gobierno tuvo que jugar en situaciones que, meses antes, tenía ganadas de antemano. Esto hay que reconocerlo.

Sin embargo, de lleno en el año electoral, cuya pregnancia aumenta por la ausencia de Kirchner -un experto en organizar el campo de los amigos y los enemigos; es decir, un experto en la política de conflictos-, la oposición ha trasladado al Congreso una competencia propia de las próximas electorales. El Salón de los Pasos Perdidos es un set de televisión con los focos encendidos todo el tiempo, que lleva a las pantallas no sólo los acuerdos o desacuerdos que son típicos de la discusión de leyes, sino las denuncias que pertenecen a las campañas. Elisa Carrió, con el ademán efectista que la singulariza, denunció un "Pacto de Olivos", sin aclarar más. Dijo "Pacto de Olivos" y abrió la serie de asociaciones: acuerdo espurio, hecho de espaldas a los representados, en beneficio de quienes lo firman, que reviste con grandes objetivos los fines más rastreramente personales. image

Cuando se dice "Pacto de Olivos" no se está mencionando el capítulo de un libro de historia, sino un cliché. "Pino" Solanas no se quedó atrás, y como un actor que dice la frase breve pero reveladora de la escena, pasó por ahí y dejó caer: "El Pacto de Olivos sigue vigente". En ambos casos, no existe la preocupación de explicar más, ni de hacer menos enigmática la ofensa que recibe el radicalismo. Se trata de lo que se llama el sound-bite , el clip visual para la tribuna.

Si sólo sucediera esto, podría decirse que es anecdótico. Pero hay más. En medio de la discusión, como si la cosa no pudiera esperar ni un minuto, los radicales decidieron cambiar el orden comprometido para designar a las nuevas autoridades del bloque y a quien le correspondería la vicepresidencia primera de la Cámara. Entonces, en el barullo poco entendible de la discusión de presupuesto, el diputado Aguad es reemplazado no por Ricardo Alfonsín, tal como se había acordado, sino por Ricardo Gil Lavedra. Y los cobistas, que consideran ésta una maniobra inesperada, quedan descontentos, murmurando por esta interna de bancada que aparece en el momento menos oportuno.

Por si la confusión necesitara nuevos ingredientes, las espadas kirchneristas de la Cámara de Diputados exponen, con tono colérico, la idea de que la oposición quiere dejar a la Presidenta sin ley de leyes. Preparados para perder, porque la cuestión pasa por unos pocos diputados, chantajean con que si no se vota el presupuesto a libro cerrado, el país quedará sin su fundamental instrumento administrativo. Los kirchneristas aprovechan este particular momento para avivar el fuego con sus dos combustibles más eficaces: todo se hace para romper el "proyecto" (como si mentir los ingresos fuera tan funcional al proyecto como el dibujo de los números del Indec), y la ubicación inevitable de los responsables en la derecha (como si oponerse a una potencial falsificación de ingresos fuera un gesto naturalmente inscripto en ese lugar del espectro ideológico).

El kirchnerismo da así la prueba de que sólo aceptará dos posiciones: vencedor incondicionado o víctima. Esta disyunción está cargada con el plomo de la mala fe. Desde hace mucho se sabe que con un interlocutor de mala fe es muy difícil discutir. Se pierde siempre. La mala fe es una gelatina resistente a la lógica y a los datos. image

Frente a esto, no se soluciona nada expresando "la oposición tiene que unirse". Porque no hay una sola unión de la oposición sino dos, por lo menos, de diferente naturaleza. La oposición debería unirse en una votación, resignando muchas cuestiones, cuando está en juego algo fundamental, como, en el ejemplo actual, que el presupuesto encierre una falsificación de ingresos. Este es un límite y convoca a un acuerdo de sectores que se diferencian en muchísimas cosas.

Pero existe otra forma de exhortar a la unión que ya fue probada y que sirve para muy poco. Son las uniones en las cuales sucumben diferencias importantes para lograr un objetivo que, una vez conseguido, no sirve porque las diferencias que fueron olvidadas impiden que la victoria de la unión tenga una proyección en el tiempo. Típica de esta unión indeseable fue la Alianza, donde los que se unieron no se entendieron desde el principio. Típico de esta unión fue también el fenecido radicalismo K, otra confluencia sin principios de la que todavía se están viendo las consecuencias. Y sobre esas consecuencias que nadie se queje, porque fue el presidente Néstor Kirchner el que la promovió, tal como en un momento de sinceridad lo explicó su esposa.

El kirchnerismo es curioso y conocerlo significa toda una educación política. Extremadamente abierto para aceptar inscripciones en el libro de pases, para no hablar sólo de Cobos, querría recordar que socialistas menos conocidos, pero los más antiperonistas que tuve ocasión de tratar, fueron aceptados en el club K, que es extremadamente sectario respecto de los que no aceptan su dirección. Con ellos, ni diálogo. Duhalde hizo oposición a Kirchner con rasgos precisamente opuestos a éstos, pero la muerte del ex presidente lo deja en su hora más aciaga. Una fuerza centrípeta llevará a algunos hacia adentro del Partido JusRazones de un cuadro caóticoticialista y dejará afuera sólo a aquellos que tienen poder suficiente en sus provincias como para seguir allí.

Mientras tanto, no hay oposición sino oposiciones y no podría ser de otro modo. ¿O alguien cree en serio que se puede acordar un frente que junte a los radicales con Solanas? ¿O alguien cree que Felipe Solá seguirá discretamente interesado en Carrió cuando el Partido Justicialista inaugura una temporada de maniobras y reclutamiento?

Además, hay oposiciones porque hay diferencias reales y nadie todavía tuvo la fuerza ideológica, el prestigio político, el reconocimiento que permite encabezar un proyecto progresista como alternativa; ni siquiera la derecha, menos principista, logra acordar y están en retiro espiritual con sus asesores de imagen. Una alternativa reúne a mucha gente distinta, pero para no convertirse en una nave de los locos debe tener su eje, que no pasa por una simple composición de partes, sino por una línea de fuerza fundamental. Por eso, de los guiones de distintas obras que se representan en el Congreso, lo mejor que podría salir es un acuerdo parlamentario punto a punto. Lo demás sucederá fuera del set alquilado en el Salón de los Pasos Perdidos.

© LA NACION

viernes, 19 de noviembre de 2010

Mundo delirante

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Me había quedado con las ganas de seguir con las canciones de Simone ya iniciada la década de los 80. Ahora tengo la gran excusa para hacerlo, luego de la caja de la EMI con los 11 primeros CD, la CBS comenzó a reeditar durante este año los discos de Simone en esa compañía de los primeros años de los 80. Son discos que conocieron tempranamente el formato CD pero en ediciones sin ningún tipo de mejora. Estos vienen remasterizados y con ediciones también producidas por Rodrigo Faour (tapas originales y textos especiales).

Será una tarea de alto riesgo. Porque empieza una etapa conflictiva en la carrera de Simone, aunque como atenuante, yo sostengo que es una etapa (la década de los 80), muy mala para la música. Pero no importa, cuando una ha decidido que tiene que bancar a un artista, eso se pone aprueba realmente cuando hay que bancarlo en las peores, y allí estaré.

Así que pronto arranco con “Amar” (1981). Como adelanto, este tema de Chico Buarque, de ese disco y en dueto con Gal Costa.

 

 

Y de paso, Simone 2005

martes, 16 de noviembre de 2010

El verde de la libertad

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Hace unas semana atrás estuve en Villa Gesell. Es muy extraño ver una ciudad turística despoblada cuando uno siempre la ha visto repleta de gente e inundada del bullicio veraniego. Caminar por la ciudad sin gente permite que uno vea sus verdaderas dimensiones y hasta su belleza.

Caminado por calles que seguramente caminé alguna vez, esta vez pude ver detalles que nunca había visto. Así descubrí este cartel. Un cartel que señala un mojón de la historia del arte en la Argentina. El sitio donde estuvo el Juan Sebastian Bar, el mítico bar donde Moris y otros iniciaron una movida que cambió la música argentina.

Muchas veces había leído crónicas de ese verano del 66 y por eso me sedujo este hallazgo en Villa Gesell. Vale entonces esta foto para repasar un capítulo más del libro de Sergio Pujol sobre “Canciones Argentinas 1910-2010”. En este caso, se trata de “El Oso”, del LP “30 minutos de vida” (1970).   

