domingo, 26 de septiembre de 2010

Estoy verde (2)

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A raíz del nuevo libro de Martín Caparrós la revista “Veintitrés” publicó la nota “verde que no te quiero verde” que ya puse aquí. En esa nota hago referencia a un artículo en el que Caparrós desarrolló por primera vez su particular visión del ecologismo, “Ecololós”. Quiero publicar esa nota porque es un texto, para mí, “histórico”. Lo fue en su momento, por eso guardé ese recorte por años, y lo es, ya que ahora vuelve potenciado en “Contra el cambio” (Anagrama, 2010).

Argumentaciones como las expresadas por Caparrós se escuchan con bastante frecuencia. Pero se vuelven de particular importancia cuando las dice alguien como él, con una estatura intelectual tal, que hace que merezcan una revisión prolija. Uno suele encontrar esa lectura “pavota” o “descalificante” del movimiento verde, por ejemplo, en boca de periodistas como Rolando Hanglin o como en el caso de Eduardo Ferreyra, un ex milico vuelto observador permanente (por decirlo elegantemente) de las organizaciones verdes.

Uno de los comentarios de la entrada anterior decía: “ojalá que el debate pueda darse porque no le haría mal al ecologismo poder polemizar sobre cuestiones más de fondo y menos coyunturales”. Estaría bien, sin duda, pero…

…hay algo que lamentablemente (o afortunadamente) caracteriza al movimiento verde y es que no es un movimiento intelectual. Digo esto con el mayor respeto y reconocimiento a los muchos intelectuales, escritores y teóricos que le dieron marco a las múltiples expresiones del movimiento verde. Si bien yo soy devoto de algunos “popes” del ecologismo intelectual, debo decirlo con franqueza, no es en ese terreno donde se despliega el brillo del combate verde. No es allí donde podemos salir a mostrar el libro más gordo ni que tenemos la teoría más larga.

El ecologismo es profundamente “pragmático” y “activista”. Por eso, lamentablemente o saludablemente, se lo ve siempre envuelto en peleas “coyunturales”. Para hacer referencia a esto me interesa citar a un trabajo de Manuel Castells donde dice: “Si hemos de evaluar los movimientos sociales por su productividad histórica, por su repercusión en los valores culturales y las instituciones de la sociedad, el movimiento ecologista del último cuarto de este siglo se ha ganado un lugar destacado en el escenario de la aventura humana”. Lo mismo que le desagrada a Caparrós con la “popularización” de lo verde, es lo que fascina a Castells por el grado de “productividad histórica”, por su poder de impacto en tan corto plazo.

La cita pertenece a capítulo 3 de la "Introducción: Nuestro Mundo, nuestras vidas", del Volumen II, "El Poder de la Identidad", de la obra "La Era de la Información. Economía, Sociedad y Cultura" de Manuel Castells de 1997. Agrega en otro párrafo: El ecologismo no es sólo un movimiento de concienciación. Desde sus comienzos, se ha centrado en hacer que las cosas cambien en la legislación y el gobierno. En efecto, el núcleo de las organizaciones ecologistas (como el denominado Grupo de los Diez de los Estados Unidos) dirige sus esfuerzos a presionar para obtener legislación y a apoyar o oponerse a candidatos políticos atendiendo a su postura sobre ciertos temas. Hasta las organizaciones orientadas a acciones no tradicionales, como Greenpeace, han dedicado cada vez más su atención a presionar a los gobiernos e instituciones internacionales para obtener leyes, decisiones y la aplicación de decisiones sobre temas específicos. De forma similar, a nivel local y regional, los ecologistas han hecho campaña en favor de nuevas formas de planificación urbana y regional, medidas de salud pública y el control del desarrollo excesivo. Es este pragmatismo, esta actitud orientada a un tema concreto, la que ha otorgado al ecologismo la delantera sobre la política tradicional: la gente siente que puede hacer que las cosas sean diferentes aquí y ahora, sin mediación o demora. No existe distinción entre los medios y los fines”.

Volveré sobre estas cuestiones, pero antes de colocar la nota “histórica” de Martín Caparrós, quería destacar que si bien existe un ecologismo “teórico”, que explica su razón de ser a través de la crítica radical al “desarrollismo”, tanto capitalista como estatista; que como ninguna otra expresión política muestra la necesidad de construir equidad en el presente y equidad inter-generacional, que como ninguna otra expresión ideológica es radicalmente global e internacionalista, por ende, pacífica y no violenta, que como ninguna otra expresión ideológica ha puesto el ojo crítico en las ortodoxia tecnocrática; que ha reivindicado lo local frente al orden imageimperial (sea cual fuere la bandera, marca o logo uniformador), y que si bien hoy son diversas las iglesias que militan en algunas de estas cuestiones, debemos ver en dónde tomaron cuerpo esas ideas, y es esa “productividad” histórica del movimiento verde, la que señala Castells.

Bueno, va la nota escrita por Caparrós en 1992, unos meses después de la reunión de la Cumbre de Río de Janeiro (ECO´92).

Cali

 

Ecololos (Martín Caparrós)

El oso bailoteaba agitando sus cascabeles como aquella duquesa sus joyas en ese recital de los Beatles. Albert may, 1964. Pero el oso estaba en una calle de Atenas o, mejor, en la televisión. La televisión mostraba al oso junto con sus dueños y explicaba, porque la televisión siempre explica.