Cali

 

«El oso» (Moris)

Alfredo Rosso nos recuerda que «El oso» fue el primer «tema de fogón» del rock nacional. Es un dato sugestivo, que ayuda a entender la popularidad de la canción así como su ubicación en una trama musicalmente heterogénea. La rotación de «El oso», cuya letra el veterano León Benarós no dudó en incluir en su Cancionero popular argentino bajo el simpático rótulo de beat, no estuvo restringida al ámbito de los recitales de música progresiva. No se trata entonces de una canción clave para la tribu rockera. Si se la cantó y se la sigue cantando en los fogones de Mar del Plata, Bariloche o Villa Gesell —esta última, ciudad entrañable para Moris y tanta gente de su generación—, es porque aprendió a convivir con zambas, tonadas y quizá milongas. En otras palabras, la balada de Moris, como poco después las canciones de Sui Generis, conquistó un target más bien amplio, sin por ello retirarse del rock tal como se lo entendía en aquellos días de  afirmación juvenil.image

Una canción de fogón es una canción de guitarra. Y una canción de guitarra es aquella cuya reproducción amateur no dista demasiado del original, al menos en lo que refiere al concepto sonoro. Por ejemplo, «Diana divaga», de Los Abuelos de la Nada, cuya armonía no es más compleja que la de la canción de Moris, no es para fogón, ya que cualquier versión a escala de guitarra rasgueada distará mucho del arreglo y la grabación originales. Por cierto, la voz de Moris tiene un encanto difícil de copiar, pero si uno se sabe los «tonos» de «El oso» podrá lograr un resultado sonoro no muy diferente al del disco. Al menos, su inteligibilidad quedará resguardada.

Yo vivía en el bosque muy contento

caminaba y caminaba sin cesar.

Las mañanas y las tardes eran mías

y a la noche me tiraba a descansar.

Pero un día vino el hombre con sus jaulas;

me encerró y me llevó a la ciudad.

En el circo me enseñaron las piruetas

y yo así perdí mi amada libertad.

Moris declaró haber escrito «El oso» en respuesta a un amigo que le había solicitado alguna canción para niños. Hasta entonces no había, en ese rubro, mucho más que las canciones de María Elena Walimagesh. Sin embargo, «El oso» no llegó a los niños. La fábula del animal que pierde la libertad en mano de los hombres que lo reducen para exhibirlo en un circo remite al buen salvaje de Rousseau, invirtiendo el sentido moral de aquellas historias aleccionadoras en las que los niños debían cuidarse de zorros y lobos sueltos. Finalmente, el oso recupera su libertad, vuelve a pisar el suelo de su bosque y queda «contento de verdad». De esto nos enteramos en una segunda parte que difícilmente pueda considerarse un estribillo, ya que funciona como cierre o sección final:

En un pueblito alejado,

alguien no cerró el candado.

Era una noche sin luna y yo dejé la ciudad.

No obstante su vejez —pasó muchos años en cautiverio—, el oso siente que «las tardes son mías>, una declaración de bienes nada despreciable en una época de trabajo alienante. El rock nacional en su etapa formativa nunca dejó de referirse a la búsqueda de la libertad: balsa, cabellos largos, juegos amatorios sin restricciones, vagabundeo por las vías del tren... y un oso que escapa de la ciudad.

image Vuelvo a escuchar a Moris en dos versiones de su tema. La primera, del LP Treinta minutos de vida, un favorito de cualquier género. Después, la toma en vivo en un Grandes éxitos de 2001. Hay alguna diferencia entre los arreglos. La grabación de 1970 arranca bucólicarnente con la guitarra y la flauta, para pasar enseguida a un acompañamiento tipo Bob Dylan con The Band. En el registro posterior, la introducción es música de circo y enseguida empieza una base pop un tanto pasteurizada. Más allá de las huellas del tiempo, la voz de Moris resulta tan atrayente tanto en un registro como en el otro. Aprovecho el tema, y vuelvo a ver la escena de Tango feroz en la que Antonio Birabent, haciendo de su propio padre, canta «El oso». No está nada mal.

Desde el punto de vista formal, «El oso» transcurre en tres estrofas musicalmente iguales, una cuarta levemente modificada en los primeros dos compases («Han pasado cuatro años de esta vida...»), una quinta diferente («En un pueblito alejado...») y una sexta y última idéntica a las tres primeras. Esto sería algo así como A-A-A-A’-B-A, todo sobre un módulo de acordes invariable que nace en un Sol mayor tan diáfano como el oso en su bosque originario. En definitiva, es la narración la que determina la forma. ¿Pero es la narración la que nos emociona? En realidad, la cualidad más resaltable de «El oso» es su periodicidad musical, eso que nos atrapa desde el comienzo, porque sabemos que la melodía se repetirá una y otra vez, siempre con palabras diferentes, haciendo avanzar esta autobiografía de un oso libre, encerrado... y nuevamente libre.

 

Esta es la versión original de Moris.

y una versión en vivo de Moris, año 2000, Parque Centenario.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Estoy verde (5)

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Acabo de ver por televisión a Martín Caparrós hablando de su libro “Contra el Cambio” y eso me “motiva” a volver nuevamente sobre mis apuntes de la lectura de ese trabajo.

Voy a continuar recorriendo las principales observaciones de Caparrós a lo largo del libro, por orden de aparición. En el capítulo 2, “Nigeria”, vuelve a desarrollar un collage de postales del país visitado y de sus habitantes con algunas de sus reflexiones climáticas. Una de ellas está dedicada a la ciencia climática. Merece destacarse: (Pág.56)

Otra victoria –gloria gloria hosanna- de la religión positivista. En el centro del movimiento, el mito de la ciencia todopoderosa: capaz de imaginar lo que puede pasar dentro de un siglo. Sus predicciones no se presentan como hipótesis posibles sino como certezas consensuales: si muchos buenos científicos suponen que a  + b - 8,36 = sanseverino, debe ser verdad aunque no puedan demostrarlo. El método científico abandonó el ensayo y error, la búsqueda de la demostración –y se convirtió en democracia o estadística: si muchos lo piensan debería ser cierto.

En primer lugar, lo de la ciencia capaz de “imaginar” es una licencia literaria que no se corresponde con el supuesto “positivismo” que le adjudica inicialmente. Por supuesto, acepto que está utilizando cada palabra para golpear duro, sin errores, pero eso de poner a la ciencia en el rol de “imaginar lo que puede pasar” es un exceso.

Luego, con más precisión, habla de “predicciones”, pero en un análisis de una enorme incomprensión y desconocimiento acerca del proceso de compilación de la información existente sobre el cambio climático, básicamente, a cargo del IPCC. Aunque lo peor sería que no sea meramente desconocimiento. Es el mismo dardo, dirigido al corazón de las discusiones climáticas, que lanzan los “negacionistas”. El mejor modo de neutralizar cualquier progreso en las negociaciones internacionales es hiriendo al IPCC. La disparatada ecuación que presenta Caparrós pretende ridiculizar al IPCC.

Sucede que el IPCC no “supone” ninguna cosa ni desarrolla investigación científica alguna.

El IPCC es el organismo encargado por la ONU para compilar la información científica existente, sistematizarla y tornarla comprensible para quienes tienen que tomar decisiones. Semejante rol, con la complejidad de la información de la que se trata y la extrema sensibilidad política de sus potenciales conclusiones, debe ser realizado por un organismo de las características del IPCC. No se trata de un grupo de científicos que “suponen” cosas. Es un grupo de científicos que debe indicar, con transparencia y neutralidad, qué dicen los miles de papers, investigaciones publicadas, registros y mediciones a escala global de cada uno de los aspectos que hacen al comportamiento atmosférico y sus impactos actuales y potenciales.  

A falta de mejores críticas, el pecado del IPCC es ser “democrático” y basarse en “estadísticas”. En fin.

Habría que hacer el ejercicio de imaginar si ese rol lo jugase un cuerpo científico que no tuviese las características del IPCC, por ejemplo, si fuese la NASA o algún otro cuerpo científico de esa envergadura (y parcialidad). O tal vez imaginar si cada gobierno tuviese sus propias fuentes de información y asesoramiento. Imaginen la de INDEC que habría!

Francamente, pretender herir al IPCC es no tener ni idea de lo que eso significa o no querer que las negociaciones existan. En cualquier caso, un error gigantesco para alguien que, como Caparrós, pregona valores democráticos y ser independiente de los intereses económicos que traban sistemáticamente las discusiones climáticas.

Porque si se tratase de una genuina controversia de criterios, teorías o modelos climáticos, ese tipo de diferencias son las que se registrarían en las investigaciones y publicaciones científicas, las que, finalmente, terminarían reflejándose en las conclusiones del IPCC.

Pero como los “negacionistas” suelen estar flojos de “papers”, sus críticas no llegan a entrar en las “estadísticas” del IPCC.

A modo de breve reseña, para saber qué es el IPCC, tomo esto de su sitio oficial

Al detectar el problema del cambio climático mundial, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) crearon el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) en 1988. Se trata de un grupo abierto a todos los Miembros de las Naciones Unidas y de la OMM.

La función del IPCC consiste en analizar, de forma exhaustiva, objetiva, abierta y transparente, la información científica, técnica y socioeconómica relevante para entender los elementos científicos del riesgo que supone el cambio climático provocado por las actividades humanas, sus posibles repercusiones y las posibilidades de adaptación y atenuación del mismo. El IPCC no realiza investigaciones ni controla datos relativos al clima u otros parámetros pertinentes, sino que basa su evaluación principalmente en la literatura científica y técnica revisada por homólogos y publicada.

Una de las principales actividades del IPCC es hacer una evaluación periódica de los conocimientos sobre el cambio climático. El IPCC elabora, asimismo, Informes Especiales y Documentos Técnicos sobre temas en los que se consideran necesarios la información y el asesoramiento científicos e independientes, y respalda la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMCC) mediante su labor sobre las metodologías relativas a los inventarios nacionales de gases de efecto invernadero.image

Sin pretender que nadie se sienta mareado con información extremadamente compleja, invito a que le peguen al menos una hojeada al resumen del último informe del IPCC (2007). Se trata del material más compacto y resumido de lo que contienen los extensos informes de cada grupo de trabajo. Está escrito para que pueda ser leído por el público, prensa y, fundamentalmente, políticos (“Resumen para responsables de políticas”).

En la página 27 pueden ver el cuadro “tratamiento de la incertidumbre”. No hay nada que pueda ser asimilado a hacer pasar por “cierto” lo que no lo es. Lo de Caparrós no alcanza siquiera a ser una acusación, es simplemente, una observación “canchera”, sin dar la menor idea de cómo una tarea de esta naturaleza, magnitud y voltaje político, podría ser hecha de manera más rigurosa.  

Por último, lo del “ensayo y error” y el “método científico”, por mucho que lo añore Caparrós, debo advertir que hace ya mucho tiempo que la ciencia ha alcanzado algunos límites del conocimiento en dónde el viejo método de la física clásica no tiene ya el mismo protagonismo. Vastos campos de la física teórica se desarrollan  primero mediante teorías que intentan explicar, al menos parcialmente, algunos fenómenos que luego gozan de aceptación si tales explicaciones resultan ser “convincentes” o resultan más operativas o abarcativas que sus  antecesoras. A veimageces puede pasar mucho tiempo hasta que pueda llegar a demostrarse su validez mediante alguna “prueba”. La incertidumbre, el carácter probabilístico en la explicación de algunos fenómenos, las muy particulares y ambiguas descripciones de lo que ocurre a dimensiones pequeñísimas nos colocan en un sitio bien diferente al de la física clásica. 

Pero son también numerosos los campos del conocimiento que se desarrollan sin poder apelar al método del ensayo y error. Un caso típico, es la climatología. Los modelos predictivos del comportamiento del clima se van ajustando a medida que resultan convincentes y operativos. Se trata de escalas de tiempos geológicos y de tal grado de complejidad de variables que resulta un absurdo pensar en el “ensayo y error”. Lo que digo es trivial. No encuentro razón para que tal cosa sea descripta como algo sospechoso o sujeto a los “caprichos” de una opinión mayoritaria tendenciosa. O al menos hay que tratar de demostrarlo. 

Luego seguiré con este libro. Pasión de ecololós.

Cali

jueves, 11 de noviembre de 2010

Tiempo para el tiempo y un rato más

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Me descolocó la muerte de Rubén Basoalto. Pongo lo que en facebook pensamos algunos.

Cali

Juan Carlos Villalonga No! no puede ser! Acabo de llegar de viaje al mediodía, me encontré con el libro de Pujol sobre canciones argentinas que había dejado sobre un sillón y por unas líneas que leí a la pasada me puse a escuchar a Vos Dei!!

Les juro que recordé esa emoción que tenía cuando Vox Dei empezaba a tocar, y algo grosso se nos abría ... desde el escenario. Ahora tengo que leer esto!

Fotos del muro

Adiós al baterista fundador de Vox Dei, Rubén Basoalto.

De:El Tercer Fantasma

04 de noviembre a las 20:46 Amigos de amigos ·Me gustaYa no me gusta · Comentar · Ver comentarios (10)Ocultar comentarios (10) · Compartir

A Nicolas Barroso, Liliana Olivia Oliva, Marina Perry y otras 2 personas más les gusta esto.

  • Gustavo Omar Pagani Gran banda de mis pagos!!!

    04 de noviembre a las 21:11 · Me gustaYa no me gusta

  • Juan Carlos Villalonga es muy triste

    04 de noviembre a las 21:17 · Me gustaYa no me gusta

  • Marina Perry una gran perdida :(

    04 de noviembre a las 22:42 · Me gustaYa no me gusta

  • Julian Harf ‎"Confundida, aturdida,
    que mal estar así
    te ha dejado ese amigo
    especial para ti.

  • 04 de noviembre a las 23:33 · Me gustaYa no me gusta

  • Gustavo Omar Pagani Por cierto, grandes musicos, de grandes bandas, y casi olvidadas, sin darles el valor que merecen...

    05 de noviembre a las 12:12 · Me gustaYa no me gusta

 

Del libros “Canciones Argentinas” de Luis Pujol.

«Libros sapienciales»  (Soulé)

El 13 abril de 1966, los lectores del London Evening Standard se desayunaron con unas declaraciones de John Lennon destinadas a encender la polémica: «El cristianismo pasará; Los Beatles son más populares que Jesús». Inmediatamente, los chicos de Liverpool fueron excomulgados y sus discos destruidos por el fuego de las hogueras fundamentalistas del Sur estadounidense. Tan grande fue el revuelo que se armó, que John tuvo que salir a explicar lo que realmente había querido decir: que la cultura pop estaba en todas partes, que quizás el arte era la nueva religión de los pueblos. Pero muchos siguieron pensando que Los Beatles —el rock en general— eran gente del Demonio.

Sólo cinco años más tarde, en la remota Argentina, un grupo de rock llamado Vox Dei —justamente--, que venía de una muy exitosa canción llamada «Presente», concibió el álbum hasta ese momento más ambicioso de la música joven del país. Algo así como La Misa Criolla de Ramírez y Luna pero en ritmo beat, o progresivo, para decirlo con la palabra clave de la época. La Biblia de Vox Dei era la misma de los creyentes, pero contada con la gracia de la música. Y era un álbum, no una serie de canciones. En tiempos de «álbumes conceptuales», cuando toda banda de rock que se preciara de tal debía producir un LP cuyo significado general superara holgadamente el de cada una de sus partes o canciones, Ricardo Soulé decidió ponerle música a un texto infalible. ¡Qué parceiro que se buscó!image

Vox Dei se propuso trascender aquella confrontación espectacular del 66: si rock y la religión podían armonizar, pensaba el guitarrista y compositor Ricardo Soulé. Las canciones de los jóvenes devendrían en vehículo para comunicar el texto sagrado de la civilización judeocristiana, toda vez que, bien leído, el ethos de la década rebelde contenía algo del relato original de la fe cristiana. Hoy que existe la categoría «rock cristiano» —en Estados Unidos, lógicamente— no suena tan raro este acercamiento. Pero nada era tan sencillo entonces. Para entender la cristianización del rock, a la que pronto Raúl Porchetto haría su aporte con «Cristo Rock», debemos tener en cuenta que, en el contexto de la vida nacional de principios de los 70, un sector de la Iglesia católica se propuso transmitir una imagen aggiornata de la institución. Por su lado, el rock argentino era el sonido de la disconformidad, con algo de crítica franciscana a la vida burguesa. Por ende, idealmente desprendida del decurso histórico de la Iglesia, la Biblia no podía menos que atraer al joven sediento de mensajes espirituales y « antimaterialistas ».