-Y sus dueños, una familia de gitanos croatas, no han encontrado mejor forma de sobrevivir en su nuevo exilio que maltratando al nuevo animalito…- explicaba con acento español la tele; que los dueños del oso habían tenido que huir de su país devastado por la guerra; que estaban vagando por Grecia sin más recurso que las limosnas de la gente; y que pobre oso. Pobre oso, por suerte somos gente educada, sensible: ecológica.

El fantasma empezó recorriendo, como corresponde, Europa, pero ahora es tan internacional como cualquier sesenta. Y ha ido cambiando, poco a poco, con el tiempo.

Ahora la ecología es algo así como la solidaridad de los individualistas, la excusa de una época de escépticos. Y tiene sobre las demás opciones una gran ventaja: ofrece mejoras personales evidentes. Hubo momentos en que alguna ideología- cristianismos, socialismos- había convencido a mucha gente de que no podía ser feliz si su prójimo no lo era, no podía sentirse satisfecho si su vecino tenía hambre. Ahora, que tales antigüedades han quedado en el desván de la historia, la ecología triunfa como una actriz de Hollywood: es fácil darse cuenta de que la degradación del medio ambiente no deja- en principio- a nadie a salvo, que si el agujero de ozono se agujerea el sol saldrá para todos, y que preocuparse por la conversación de las rain forest sudamericanas no es puro altruismo, ni requiere el esfuerzo de imaginar la desgracia de un chico morochito: su destrucción amenaza muy directamente el régimen de aguas del planeta, el calor y la lluvia sobre el propio sombrero.image

Lo cual es muy sensato. Pero tan pequeño…que es necesario arruinar mejor el planeta ni se discute. El mundo es para el hombre y no hay que ordeñarlo al punto de que ya no de leche. Pero es esto: puro sentido común, banalidad. Hacerse ecololó- hacer de eso la preocupación principal- es otra historia.

El hombre es el peor desastre para el medio ambiente. Desde que se civilizó produjo las peores catástrofes ecológicas. De todo tipo. Francia era hace mil años un gran bosque, y los franceses se morían de hambrunas y de gripe. Los ecololós hubieran alertado contra la destrucción de ese patrimonio forestal que dejaría sin madera a las generaciones venideras. Sin madera, indispensable para estructuras y combustibles. Y, sin embargo, desde entonces, el hombre ha inventado otros materiales estructurales, otros combustibles. La ecología, entre otras cosas, supone que las mismas técnicas requerirán siempre los mismos recursos naturales, y se aterra porque proyecta las carencias futuras sobre las necesidades actuales.

Es una de sus grandes ventajas: la ecología es la forma más prestigiosa del conservadurismo. Es, en sentido estricto, un esfuerzo por conservar – los bosques, los ríos y las montañas- y eso tras tantos años de suponer que lo bueno era el cambio, debe ser muy tranquilizador. Fantástico, haber encontrado una forma de participación que no suponga riesgos, beneficie directamente a uno mismo y proponga la conservación de lo conocido. Fantástico: y sirve, incluso, como materia para enseñarles a los chicos en la escuela.

Está claro: la peor amenaza para cualquier ecosistema sigue siendo el hombre, lo cual no nos autoriza a suprimirlo inmediatamente. Y además, no cualquier hombre. Según un informe reciente del Banco Mundial, para el año 2000 se supone que habrá 9000 millones de personas: el 80% de ellos, en los países pobres. Y esto es muy malo para el medio ambiente, porque esa gente quiere comer en lo inmediato y carece de la visión de futuro necesaria para pensar en que, si arrasan una selva para plantar comida, algún ecosistema se desequilibrará de aquí a veinte años. por eso los ecololós americanos hacen helados con frutos del Amazonas: así contribuyen a que los nativos no desarbolen sus selvas, y contribuyen a sus propias conciencias sintiéndose los benefactores del planeta tierra. y su calidad de vida aumenta sin tapujos.

Hubo otros tiempos: recuerdo que hace quince años, en Francia, en los indicios del auge ecologista, algunos estábamos contra las centrales nucleares no porque ensuciaran el arroyuelo circundante, sino porque significaban la más formidable concentración de energía- de poder- que nunca se había visto. Era hace años, un poco antes de que Greenpeace empezara a surcar los mares y las pantallas con su barco con camarotes de primera para el capitán y los jefes, y de segunda para la tropa.

Hay- supongo que hay, y además esto siempre hay que decirlo- algunos ecologistas realmente rebeldes. Pero cada vez más se ven, so pretexto de ecología, todo tipo de Alsogarayes preocupados por el oso, el chancho y los demás animalitos.

- Ay, estos negros ensucian todo, son tan poco ecológicos…

- Sí, son tan nocivos para el futuro de la humanidad.

Su modelo deben ser los baños alemanes. A mí me encantan los baños alemanes. Son tan cuidados, tan limpitos. Los baños de los turcos son mucho peores: hasta el jabón es peor. Y, además, no usan ese papel higiénico adorable, tan terso, tan suave, tan tentador, que dice cada dos hojitas que es papel reciclado: que no amenaza la supervivencia de las selvas del Tercer Mundo. Alemania vende armas a todas las guerras que se arman en el mundo, para mayor lisura de las autopistas con Porsche, y usa papel higiénico que no ofende a la naturaleza.

Los ecololos son así, han encontrado su lugar en el mundo, su prisma perfecto. Yo cada vez los soporto menos. Son tan bien educados, tan bien intencionados, tan dueños de la buena palabra. Son- casi- como los mimos. Son buenos, comprensivos. Incapaces, se supone, de matar a una mosca. Es más: si te llegaran a ver matando a una, serían capaces de romperte la cabeza.

(Página/12, 28 de octubre de 1992)

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Acabo de escuchar a Litto Nebbia cantando esta canción de Los Iracundos, así que comparto la música de esta entrada, je.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Estoy verde

Esta nota se hizo unos días atrás mientras estaba en San Juan con Mauro y Alberto, apenas unos minutos antes de salir del hotel para la audiencia que, inesperadamente, nos había dado el gobernador José Luis Gioja para discutir sobre la Ley de Glaciares. A pesar del apuro en esos minutos, bien valía hacer un alto con glaciares para hacer algunos comentarios sobre las opiniones de Caparrós en su último libro.

Quienes me conocen saben de mi valoración sobre los libros y artículos de Martín Caparrós, de hecho en el blog hay parva de textos de él. Aunque mi admiración no me imposibilita disentir enormemente en cantidad de temas. Este es uno de ellos, que sigo desde aquella primera nota titulada “ecololos” de hace una pila de años.

Cali

 

Veintitresimage

Caparrós acusa a los ecologistas de conservadores y Greenpea ce le contesta

Verde no te quiero verde

Defensa. Para el representante de Greenpeace, el debate que plantea Caparrós es anacrónico.

16-09-2010 /  En su última obra, Contra el cambio, el escritor afirma que los ambientalistas se oponen a las transformaciones. Le responde el conservacionista Villalonga.

Por Diego Rojas

La ecología no sólo se conforma mediante voluntades que se unen para salvaguardar la naturaleza sino que, dicen, también se trataría de un discurso conservador, fruto de una ideología que carece de proyecto de futuro, además de un motor de negocios formidable. No lo dice mister Burns, el dueño de la contaminante planta nuclear que baña con sus residuos la laguna de Springfield, hogar de los Simpson. Tampoco lo dice algún empresario de la curtiembre que no duda en arrojar los desechos químicos al Riachuelo. Y ni siquiera el responsable de la Barrick Gold Corporation en defensa del uso de ácido sulfúrico en las minas a cielo abierto. No. Lo dice Martín Caparrós: escritor y periodista, una persona dada a pensar lateralmente las cosas de la vida y autor de Contra el cambio (Anagrama), que se plantea algunas dudas respecto del cambio climático, la ecología y los ecologistas. Los “ecololós”, como los llama el escritor. Bah, esos conservadores.

Caparrós afirma que quizá la amenaza del cambio climático no es nueva, sino que la alarma generalizada se debe a que hoy contamos con las herramientas necesarias para mensurar ese cambio. Como ejemplo, escribe que, en 1975, la revista Newsweek alertaba contra un inminente enfriamiento global y la opinión científica señalaba la posibilidad de una nueva era de hielo. El escritor especula que el abroquelamiento actual en torno a la ecología no sólo es una fuente inconmesurable de nuevos negocios capitalistas, sino que es la expresión de un conservadurismo que impera debido a la falta de un proyecto político que mire hacia el futuro: el ecologismo sería una ideología que valora no sólo que las condiciones naturales se mantengan como están, sino que tampoco cambien las condiciones sociales ni la estructura de clases de nuestra época. A lo largo de crónicas realizadas en distintos lugares del planeta, Caparrós fundamenta su desconfianza hacia la ideología verde.

“El ecologismo calma las buenas conciencias en general, no solamente las de la progresía –describe Caparrós–. En los países centrales es una de esas ideas comunes en la que casi todo el mundo está de acuerdo. De allí que concluyan que lo mejor que le puede pasar al mundo es estar como está y que cualquier cambio que se produzca es negativo.”

–Su libro señala que el cambio climático se ha transformado en una amenaza apocalíptica general. ¿Sostiene que no es un riesgo para el planeta?image

–No sostengo eso ni lo contrario. Hay científicos que dicen que lo es y otros que no. Sin embargo, a pesar de que el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, que es la autoridad científica sobre la cuestión, señale ese carácter, creo que aun así sería infinitamente menos urgente que otros problemas a los que se les presta menos atención, como el hambre y la distribución de los ingresos. Esta idea de miedo al cambio refleja la falta de proyectos de futuro. Me parece que se puede pensar el ecologismo en relación a la revolución francesa. Después del racionalismo y la ilustración, y como reacción a ellas, hubo un auge del romanticismo, que exaltaba la naturaleza y la vida salvaje en oposición al desarrollo industrial y al progreso. El ecologismo funciona del mismo modo en relación a los proyectos políticos revolucionarios del siglo XX, a la apuesta por el socialismo.

Juan Carlos Villalonga, representante de la sección local de Greenpeace, no podría estar más en desacuerdo con Caparrós: “Si la preservación del ambiente va primero y después el desarrollo económico o al revés, es un debate anacrónico. Nadie en el ambientalismo propone un ‘no desarrollo’. Lo que se discute son modelos, premisas de ese desarrollo: por ejemplo, que sólo los índices económicos den cuenta de él. La felicidad de la población no se puede medir solamente mediante el producto bruto interno. Por supuesto que si voy a un barrio marginal sus habitantes estarán atravesados por infinitos problemas más allá del cambio climático. Pero si el cambio climático persiste, las condiciones para acabar con esa marginalidad probablemente sean más complicadas. No sólo se debe discutir la distribución de los bienes y del capital, sino que vivimos una época en la que se erosionan los recursos. Hoy hay que actuar en todos los frentes para satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin poner en riesgo la posibilidad de que las generaciones futuras se queden sin recursos. Es una discusión que está saldada, lo que no quiere decir que sepamos cómo se logra. Pero desde el punto de vista teórico, hay que ser muy obtuso para negarlo.