Por supuesto, para la Iglesia fue grato saber que unos muchachos de <(la progresiva» se sabían al dedillo La Biblia. ¿O acaso los curas no buscaban acrecentar el número de jóvenes deseosos de participar de la vida parroquial, allí donde muchas veces la guitarra acompañaba los picnics de la fe? Un tanto cauta al principio, la Curia terminó apoyando el disco con entusiasmo. El bajista Willy Quiroga le contó a Ezequiel Avalos lo bien que cayó la adaptación de la Biblia hecha por Soulé. Monseñor Emilio Grassellj, a la sazón ci principal nexo que la Iglesia argentina tenía con el Papado, pidió leer las letras de «Génesis», «Moisés», «Los libros sapienciales» y el resto del material. Grasselli, que en tiempos de la dictadura jugaría un papel nefasto, quedó sorprendido del poder de Síntesis de los músicos y anunció que el espíritu del texto sagrado había sido respetado.

A diferencia de lo que poco después fue Jesucristo Superstar, la obra de Vox Dei no planteó ninguna relectura revolucionarjj de las Sagradas Escrituras. La forma rock, en todo caso, significaba por sí misma una cierta voluntad transgresiva. Al presentarse La Biblia en el Teatro Alvear, un público variopinto llenó las plateas: rockeros, monjas y curas Compartieron esta misa de los tiempos contraculturales

No obstante ser un disco concebido como unidad, La Biblia tiene algunas canciones más lindas que otras. Después de vacilar entre «Génesis» y «Libros sapienciales», me quedo con la segunda. Tiene una extensión de 7:34, y las sucesivas versiones no bajan de los 7 minutos. Se trata, por consiguiente, de una medida poco «radial»: otros fueron sus canales de difusión. Con su sonoridad de trío eléctrico y sus aires épicos a lo Procol Harum —toda una referencia progresiva de aquel momento—, la canción se conforma de dos partes. La primera está en tono menor y se desplaza sobre la séptima en el bajo decreciendo cromáticamente, en un movimiento cadencial bastante usual en el rock. Y en cuanto a la letra, ¿quién no la recuerda, con sus imágenes tan sagradas corno bucólicas?:

De sol a sol

labrando tierra tendrás tu pan

todos los ríos van al mar

pero éste nunca se llenará

todos los ríos siempre volverán a donde salieron

para comenzar a correr de nuevo

lo que siempre hicieron repetirán.

Precedida de un interludio instrumental bastante extenso —solo de guitarra en la versión original y de violín en las sucesivas—, la segunda parte modula a tonalidad mayor y despliega una melodía menos recurrente. La verdad es que estamos ante un gran momento de la canción argentina. Tal vez las voces no estén a la altura de la composición; quizá Vox Dei carezca de la pericia instrumental que el tema reclama. Pero qué melodía, qué acordes. Un ligado muy expresivo nos introduce en un clima de lied romántico:

Buenas y malas son

cosas que vivo hoy.

No es esta tierra, no,

sueño color azul.

Y de pronto la línea melódica sobrepasa su cauce, se fuerzan un poco las relaciones tonales y hay que apuntar alto si uno quiere llegar a esas notas. Ésta es la parte más potente de la canción y posiblemente de toda La Biblia:

¿No es quizá que no sé mirar

cuánto, cuánto hay a mi alrededor?

Más de lo que mis ojos pueden mirar y llegar a ver.

Estas son razones que dicen

que sólo sé, que sé querer,

y que tengo Dios y tengo fe,

y que doy amor y puedo ser.

Para muchos de nosotros, la conmoción de La Biblia poco y nimage ada tuvo que ver con el orden de las creencias, salvo que pensemos que todo misterio tiene una explicación religiosa. En efecto, el disco de Vox Dei encerraba algunos misterios, al menos así nos pareció entonces. Desde esa tapa con el nombre del grupo sobre una pared raída hasta la continuidad de sus letras y sus músicas, en un todo tan programático, tan cargado de significados, tan pesado en su contenido, La Biblia fue una de las mayores aventuras auditivas de nuestra adolescencia. Y esos músicos, entre la rusticidad y la sutileza, ¿de dónde habían salido? ¿Cómo se les había ocurrido un plan tan desmesurado?

Si a principios de los 70 a muchos se nos despertó una curiosidad hermenéutica, aquélla tuvo más que ver con las búsquedas incitadas por la música progresiva en la Argentina que con la palabra del Señor. Y así sigue siendo, casi 40 años después. Busco en Google el libro La Biblia: 6 millones de sitios. Por su parte, Los Beatles, esos cuatro sacrílegos, llegan a los 35 millones.

 

 

“Libros Sapienciales” de La Biblia edición de Página/12 (1997). Rubén Basoalto (batería); Willy Quiroga (Voz, bajo); Ricardo Soulá (voz, Guitarras, violín); Andrés Calamaro (voz); Juan “Pollo” Raffo (teclados)

(La tapa del CD indica la producción de la reedición de 1993 de Dianielito Gonzalez, amigo y compañero de aquellos años de Acuarela, él con su “Rocksario” siempre en las salidas de los conciertos).

domingo, 7 de noviembre de 2010

Estoy verde (4)

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Voy a continuar avanzando un poco más con el último libro de Martín Caparrós, “Contra el Cambio”. Estoy siguiendo su primer capítulo, “Amazonas”, donde despliega sus objeciones básicas y prejuicios para con los “ecololos”, como le gusta llamar a ecologistas y a todo aquelos que tenga inclinación a preocuparse por cuestiones ambientales, y particularmente, con las climáticas.

Recordemos que este libro es un sub-producto del trabajo realizado por su autor para la UNFPA titulado “En la frontera. Jóvenes y cambio climático”. En su recorrido por el mundo buscando “casos” de jóvenes enfrentando el cambio climático, su primer capítulo lo lleva al Amazonas. Allí, en una descripción vaga y poco precisa de las iniciativas conservacionistas que se desarrollan en el amazonas (y más allá también) arriba al ejemplo de Carlos Miller, el fundador del IPA (Instituto de Permacultura da Amazonia) en Manaus, donde dice: (pág. 27)
Miller había trabajado en fundaciones ecologistas que, para preservar ciertas áreas, las vaciaban y creaban parques naturales; 
-Yo estaba incómodo: no podía ser que para salvar una tierra hubiera que echar a las personas que vivían en ella. Cuando me encontré con la permacultura, pensé que podía ser una solución. El hombre cuando planta saca todo lo que hay y planta en ese vacío. El bosque amazónico hace lo contrario, porque está asentado sobre un suelo muy pobre en nutrientes, y necesita vivir de sí mismo, de su propia descomposición. Nosotros lo copiamos, y usamos abonos naturales y mezclamos distintas plantas que se ayudan unas a otras para crecer sin arruinar el medio ambiente.
Realmente desconozco la trayectoria de Carlos Miller, buscando en internet puedo ver que es el nodo Manaus de Avina y que su trabajo se asocia a lo más “conservador” de las organizaciones de conservación. Aún así, no me animaría a ser despectivo con su trabajo. Todo lo contrario. De esa experiencia personal que relata el señor Miller Caparrós hace una generalización para consolidar el prejuicio de que a los ecologistas sólo les interesan las plantas y no las personas. Es una generalización brutal, por lo rústica y lo poco ilustrada.
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Desconocer el gigantesco trabajo que desarrollan innumerables organizaciones para poder preservar ecosistemas, no sólo valiosos en su rol como tales, sino también como sustento directo de poblaciones y comunidades, procurando equilibrar ese objetivo con el desarrollo social y las actividades productivas de gran escala, es una injusta manera de simplificar tan compleja situación. El sistema productivo vigente lo resuelve de manera sencilla, deforesta y pone soja o vacas. Nada dice Caparrós sobre eso, al menos en profundidad. ¿Quién, sino los ecologistas han puesto el dedo sobre esa llaga?. Pensemos lo que sucede en la Argentina con los bosques, es un buen ejemplo, porque también sucede en la Amazonia. Vienen las topadoras, siembran soja, se acabo el bosque ¿y la gente?. Se tuvo que ir! seguramente en algún barrio suburbano de alguna ciudad como Rosario o Buenos Aires. ¿Fue el “conservacionismo” el que lo hizo?. 