Caparrós señala concordancias entre el conservacionismo y el conservadurismo: “Un paper que se filtró aconsejaba a políticos norteamericanos que no usaran el término ‘ambientalistas’ sino que usaran ‘conservacionistas’, que tiene implicancias que no apelan al cambio –explica y, luego, ejemplifica–. La España del siglo XII era un bosque. Se decía que un mono podía ir desde Gibraltar hasta los Pirineos sin tocar el suelo, tan poblada de árboles estaba la región. Pero la madera era un elemento indispensable de tal modo que, nueve siglos después, España se convirtió en una llanura yerma, pero capaz de sostener a diez veces más personas que en el siglo XII que, además, vivían el doble de años que aquellos. Los ecologistas habrían alertado contra la deforestación porque suponen un mundo estático donde se requerirán siempre los mismos recursos naturales.”

–Sin embargo, plantean desarrollos alternativos para la energía.

–Dicen que debería ser eólica o solar. Sin embargo, Al Gore, uno de sus representantes (que cuando empezó sus conferencias ecologistas declaraba tener dos millones de dólares de patrimonio y ahora tiene 100), dice que ese tipo de energías no están preparadas para funcionar todavía y que entonces hay que pensar en la energía nuclear. Se produce la paradoja de que los ecologistas terminan promoviendo una forma de energía de las más riesgosas y que, además, supone una concentración de poder enorme.image

Villalonga se indigna: “El movimiento ambiental no propone tal cosa. Caparrós cae en tres errores. Primero, el rechazo a la energía nuclear es una definición que no está en duda, no sólo por los riesgos que supone, sino por los valores ambientalistas. Segundo, cree que Al Gore representa al ambientalismo, cosa que no es así, aunque Al Gore no necesita a Greenpeace para que aclare sus posiciones. Tercero, más allá de esa aclaración, Al Gore no dice eso. Cuando analiza las alternativas de energía, deja un interrogante y un rechazo al pensar la energía nuclear. Caparrós tendría que leer el libro de Gore sobre el asunto, pero se basa en prejuicios. Conoce bastante poco sobre el movimiento ambientalista. No pronunciarse sobre el cambio climático implica que se comió el verso de quienes quieren hacer pasar algunas ideas negacionistas que no tienen fundamento científico. Es probable que haya diferencias respecto de los tiempos o algunas otras variables, pero no hay bases sólidas para avalar ese negacionismo. Es más, muchos de quienes lo sostienen responden a intereses petroleros. Caparrós escribió en los ochenta un artículo en Página 12 llamado ‘Ecololós’ y no ha salido de esa posición”.

- ¿Pero tienen los ecologistas un proyecto político sobre el futuro?

–No hay un programa político detrás de los nuevos movimientos sociales, en los que el ambientalismo tiene preponderancia. Sin embargo, se puede afirmar que valores esenciales, como la democracia y los derechos humanos (que las ideologías tradicionales defendieron o no según su conveniencia), son parte de sus valores permanentes. Tanto la economía de mercado ortodoxa como los socialismos hicieron desastres en esas áreas. Aunque no tengamos un programa político, sí tenemos un enfoque pragmático, superador: no estamos esperando acceder al poder para acceder a tal reivindicación.

Caparrós, como en las casi trescientas páginas de su libro, no se queda sin argumentar: “Dicen que Al Gore no es ambientalista, pero lo es: así es percibido por la mayoría de la población. De todos modos, James Lovelock, el creador de la teoría Gaia y uno de los más reconocidos ambientalistas, publicó numerosos artículos en los que señala que la única opción es la energía nuclear. No digo que todos los ecologistas sean iguales, pero los hegemónicos, los líderes de la tendencia, actúan de manera paralela a los intereses del establishment y de los grandes intereses económicos que el ecologismo puso en circulación. Hasta la banca Morgan hace negocios en África con hornitos ecológicos que le permiten no sólo recaudar entre 150 y 350 millones de dólares, sino que además quedan bien y pueden decir que ayudan a la gente pobre. Pero en algo coincidimos: los grandes movimientos del siglo XX que se propusieron crear sociedades que fueran justas crearon monstruos, aunque la conclusión que yo saco es que hay que buscar nuevas formas de crear esas sociedades justas. Sin duda que los ecologistas son pragmáticos y han decidido renunciar, mediante ese pragmatismo, a producir cambios importantes en nuestras sociedades. Yo lo llamaría resignación”.

Las cartas están echadas y el debate puesto en circulación. Siempre es positivo que la sociedad discuta los alcances políticos de los movimientos que dicen defenderla. Habrá que ver hasta qué punto esta discusión contamina o nos salva de la polución.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

La cigarra en una… (5)

21-70Cafe

Cigarra!”. Inmediatamente la llamada a Milton Nascimento. Ese sería el nombre del disco y necesitaba una canción. Así nació la Cigarra. Sigo ahora con el repaso cronológico de la edición de “O Canto da Cigarra nos Anos 70”. El nuevo disco se edita en 1978 y ya el nivel de popularidad de Simone era algo inusual. Poco a poco se convierte en artista predilecta para varios autores emblemáticos de Brasil y Simone comienza a ser un personaje mimado por la TV para la realización de shows dedicados a su carrera y homenajes de lo más variados. Increíblemente, estos homenajes se repiten casi sistemáticamente año tras año, hasta hoy. Desde entonces, Simone es adoptada masivamente por el público.