El tema es mucho más complicado. ¿Qué pasó frente a este drama en la Argentina? no fue ningún otro que el movimiento ecologista el que promovió y generó la “ley de bosques nativos” cuyo objetivo combina, de la manera más sabia que se pudo pensar, conservación, con permanencia de los habitantes criollos e indígenas, las necesidades productivas de gran escala y la explotación forestal. La ingeniera más apropiada posible. Ese es el mundo real del ambientalismo, no sus ejemplos más específicos, marginales, experimentales o heterodoxos. No se puede generalizar desde esas aristas. Es un mal truco.

Por ejemplo, quienes en estos días están poniendo el acento en la ausencia de fondos para implementar la “ley de bosques” en el presupuesto 2011 son los ecologistas, acompañados por actores locales y políticos que comienzan a ver el descalabro. Recomiendo esta nota de Clarín de estos días.
Avanzando en su texto, Caparrós agrega más adelante: (pág.30)
Parece que resulta más fácil ser ecologista a la distancia, y lamentar la destrucción de la selva amazónica desde San Francisco o París, que resistir la tentación de quemar los árboles de ese terreno que, una vez desmontado, podría alimentar al que lo quema. 
No sólo parece Caparrós. Es así. Es más fácil ser ecologista a la distancia como también es más fácil ser solidario, revolucionario, pacifista o combativo. Todos somos valientes y estamos en las grandes causas cómodamente a la distancia. Es más fácil ser comunista a la distancia como es más fácil ser indigenista. Es una trivialidad señalar ese hecho, y no es una característica distintiva del ecologismo “ecololó”.
Y por supuesto que es más fácil adoptar una pose preocupada que estar muerto de hambre y de frío. Por supuesto, y supongo que cualquier lector se lo puede imaginar.

Por otro lado, difícilmente se encuentre alguna organización o expresión ecologista que ponga el acento en las economías de subsistencia que deben deforestar o quemar bosque para su supervivencia. Si se hace referencia a ello, en aquellos casos que alcanzan niveles relevantes, no he visto acción tendiente a culpabilizar o expulsar, por el contrario he visto la mil y un maneras de buscar alternativas. En cambio si he visto como los gobiernos provinciales, por hablar de nuestro país, los criminalizan y/o los corren de todas las formas posibles.  Por lo general, gobernadores envueltos en las banderas de la patria libre, justa y soberana. También es más fácil ser justo, libre y soberano a la distancia votando cretinos. ¿Como los podríamos llamar?
Pero el tema es el cambio climático, y tampoco le resulta convincente a Caparrós el ejemplo que él mismo seleccionó relatar sobre los esfuerzos que se hacen algunos jóvenes para frenar la deforestación en la Amazonía: (pág.32)
El problema de estos esfuerzos por conservar los bosques es que no atacan la cuestión central. Lo que más aumentó las emisiones de CO2 en los últimos treinta años fue la generación de electricidad que se triplicó –y que, obviamente, no tiene nada que ver con selvas y sabanas
El problema es la selección de los casos que describe en su libro ya que todos los casos son víctimas de algún  suceso meteorológico o emprendimientos minúsculos que poco y nada hacen a la cuestión energética. Nuevamente, ¿por qué sacar conclusiones mirando aristas tan particulares? El debate climático está centrado en el cambio de las fuentes de energía, a todo nivel y en todos los foros. Es el tema estructural en las discusiones climáticas globales y el centro de las campañas de las organizaciones ecologistas en todo el mundo. ¿por qué tergiversar hechos que se pueden comprobar fácilmente? La realidad es mucho más compleja que una colección de ironías.
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En los últimos años la situación climática se ha agravado lo suficiente como para volverse relevante poner el acento también en la deforestación. La deforestación representa el 30% de las emisiones, detener los procesos de deforestación en algunos sitios claves, Amazonas es uno de ellos. Disminuir la deforestación representa una reducción que puede alcanzarse relativamente rápido y de una proporción muy grande de emisiones, algo que con el cambio tecnológico requerido en el sector energético puede demandar mucho más tiempo.

Esto no significa olvidar lo estructural. Todo lo contrario. Insisto, el centro de la discusión global climática está puesto en las fuentes energéticas por ser el problema que crece y que necesita más tiempo y fondos y tiene un voltaje político y económico superlativo!. Sucede que si uno va a buscar respuestas a las emisiones del sector eléctrico en los sitios inadecuados (Ej. un proyecto de permacultura en Manaus) difícilmente las encuentre: (pág.34)
El centro de permacultura es un esfuerzo importante y es, al mismo tiempo, algo tan ínfimo. Sus impulsores ya me explicaron que su principal utilidad es el ejemplo, la posibilidad de convencer a otros campesinos de seguir el modelo; yo me pregunto si esas pequeñas iniciativas individuales, tan bienintencionadas, tienen alguna posibilidad de influir seriamente. Suelo pensar que para que las cosas cambien deben cambiar en un ámbito más general, más poderoso: un cambio político. Pero con ese modelo nos salió todo mal. Éste, sin embargo, no termina de parecerme suficiente.
Esta reflexión es medular. Es estrictamente cierta y es una crítica, o autocrítica tal como está formulada, que explica muchas cosas.

Es cierto que esas experiencias “micro”, a escala “piloto”, no alcanzarán por sí solas jamás la escala necesaria para producir un cambio de proporciones en el sistema productivo ni para mitigar el cambio climático.
Lo que no es cierto, lo que está equivocado, es creer que la estrategia “verde” sea lograr tales cambios “sólo” por medio de esas iniciativas locales. No es así. En este momento hay ecologistas en Alemania en las vías del ferrocarril bloqueando el transporte de basura nuclear desde Francia, en este momento hay ecologistas discutiendo en las discusiones presupuestarias del Congreso Nacional para que aparezcan los fondos  de la “Ley de Bosques” y hay un número importante de activistas y algunas de los mejores dirigentes verdes viajando a Seúl, Corea, para la reunión del G20, la próxima semana. Van a discutir políticas de subsidios y políticas climáticas con las principales economías globales. Hay infinitos frentes así todos los días. ¿Cuál es el más importante? Hace rato que digo que esa pregunta la hacen los que aún no entendieron el estado de las cosas.image

Lo más importante: ni quienes están en los pasillos de los parlamentos, o las salas de conferencias, piensan que quienes están en las vías en Alemania hacen algo menos importante, ni éstos últimos lo piensan de quienes están en un proyecto piloto en la Amazonía ni en una reunión con el bloque del FPV por los fondos de la ley de bosques. La práctica verde es diferente a la práctica política de los movimiento contestatarios o revolucionarios que le precedieron. Tales movimientos basados en la acción política y en el debate ideológico, tuvieron serios límites, “con ese modelo nos salió todo mal” dice Caparrós.

Hoy no es posible discutir el sistema de subsidios agrícolas de la UE y el comercio de alimentos sin contar con algo más que una reivindicación ideológica. Se hace necesaria una base práctica sólida que permita ser convincentes al proponer un modelo alternativo. Allí juegan un rol más que importante las experiencias “minúsculas” que permiten saber qué funciona y qué no. ¿De qué serviría “un cambio político” si el único modelo agrícola que sabemos aplicar es el modelo de Monsanto? Esos malos ejemplos ya se vivieron..