Esto es “Cigarra” en vivo, con Milton Nascimento, en 1980.

Simone e Milton Nascimento em especial da Rede Globo, gravado ao vivo no Teatro Globo, no Rio de Janeiro, e levado ao ar no dia 2 de março de 1980. O programa, chamado "Simone Bittencourt de Oliveira", foi o primeiro programa da série "Grandes Nomes"

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En esos últimos años de los ‘70 Simone se convierte en una artista popular con algunos rasgos que me resultan poco frecuentes. Si bien esa popularidad se basaba en cantar de manera impecable algunos temas que rápidamente se instalaron en la memoria colectiva, hay que sumarle a eso, por lo menos tres elementos que la hacen muy particular: por un lado, se convierte en ese momento en una especie de “sex-symbol” andrógino, seguida por hombres y mujeres, hecho que además, se profundizaba con un repertorio que, a veces, rozaba lo “publicable” en esta materia; a lo anterior hay que sumarle que esos son los años más “politizados” de Simone, son años de fuerte resistencia a la dictadura y Simone interpretaba a artistas emblemáticos de esa resistencia; por último, y contrariamente a lo que podría supponerse, su popularidad no encontraba barreras generacionales ni sociales. Si bien aquí, en Argentina, circulaba esencialmente en círculos universitarios, en Brasil nunca dejó de ser una artista que se la podía ver y escuchar los domingos a  la noche por la TV.

 “Diga lá, coracao”, con Gonzaguinha, su autor.

Recordemos que Brasil vivía bajo dictadura militar desde 1964, la que duraría hasta 1985, y que ésta había tenido periodos particularmente duros con los artistas. Uno de ellos, durante fines de los 60, que es cuando deben irse al exilio Gilberto Gil y Caetano Veloso. Para 1973, ya de regreso en el país, comienza para ellos un período de crecimiento internacional notable. En esa década se produce otra nueva ola de furor internacional por la música de Brasil con una camada extraordinaria de músicos. Si antes Joao Gilberto y Tom Jobim eran las figuras internacionales por excelencia, en los 70 los músicos brasileños que atraían al púbico global eran muchísimos. El cambio de gobierno a manos de Gral. Geisel en 1974 inició una política más liberal disminuyendo la censura en la prensa y en las actividades políticas.

  “Entao vale a pena”, con Gilberto Gil, su autor, en guitarra.

 

Es en el nuevo contexto de mayor flexibilidad política lo que permitió en esos últimos años de los 70 el regreso del exilio de numerosos brasileños y un clima anti-militar muy marcado. Esta es la etapa de mayo popularidad de Simone. La que alcanzará su momento más importante con los dos discos de final de la década, “Pedacos” (1979) y “Simone Ao Vivo” (1980).

Como adelanto de esa etapa, haciendo un tema emblemático de esos tiempos ante un estadio con 90.000 personas en 1982.

A imagem está em preto e branco - assim que possível será disponibilizada em cores - e no final há também um trecho do especial de Simone, 'Corpo e Alma', (Globo, 1982) quando ela deixa o palco do Morumbi.

Pra não dizer que não falei de flores – Caminhando (Geraldo Vandré)
show 'Canta Brasil' (1a. Edição) *
Gravado em 7 de fevereiro de 1982, Estádio do Morumbi, São Paulo SP. Exibido em 17 de fevereiro de 1982 Rede Globo

Simone Bittencourt de Oliveira nasceu duas vezes. A primeira, em 1949, num bairro de classe média de Salvador, na Bahia. A segunda, na noite de 7 de fevereiro passado, no estádio do Morumbi, em São Paulo, quando ergueu um coro de 90.000 vozes na apoteose do show 'Canta Brasil', com a canção 'Caminhando' nos nos lábios e lágrimas nos olhos. Quando terminou de cantar, era mais uma estrela no céu”.

Okky de Souza, Revista VEJA, 24 de março de 1982
Sobre o CANTA BRASIL

“Em 7 de fevereiro, Clara foi chamada por Chico (Buarque) para participar do 'Canta Brasil', um show com aquelas características dos espetáculos do 1o. de Maio, de cunho político, cujo objetivo era, mais uma vez, arrecadar fundos para sindicatos ou campanhas políticas, como o 'Diretas Já'. O 'Canta Brasil era uma continuidade dos shows de 1o. de Maio. A TV Globo, para não se comprometer, transmitiu a apresentação que reunia Chico, Simone, Clara, Milton e mais um time de mambas da música brasileira como sendo um especial em memória de Elis Regina, que acabara de morrer. Argumento tolo, inventando pela emissora, para não explicar o reaa motivo do espetáculo: uma frente de resistência da classe artística à situação político-partidária do Brasil.
Simone, inclusive, protagonizou um dos mais belos momentos daquela fase de abertura quando cantou, emocionada, 'Pra não dizer que não falei de flores', acompanhada pelas cerca de 90 mil pessoas que lotavam o Morumbi, em São Paulo.
Por causa de uma forte chuva que caíra no dia 5, data em que o show seria realizado, um adiamento para o dia seguinte foi solicitado pela TV Globo. Todos toparam. Clara encerrou o show, aberto por Paulinho da Viola”.