Si hoy se logró la “ley de bosques nativos” en la Argentina, en buena medida se debió a que conocemos que “otro modelo” de explotación del bosque es posible. Porque por muchos años se desarrollaron “experiencias” que condujeron, por ejemplo, a tener el sistema FSC que permite certificar buenas prácticas de explotación forestal, asegurando no sólo la sustentabilidad del bosque sino también las condiciones laborales, muchas veces, con mayor efectividad que los propios ministerios de trabajo.
Sigo con Caparrós: (pág.40)
Los países centrales ya hicieron su conquista de la naturaleza, su desarrollo sucio. Y el mundo está como está porque ellos lo hicieron, pero ahora se dedican a dictar normas a los países más pobres sobre cómo proteger esa naturaleza, que ellos ya se cargaron: cómo seguir siendo pobres pero verdes. Digo: es como un chiste que los grandes impulsores de la ecología sean las sociedades que ya cambiaron sus ecosistemas hace tres, cinco, dos siglos para adaptarlos a su necesidades y apetitos –y que sacaron de todo eso pingües beneficios. Ahora quieren que los otros, los pobres, respeten lo que ellos no respetaron, so capa de “salvar al planeta”. Esa es, ahora, una de las claves del debate.
Esta última argumentación es la más pura ortodoxia anti-ambiental. Hasta es la línea argumental de los gobernadores, como el de San Juan, Jujuy o La Rioja, durante el reciente debate sobre la “Ley de Glaciares”: “Los porteños, que ya hicieron pelota todo, ahora nos quieren decir que hacer”.
Argumento defensivo, que a veces resulta en un buen ataque, y que sólo debería ser utilizado para obligar a compartir responsabilidades, históricas y presentes, como corresponde. Pero lamentablemente, la mayoría de las veces es una argumento para decir “compartamos la irresponsabilidad”.

Finalmente, Caparrós señala las urgencias del hambre en el Amazonas y en el Sur Global (como ahora se le dice). El problema es que contrastar esa urgencia con el problema del cambio climático es un simple golpe bajo. Es lo mismo que taparle la boca a quien quiera discutir el saneamiento del Riachuelo con la urgencia de los pibes desnutridos en Misiones. Si así fuera, debemos suspender todo debate por la ley de medios, reforma política, etc. Si uno usa ese tipo de argumentos hace un zafarrancho mayúsculo. Caparrós, más o menos, hace eso: (pág.43)
Insoportable –auténticamente insoportable- es no comer.Y eso, por ahora, no depende del cambio climático.
Hasta aquí por hoy.
Cali
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miércoles, 3 de noviembre de 2010

Pilcaniyeu revisited

PILCANIYEU3 “Por eso creo que el rescate, la recuperación que hacemos hoy de esta planta de uranio enriquecido, el proyecto Pilcaniyeu, es para todos los argentinos, y en especial para esta Presidenta, un motivo de gran orgullo”, Cristina Fernández de Kirchner, 25/10/10

En varios rubros vivimos un revival de los 70! Con Pilcaniyeu se revive uno de los proyectos más adorados por la Junta Militar de 1976.

La reactivación de la planta de Pilcaniyeu es parte del relanzamiento de un programa nuclear cuyo propósito poco tiene que ver con la producción de energía. Lo único que se procura es perpetuar al sector nuclear, como un objetivo en sí mismo, bajo la poco precisa calificación de “sector estratégico”. Lo único estratégico aquí es la supervivencia de ellos mismos. Pilcaniyeu no es estratégico en términos energéticos, ni en ninguna otra área esencial para la sociedad.

La mayor eficacia del sector nuclear, aquí como en cualquier otro país en que se haya desarrollado ese sector, es su capacidad para perpetuarse de manera autónoma. Una “nucleocracia” que encandila a políticos crédulos y les alimenta sueños de potencia militar. image

Al respecto, aprovecho para poner aquí la primera parte de un extenso informe sobre INVAP que comienza justamente con el proyecto Pilcaniyeu. Esto ocurre en los primeros meses de la dictadura que había asumido el poder en marzo de 1976.

El informe está centrado en el desarrollo del INVAP y fue publicado en marzo de 2002, cuando estaba candente el escándalo por algunas de las clausulas del contrato firmado por INVAP con el  gobierno australiano por la venta de un reactor de investigación.

Cali

 

INTRODUCCIÓN

La energía nucleoeléctrica plantea innumerables riesgos ambientales en cada uno de sus aspectos: minería, procesamiento de uranio, combustibles, reactores, residuos, etc. Las dificultades para mitigar esos riesgos y la magnitud del daño que pueden ocasionar ha hecho que su uso sea cada más resistido en todo el mundo.

Es un método costoso y peligroso para producir electricidad. Sin embargo, su desarrollo ha sido impulsado por los gobiernos en diferentes partes del mundo. Argentina es uno de los países más «nuclearizados» de la región. Entre las razones que subyacen a esa decisión ha estado el factor «estratégico» o militarista: un país con tecnología nuclear es un país que posee o está en condiciones de tener capacidad bélica nuclear.

El presente informe describe el desarrollo de la empresa INVAP SE, una de las empresas clave en el desarrollo nuclear argentino. No pretende ser una descripción abarcadora de todo el desarrollo nuclear nacional, aunque la historia de INVAP describe buena parte del mismo.

En el desarrollo de esta empresa se conjugan los planes militares nacionales, los intereses bélicos de otros países, una concepción tecnócrata del desarrollo y la búsqueda de la supervivencia de una compañía que fue diseñada para un contexto político y social que hoy ya no existe.

Pero este no es un informe sobre el pasado. Actualmente, la empresa INVAP ha colocado a la Argentina en una compleja situación. INVAP se ha comprometido a ingresar a nuestro país residuos nucleares desde
Australia, operación que está prohibida por el artículo 41 de la Constitución Nacional. Este compromiso se ha plasmado en un contrato comercial firmado por INVAP en julio de 2000.

Pero a pesar de la ilegalidad de la operación, existen intenciones de respaldarla desde el propio Estado Nacional. El Gobierno de Fernando De la Rua firmó un Acuerdo Nuclear bilateral con Australia con ese objetivo, el cual está ahora en proceso de ratificación en el Congreso Nacional. Esta es una nueva demostración de una compleja y poderosa trama de vínculos e intereses entre distintos sectores políticos en relación con la cuestión nuclear.

Este nuevo escándalo internacional que se genera en torno de los negocios nucleares de INVAP exige una profunda reflexión acerca del papel que ha jugado esta empresa a lo largo de los últimos 25 años. También debería motivar un cambio sustancial en las prioridades de inversión en ciencia y tecnología, dejando de lado tecnologías peligrosas y resistidas por la sociedad, como es el caso de la energía nuclear, y dar prioridad a
tecnologías limpias, seguras y de plena aceptación social.

INVAP, UN PRODUCTO DE LA DICTADURA MILITAR

Poco después de producirse en la Argentina el golpe militar de 1976 que llevó al Gobierno Nacional a la Junta Militar presidida por el General Jorge R. Videla, se puede verificar una notable ampliación de las actividades y desarrollos en el área nuclear, muchas de las cuales tuvieron un desarrollo secreto y paralelo a las actividades oficiales y públicas.[1]

Se abre entonces un período caracterizado por un notable incremento en la militarización de la actividad nuclear. Es así que bajo el objetivo de alcanzar «el dominio del ciclo del combustible nuclear» primero se definen los objetivos en esta materia y luego se establece el llamado Plan Nuclear Argentino (Decretos 3183/77 y 302/79 respectivamente). El Plan Nuclear preveía llegar a finales de los '90 con seis plantas atómicas y un número extraordinario de proyectos e instalaciones en todo el país, que abarcarían desde la minería del uranio, la fabricación de combustibles, la obtención de plutonio y hasta un «basurero» nuclear. Es en ese marco en el que comienza la historia de la empresa INVAP.

El 3 de septiembre de 1976 se conformó el directorio de INVestigaciones APlicadas Sociedad del Estado (INVAP S.E.) como empresa propiedad de la Provincia de Río Negro, mediante el Decreto provincial 661/76. Nació ligada a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) mediante un convenio por el que puede hacerse cargo de proyectos de Investigación y Desarrollo de la misma. Ese convenio fue firmado por el presidente de la CNEA, el capitán de Navío Carlos Castro Madero, el gobernador de la provincia de
Río Negro, contralmirante Aldo Luis Bachmann, y el presidente de INVAP, capitán de Fragata José Gregorio. Todos ellos miembros de la Armada Argentina.