Excerto do livro 'Clara Nunes, Guerreira da utopia', de Vagner Fernandes, Ediouro, 2007

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* Além desta edição do 'Canta Brasil' no Morumbi, foram realizadas mais 3 edições. A SEGUNDA em abril de 1982 no Estádio Beira-Rio em Porto Alegre RS, exibida em 23/07/1982 na TV RBS, a TERCEIRA no dia 01/05/1983 no Anhembi, São Paulo e a QUARTA (esta sem a participação de Simone) realizada em  junho/1984 na Praça da Apoteose, Rio de Janeiro.
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Recomiendo la entrada Cigarra para complementar este tramo. Allí se puede ver a Simone haciendo este mismo tema para el público argentino en 1984 en nuestra “primavera” democrática.

 

Anexo Milton Nascimento

Uno de las figuras que en esos años brillaban a nivel internacional era Milton Nascimento. Podía tener sonando en las radios algunos de sus temas más populares o estar tocando en cualquier escenario del mundo siendo mimado tanto por los músicos y el público de jazz. Por esa época, la “plata dulce” argentina permitía comprar discos importados y traer mucho de éstos artistas, así conocimos la movida brasileña que entusiasmaba tanto en el mundo.

Aquí pongo dos videos de esa e´poca, el primero tocando con Wayne Shorter y el segundo con esa maravilla que es Elis Regina (sentada, creo que por su embarazo)

martes, 14 de septiembre de 2010

La “Corporación” minera y el Congreso Nacional

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Por Juan Carlos Villalonga

Director de Campañas

Greenpeace Argentina

 

Existe en la Argentina un nuevo conglomerado de intereses económicos y políticos asociados a la minería y que ha salido a la luz a partir del debate abierto en el Congreso Nacional por la “Ley de Glaciares”. No es una novedad que este tipo de corporaciones y grupos económicos con el poder político asociado a ellos, ejerzan presión sobre el Congreso para promover determinadas normas o para frenarlas. Pero pocas veces se ha visto una oposición tan poderosa, proveniente de un sector económico, a la sanción de una ley de carácter ambiental como es en el caso de la “Ley de Glaciares”. Basta con repasar lo sucedido en los últimos tres años con el tratamiento y la dilatada sanción del proyecto de “Ley de Presupuestos Mínimos para la Protección de los Glaciares y del Ambiente Periglacial” para medir el poderío de este nuevo sector que presiona cada vez más fuerte por proteger sus intereses. 

Es bastante lógico que un sector económico empresarial procure sostener aquellas normas que lo benefician, que rechacen cualquier límite que se pretenda imponer a su actividad o se oponga a nuevas leyes que signifiquen mayores exigencias a su negocio. El problema aparece cuando, como en el caso de glaciares, una enorme cantidad de funcionarios públicos asociados, de un modo u otro, a esa actividad económica operan fuertemente en su defensa. Peor aún es ver como sucumben, ante esa presión, instituciones públicas como el Congreso de la Nación.

La minería tal como la conocemos hoy es una actividad que comenzó a desplegarse a una escala gigantesca en el último tiempo. Durante los últimos 10 años entraron en producción 7 de los 8 mayores emprendimientos mineros (Bajo de la Alumbrera, Catamarca, inició su producción en 1997), mientras se cuentan otros 4 grandes proyectos para los próximos 5 años. A esto se deben sumar decenas de explotaciones de menor porte. Entre 1998 y 2009, la participación de la minería en el PBI dio un salto del 1,5 al 4,5% y se espera que siga en aumento en los próximos años.

La aparición en escena de esta actividad coloca a la Argentina frente a nuevos desafíos y riesgos ambientales. Si bien muchos de estos riesgos fueron anunciados en las etapas iniciales de este proceso, es hoy cuando se han tornado evidentes ante la sociedad. Por ello es necesario que frente a este nuevo escenario, se procure adecuar el marco jurídico del país a la nueva realidad. La “Ley de Glaciares” es un paso en ese sentido. Nunca antes se había desarrollado minería de estas características a más de 4.000 metros de altura. Es por ello que la aparición de la explotación minera en sitios en los que existen glaciares de alta montaña exige que se establezcan mínimos criterios de ordenamiento territorial en la Cordillera de los Andes para preservar estos ecosistemas del avance de los emprendimientos mineros.

Esta ley de ningún modo implicará un cese en las inversiones mineras. No lo podría hacer nunca. Sólo tiene efectos sobre una pequeña área en la zona de cordillera. Sin embargo, la corporación minera interpreta que la Ley de Glaciares es un “recorte” que puede convertirse en un primer paso para modificar el actual régimen minero. No hay otra explicación al conjunto de argumentos realmente disparatados que se utilizan para expresar la oposición a la norma; argumentos que no guardan relación con el texto en discusión. Sólo así se explica la alianza en oposición a la ley que establecieron empresas y políticos de diferentes provincias en donde las actividades mineras muy difícilmente se desarrollen sobre glaciares.

La “Ley de Glaciares” es una respuesta sensata a una nueva realidad que hoy vive Argentina. Es mentira que esta ley pone fin a las inversiones mineras, es mentira que obligará a las provincias a cerrar emprendimientos. Ello sólo sucederá si tales explotaciones se desarrollan en áreas de glaciares o sobre áreas con formaciones de hielo que actúan como reguladoras de cuencas hídricas. De lo que se trata en cuestión y, tal como lo establece la Ley General del Ambiente, es de ir generando, poco a poco, los criterios básicos de ordenamiento en el uso del territorio nacional. Un criterio básico, por ejemplo, es que la actividad minera no puede realizarse a expensas de los glaciares y de las actividades y poblaciones que se desarrollan gracias a las funciones que este ecosistema cumple.