El convenio fue firmado el 6 de septiembre de 1976. En el mismo se lee la amplia cesión de atribuciones hacia el nuevo ente. Allí dice que, entre otros, es objetivo de INVAP «participar directamente en el desarrollo de procesos y obtención de productos de alto nivel tecnológico de interés específico para el cumplimiento del Plan Nuclear al que la CNEA se halla abocada; optimizar el uso del personal e infraestructura, requeridos para el objetivo anterior...».

El Dr. Conrado Varotto, en ese entonces Jefe del programa de «Investigaciones Aplicadas» de la CNEA que funcionaba en el Centro Atómico Bariloche (CAB), fue uno de los entusiastas impulsores locales de la creación de este organismo[2]. La existencia del CAB se vincula a que fue en Bariloche donde tuvo su origen el desarrollo nuclear argentino con el fraude de los experimentos del científico austríaco Ronald Richter, en busca del dominio de la fusión atómica.[3]

La presencia de militares conduciendo ambos organismos nucleares, CNEA e INVAP, no debe sorprender. La participación de la Armada Argentina en la actividad nuclear es significativa. Luego de sus dos primeros años de existencia (1950-1952) en que fue conducida por un Coronel de Ejército, cuatro altos jefes de la Marina se sucedieron en la presidencia de la CNEA hasta enero de 1984, independientemente de que durante ese periodo el gobierno fuera civil o dictatorial.[4] Esta influencia se potenció durante el gobierno militar
que gobernó la Argentina entre 1976-1983.[5]

INVAP nació como un brazo operativo de la CNEA para proyectos que se desarrollarían de manera no pública, en forma secreta o «clandestina». Luego de la caída de la dictadura en 1983 la CNEA pasó a ser administrada por civiles y la relación con INVAP comenzó a presentar algunas grietas. Si bien esta nueva situación condujo a que INVAP se vea obligado a buscar nuevos proyectos para sobrevivir, su relación con la CNEA seguiría siendo su principal apoyo.

DESARROLLO INICIAL DURANTE LA DICTADURA

El «secreto» de Pilcaniyeuimage

En 1976, mientras la dictadura militar en pleno apogeo desataba la más feroz represión que registraría la historia argentina, los directivos de la CNEA buscaban cómo profundizar la actividad nuclear en forma secreta. Con inmensos presupuestos procuraban el dominio
total en materia de lo más sensible de la tecnología nuclear, con la clara intención de adquirir capacidad industrial y militar en ese terreno.

En dicho contexto se constituyó INVAP y se le asignaron sus primeras «funciones». Alquiló viejos y pequeños hoteles de la ciudad turística de Bariloche, a 1500 Km al Sur de Buenos Aires. Poco tiempo después comenzó a producir sus primeros desarrollos tecnológicos y a diseñar nuevas instalaciones ¿Qué tipo de instalaciones? Nada menos que una planta de enriquecimiento de uranio por difusión gaseosa[6].

El desarrollo de la tecnología del enriquecimiento de uranio se inició en 1978, en Pilcaniyeu, un pequeñísimo paraje desértico de la provincia de Río Negro, a unos 60 kilómetros de Bariloche, donde se comenzaron a
levantar instalaciones a mediados de 1979 en un predio de 8.900 hectáreas. Un verdadero ejército de más de 1.000 personas, cientos de ellos trasladados diariamente por tren, trabajaron en el proyecto Pilcaniyeu, en lo que buscaría convertirse en la versión argentina de «Los Alamos».[7]

Albañiles, soldadores, calderistas, electricistas, mecánicos, técnicos electrónicos, especialistas en los más diversos oficios y decenas de profesionales en física, matemáticas, química e ingeniería, en el más absoluto secreto, comenzaron a dar forma a uno de los más ambiciosos proyectos de militares y científicos argentinos. Otro de esos proyectos sería la planta de reprocesamiento de combustibles quemados para obtener plutonio en la Provincia de Buenos Aires.[8]

En Pilcaniyeu se fueron desarrollando paso a paso los galpones de almacén de materias primas y componentes, la planta de producción electrolítica de flúor, las de tetra y hexafluoruro de uranio, la de cerámica para producir membranas filtrantes y la de producción de los tubos largos de esas membranas, la planta de ensamblado de tubos en las unidades de intercambio isotópico, los comedores, vestuarios y alojamiento, la usina, la planta de aceite (sustancia especial que lubrica y sella los compresores del proceso) y obviamente la planta de enriquecimiento, incluyendo la primera etapa piloto de escala 1:1, llamada «Mock up», la segunda de
producción, la A1, la planta de cascadas de difusión gaseosa.

image También se deben contabilizar las plantas piloto de esponja de Circonio y de Berilio y los talleres que en otras ciudades producían en secreto compresores, filtros, válvulas, etc. Así, en pleno desierto inhóspito y despoblado
se desarrolló un verdadero pueblo, con una usina de generación de energía que podría alimentar eléctricamente a toda la ciudad de Bariloche. 

La construcción de la tercera etapa, la A2, estaba prevista para la década de los '90, pero ya con INVAP fuera del complejo y con CNEA a cargo del proyecto.

Obviamente, este desarrollo que pasaba desapercibido para la sociedad argentina, fruto de la desinformación reinante, era una de las actividades sospechadas y observadas desde el ámbito nuclear internacional. Más aún, estos desarrollos alimentaron la fuerte competencia que existía con los militares y el sector nuclear brasileño, quienes desarrollaban, casi en paralelo, programas similares. Esta «carrera» consumió enormes recursos económicos y científicos y, hasta hoy, el sector nuclear no ha hecho una debida autocrítica al respecto.[9]

Sorpresivamente, en noviembre de 1983, la palabra Pilcaniyeu saltó a las primeras planas de los diarios del país. A escasas semanas del fin de la dictadura y del comienzo del gobierno democrático del Dr. Raúl
Alfonsín, el que sería el último presidente militar de la CNEA, el vicealmirante Castro Madero anunció de manera triunfalista que la Argentina había logrado enriquecer Uranio en la planta (secreta) de Pilcaniyeu.[10]

Los medios nacionales le dieron amplia cobertura al logro anunciado por la CNEA, pero sin que exista un análisis crítico de esa situación[11]. Es notable cómo los principales partidos políticos y los medios de comunicación le dieron apoyo a estos desarrollos, aún los más conflictivos, oscuros y militaristas del programa nuclear.

Sin embargo, ante la opinión pública, la situación era bien diferente. El fin de la Dictadura Militar se produjo precipitadamente a partir de la derrota militar en la Guerra de Malvinas en junio de 1982. Se exacerbó entonces en la sociedad un profundo rechazo por ese gobierno y por las actividades militares en general. El anuncio de Castro Madero, pocos días antes de que finalizara el gobierno militar, se asimila a una maniobra
propagandística y de intento de blanqueo
de una actividad que le había costado mucho dinero a la sociedad y que sufría ya serias denuncias de violaciones a los derechos humanos y de «desapariciones» en el sector que había comandado el almirante.

También el sorprendente anuncio de Castro Madero servía para ocultar el accidente ocurrido dos meses antes en el reactor de investigación RA-2 del Centro Atómico Constituyentes (Buenos Aires) que había costado la vida de un técnico.[12]

El propósito declarado entonces de la planta de Pilcaniyeu era producir uranio enriquecido al 20% para ser utilizado en reactores de investigación y combustible levemente enriquecido para reactores de potencia. De todos modos, la obtención de uranio enriquecido para ser usado en armas nucleares (al 90%) era factible en una planta de ese tipo, estimándose una posible producción de suficiente material para construir un explosivo nuclear por año. Años más tarde Castro Madero reconoció que la Argentina habría podido construir una
bomba atómica si lo hubiera querido.[13]

Durante la última semana de noviembre, a pocos días del anuncio de Castro Madero, Argentina recibió la urgente visita del titular de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA), Hans Blix. El objetivo era interiorizarse sobre la situación del programa nuclear argentino, el cual había sido seguido con recelo por el resto del mundo durante los años de la dictadura.

Coincidentemente con la visita de Hans Blix y de la multiplicación de expresiones de orgullo y algarabía por parte de diversos sectores ultra-nacionalistas, el vicealmirante Castro Madero debió salir al cruce de diversas
acusaciones que provenían de organismos de derechos humanos sobre desapariciones de personas y persecuciones en el sector nuclear argentino.[14] El titular del CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales),
Emilio Fermín Mignone, lo responsabilizó de acciones represivas y de desapariciones de por lo menos 12 científicos de ese organismo.