Recientemente un grupo de gobernadores cordilleranos que priorizan la actividad minera por encima de cualquier restricción ambiental, firmaron una “declaración de rebeldía” ante cualquier intento de sanción de leyes de Presupuesto Mínimos. En el documento, los mandatarios provinciales declararon que la “Ley General del Ambiente” es legislación suficiente, ya que esa norma delega en las provincias la evaluación de impacto ambiental de las actividades que puedan afectar a sus recursos. A partir de ello, los Gobernadores plantean que ya no hay nada más que legislar en materia ambiental en el territorio nacional. Sin embargo y, de manera contradictoria, los “rebeldes” decidieron ignorar concientemente que la propia “Ley General del Ambiente” establece al “ordenamiento ambiental del territorio” como el primero de los instrumentos de la política y gestión ambiental. La Ley entiende que ese ordenamiento ambiental desarrollará la estructura de funcionamiento global del territorio de la Nación por medio de mecanismos que exceden la orbita de cada provincia y, al mismo tiempo, uno de los criterios que señala la norma para desarrollar el mencionado ordenamiento es la “conservación y protección de ecosistemas significativos”: la “Ley de Glaciares” intenta exactamente eso.

Somos testigos de un nuevo capítulo de la lucha desigual entre aquellos que intentan poner límites a la destrucción de los ecosistemas y las corporaciones económicas que avanzan sobre los recursos. No hace mucho, un debate similar se desarrolló en el Congreso Nacional en torno a una ley que debía ponerle límites a la expansión agropecuaria sobre los últimos bosques nativos. Ahora es la minería sobre los glaciares. Sólo el Estado a través de sus instituciones, como el Congreso, puede definir qué es lo que debe prevalecer. En las próximas semanas se sabrá si tenemos un Congreso capaz de legislar coherentemente de acuerdo con las propias normas que ha sancionado recientemente o sucumbe a la corporación minera. 


 


sábado, 11 de septiembre de 2010

Canco per a la meva mestra

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En el “día del maestro” comparto este tema de Serrat, presentado por él mismo. 

del disco “en sus propias palabras” (1976), editado en México.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Insensatez

Ruta 8, altura San Antonio de Areco, Buenos Aires

Yo sospecho que alguna vez, en el futuro, se dirá “estos tipos estaban relocos!”. Dirán “andaban a 120-130 km/h en dirección opuesta a otros que iban a la misma velocidad ,en rutas de apenas 7 metros de ancho!”. No sólo eso, “a veces iban a esa, o más velocidad, directamente de frente para esquivarse en apenas por diferencias de unos pocos segundos!”.
Son 7 metros totales, de margen a margen, cuando hay camiones y micros de 2,5 metros. Una completa locura.
No soy amigo de los automóviles ni del transporte automotor, aunque es claro que es un sistema de transporte con el que conviviremos por mucho tiempo. Esto aún en el hipotético escenario que exista una política decidida a no incentivar el automóvil y con una política de uso masivo de transporte público e incremento el uso del ferrocarril, en todas sus variantes. Siendo así, ¿cómo pasamos de este modelo pensado para carromatos de hace unos 60 años atrás?. ¿Cuando se piensa en esto en serio? No, en esto no se piensa. Porque habría que  pensar en el largo plazo. Ambas cosas no permiten hacer política a los gritos, de permanentes chicanas, haciendo ironías por twitter y conferencias de prensa que nos dejan con la boca abierta. No, definitivamente, trabajar para solucionarlo requeriría de otra dinámica.
Sobre esto he puesto varias entradas. En particular, sobre el tema que aborda el artículo que se publicó ayer en La Nación.
Como introducción, pongo aquí una reseña, tomada al azar, de un clásico de clásicos de las crónicas macabras de la ruta 8, ruta diseñada en 1940.

San Antonio de Areco: Accidente fatal en Ruta 8 (7 de septiembre de 2010) image

Un peugeot 206 colisionó de frente contra un Citroën C3. Fue en el kilómetro 105 de la Ruta Nacional N° 8. Hay tres víctimas fatales. En el mismo lugar hubo otro accidente: Un auto chocó contra una camioneta del concesionario vial.
El accidente fatal se produjo pasadas las 19.00 en el kilómetro 105 de la Ruta Nacional N° 8, a la altura de un frigorífico, en la zona del partido de San Antonio de Areco.
El choque fue protagonizado por un  un Citroën C3, patente EXJ 956, y un Peugeot 206, patente EIH 895, de la ciudad de Campana, y contra el que colisionó de frente luego de que aquel mordiera la banquina y produjera el impacto.
En el trágico hecho perdieron la vida tres de los cuatro ocupantes del Citroën, dos mujeres y un hombre, que circulaban en sentido Buenos Aires - Areco, todos oriundos de esa ciudad bonaerense.
Según informó la FM Luna, en el lugar trabajaron móviles y efectivos de Bomberos Voluntarios, Gendarmería, Policía Vial y del Hospital local Emilio Zerboni.
Hay cinco heridos, entre ellos dos menores de edad, que eran intervenidos quirúrgicamente de urgencia en el hospital.
Pasadas las 21.00 hubo otro choque en el mismo lugar, cuando un peugeot 405 gris, en el que viajaban un mayor y un menor de edad,chocó contra una camioneta de señalización del concesionario vial que se encontraba en el lugar.