Luego de haber mantenido reuniones con autoridades del sector nuclear, con las autoridades
nacionales recientemente electas y poco antes de partir de la Argentina, el titular de la AIEA remarcó que «en estos momentos, las plantas de reprocesamiento y enriquecimiento de uranio no están sometidas
a regímenes de salvaguardia».15 Blix procuró convencer a los futuros funcionarios del Gobierno de Alfonsín, de blanquear el programa nuclear y colocar las instalaciones bajo los regímenes de inspecciones internacionales. Al mismo tiempo Castro Madero confrontaba tales apreciaciones diciendo que la Argentina «no debe firmar el tratado de no proliferación».16

Luego de varios años de finalizado el gobierno militar y luego de una renovación de autoridades tanto en INVAP y la CNEA, la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) descubriría que el anuncio había sido
una mentira: nunca la Argentina logró enriquecer uranio, a pesar de lo dicho y de lo gastado.

El anuncio de 1983 era parte de un juego militar-civil de desinformación y presiones. El engaño siguió durante varios años más, hasta 1991 se invirtieron aproximadamente 200 millones de dólares además de los 100 millones oficialmente reconocidos. Se supone que durante el gobierno militar ya se habían gastado no menos de 300 millones de dólares.

En 1987 se buscó realizar las inversiones necesarias para concluir la planta con el objetivo de fabricar unos 40 elementos combustibles enriquecidos al 20% para Argelia y otros 70 elementos para Irán. Más adelante
se describirán esas operaciones. La historia del enriquecimiento de uranio es una muestra clara del procedimiento utilizado por la CNEA e INVAP durante la dictadura. Este programa secreto paralelo le representó enormes costos económicos a la Argentina y una sombra de sospechas que cubrió al
país por mucho tiempo en el plano internacional, debido a la firme presunción de la existencia de programas nucleares militares paralelos.

Vale como muestra del secretismo utilizado por el INVAP las declaraciones que años más tarde realizó el Ing. Jorge Cosentino, prestigioso científico de la CNEA: «Pensé que conocía la totalidad de los planes nucleares
argentinos por mis 31 años en la CNEA. Sin embargo, en noviembre de 1983, supe, a través de la radio de un taxi, en Bariloche, que la Argentina había llegado al enriquecimiento de uranio, en un programa desarrollado
en cinco años. Yo había sustituido interinamente algunas veces al vicealmirante Castro Madero (en la presidencia de la CNEA), más nunca supe nada. Un taxista, con su radio, es quien me contó el secreto».[17]

(…el informe continúa con la historia hasta el año 2002)

Notas 

1. El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas derrocaron al gobierno constitucional que encabezaba Isabel Martínez de Perón y asumieron el control de los poderes públicos. El Gobierno Nacional queda a cargo de una Junta Militar compuesta por el teniente General Jorge Rafael Videla, el Almirante Emilio Massera y el Brigadier General Orlando R. Agosti. La Presidencia de la Nación fue asumida por el General Videla.

2. «Origen de la INVAP», Contralmirante Aldo Luis Bachmann, carta de lectores de La Nación, 24/6/2000.

3. Tales experimentos realizados desde finales de los años ’40, condujeron a Perón a anunciar en 1951 que se poseía total dominio nuclear y dar a entender que se tenía una bomba nuclear. Una historia detallada de ese falso desarrollo se puede ver en «El secreto atómico de Huemul. Crónica del origen de la energía atómica en la Argentina», Mario Mariscotti, Sudamericana-Planeta. ISBN 950-37-0109-0. También se puede ver
«Argentina's Dr Strangelove, or how Perón fell in love with the sun», por Ivan Briscoe, Buenos Aires Herald, December 6, 1998.

4. El 31 de mayo de 1950 el Presidente Perón crea la CNEA mediante el Decreto Nro.10.963 del Poder Ejecutivo Nacional. La CNEA pasa a depender directamente de la Presidencia de la Nación. Sus sucesivos presidentes fueron: General J. D. Perón (1950-1955) (durante este período la jefatura de la institución fue ejercida por el Coronel González hasta abril de 1952 y luego por el Contralmirante Pedro Iraolagoitía); Contralmirante Ing. Oscar A. Quihillalt (1955-1958); Contralmirante Ing. Helio López (1958-1959); Contralmirante Ing. Oscar A. Quihillalt (1960-1973); Contralmirante Pedro Iralogoitía (1973-1976),
Vicealmirante Carlos Castro Madero (1976-1983).

5. «Siempre manejada (la CNEA) discrecionalmente por la Marina, es a partir de marzo del '76 que se produce un verdadero capataceo militar, liderado por integrantes de la Logia del Cristo de Velázquez, enquistada en la Armada», Federico E. Alvarez Rojas, revista Crisis, 1986.

6. Se denomina uranio enriquecido a aquel en el que la proporción del isótopo uranio-235 ha sido artificialmente incrementado, o «enriquecida», por encima del 0,72% que se encuentra naturalmente en el mineral de uranio. Existen varios métodos para hacerlo, una de ellos es la «difusión gaseosa». El uranio enriquecido es una potencial materia prima para fabricar armas nucleares.

7. «Los Alamos», en New México, es el nombre del sitio y de los laboratorios que fueron parte del Proyecto Manhattan de los Estados Unidos cuyo objetivo fue desarrollar en secreto la tecnología de armas nucleares durante la década del ’40. Los laboratorios se ubican en un sitio desértico y apartado de la mirada de los medios y del público. Trabajaron en él unas 40.000 personas en el más absoluto secreto.

8. A mediados de los '80 se conoció públicamente que la CNEA había alcanzado a construir hasta un 80% del Laboratorio de Procesos Radioquímicos o LPR (más conocido como Planta de Reprocesamiento de Combustible Nuclear Quemado), en su Centro Atómico Ezeiza, a escasos 20 km del centro de la ciudad de Buenos Aires. Este desarrollo se debilitó con el fin de la dictadura militar y fue discontinuado, no sólo debido a
la fuerte oposición de vecinos y organizaciones ambientalistas, sino también a serios problemas de diseño, según afirman los técnicos que trabajaron allí.

9. Algunas estimaciones indican que el Plan Nuclear durante 1976-1983 insumió, como mínimo, unos 5.000 millones de dólares, el 13% de la deuda externa argentina en ese entonces.

10. Claramente, se trató de una estrategia de presiones. Las elecciones habían sido en Octubre (1983) y el Dr. Alfonsín asumiría la Presidencia de la Nación el 10 de Diciembre, pocos días antes, la CNEA hace su anuncio que conmovió a la prensa nacional e internacional.

11. «Uranio enriquecido. Destacan el avance atómico argentino. ‹Es una revolución política, económica y tecnológica›, dijeron importantes científicos. La repercusión internacional», así tituló la primera plana de La Nación del 20 de Noviembre de 1983.

12. «Por radiaciones murió un técnico». Diario Clarín, 27/9/83.

13. «Bomb potential for South America», David Albright, Bulletin of the Atomic Scientists, May 1989.

14. «Castro Madero rechazó graves acusaciones. Negó desapariciones en la CNEA», diario Rosario, 26 de noviembre de 1983. «Acusan a Castro Madero por las desapariciones de científicos. Efectuó la denuncia un ex empleado de la CNEA», diario Rosario, 19 de diciembre de 1983.

15. El sistema de «salvaguardias» es supervisado por la AIEA para evitar la desviación de material y tecnología nuclear a programas de armamento nuclear.

16. El «Tratado de No Proliferación» (TNP) es el único instrumento internacional que procura limitar la proliferación de armas nucleares. Más allá de los defectos y limitaciones de ese tratado, el gobierno Argentino sostenía, al igual que otros países en desarrollo, que ejercería su derecho a adquirir tecnología nuclear dual, es decir civil y militar. Argentina ratificó el TNP en 1995. Argentina tampoco adhería en ese entonces al «Tratado de Tlatelolco», que crea una zona libre de armas nucleares en la región de América Latina. Argentina
adhirió a Tlatelolco recién en 1994.

17. Reportaje publicado por Folha de Sao Paulo el 27/8/86.