Red federal de autopistas
El mapa de la insensatez económica argentina

Un proyecto de ley para construir en 10 años 13.500 kilómetros de autopistas inteligentes y sin peaje "y sin que el Estado ponga ni un solo centavo" duerme hace 12 años en el Congreso y nunca vio el recinto. Cómo es el plan que permitiría ahorros de fletes, de tiempos de tránsito y evitaría accidentes.
Martes 7 de setiembre de 2010 | La Nación
El mapa de la insensatez económica argentina

En 1998 se presentó por primera vez al Poder Ejecutivo. Se giró al Congreso. Hubo ocho iniciativas. De radicales, peronistas, socialistas, partidos provinciales...

Pero la idea de conectar todo el país con autopistas inteligentes, sin peaje y construidas sin un solo peso del Estado -la más revolucionaria de la infraestructura tal vez desde el antiguo tendido ferroviario- nunca llegó a un debate en el recinto. Tres burocráticas comisiones -Transporte, Presupuesto y Hacienda, y Obras Públicas- lo tienen cajoneado.

A fines de 2011 perderá estado parlamentario el proyecto de ley n° 5815/08 que establece la construcción de una Red Federal de Autopistas en la Argentina. De nuevo, sin fondos públicos.
"Si llegara a debatirse en el Congreso, se aprueba por unanimidad", sostiene, convencido, el autor de la idea, el economista Guillermo Laura.

 ¿Quién podría objetar unir todas las capitales del país con la construcción faraónica pero necesaria de una red de 13.500 kilómetros de autopistas, en 10 años, a razón de 1300 kilómetros por año?

¿A quién se le ocurre eclipsar el desarrollo que generarían obras por US$ 27.000 millones, que emplearían a 100.000 personas durante 10 años, para conectar 1150 ciudades argentinas (82% de la población)?
¿Quién dudaría un segundo en emprender un plan que equivale al tendido de las autopistas interestatales norteamericanas o a la red de autopistas alemanas, las más modernas del mundo, financiadas con irrisorios tres centavos (sí, $ 0,03) por litro de combustible pagaderos sólo cada 1000 kilómetros efectivamente construidos, y que permitirían un ahorro del 30% del tiempo de tránsito?

¿Quiénes se oponen a un ahorro del 20% de los fletes (sólo en el agro serían US$ 500 millones por año), al las externalidades económicas inducidas que generan las autopistas, en cuanto al movimiento turístico y a la radicación de industrias?

¿Quién, en su sano juicio, no haría lo que fuera por bajar la siniestralidad y evitar 7 de cada 8 muertos por choques frontales en las rutas argentinas?

¿Qué ahorrista vacilaría en invertir en una alternativa que le de un 6% de interés real, ajustado por inflación, con avales del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)? ¿Qué empresa constructora no licitaría para una concesión de 30 años con avales que garantizan casi automáticamente créditos puente de corto plazo?
¿No sería progresista también generar un instrumento financiero que permita canalizar la capacidad de ahorro argentina, que en los últimos tres años se fugó del país a razón de que US$ 52.000 millones (casi dos redes de autopistas pagadas en efectivo)?

¿No es una estafa saber que sólo se construyeron 26 kilómetros promedio por año en los últimos tiempos, cuando cada conductor paga dos pesos ($ 2) por litro de nafta y uno veinte ($ 1,20) en gasoil para generar fondos para la construcción de infraestructura?

¿No es insensato e insostenible que no haya tocado ni una vez el recinto del Congreso, en 12 años, un proyecto que propone también que el usuario pague, pero sólo tres centavos por litro una vez que se hayan construido al menos 1000 kilómetros?

Nadie puede oponerse con un argumento lógico.

La única explicación al "cajoneo" legislativo y al "desentendimiento" ejecutivo es que no hay "caja política" en la estructuración de esta ingeniería civil y financiera. No hay lugar para la intermediación de los funcionarios.
Guillermo Laura es el responsable de este Proyecto de Modernización de la Infraestructura del Transporte Terrestre (Promitt), como presidente de la Fundación Metas Siglo XXI, que inspiró el proyecto de ley y las ocho iniciativas parlamentarias.

El Plan Laura se bautizó con su apellido, hace ya más de 10 años. Participó -como integrante de concesionarios o como funcionario- en la estructuración de cinco autopistas proyectadas y terminadas en tiempo: la 25 de Mayo; la Perito Moreno; 9 de Julio Sur; la del Buen Ayre, y la Panamericana.
Laura sigue, hace ya más de 12 años, promoviendo esta idea que Eisenhower desarrolló hace más de 50 en Estados Unidos, con las interestatales.

Hace 12 años resume la rentabilidad social de la RFA: para el usuario (consume menos combustible, viaja más seguro y a velocidad constante); para los ahorristas (que comprando bonos de infraestructura tienen una renta del 6% indexados y desgravados, con garantía del BID); para las empresas (que podrían emplear súper camiones como los bitrenes, de 150 toneladas de capacidad; se construyen en el país y se exportan porque están prohibidos); para el Estado (que no afecta partidas presupuestarias para el proyecto); para la integración provincial, para la competitividad del país, hoy en el puesto 72 del mundo en cuanto a infraestructura para el transporte.

"Nuestro grave defecto -explica Laura- es que este proyecto no tiene caja política. El sistema actual se basa en que el recurso tributario que proviene de los combustibles, alrededor de US$ 4000 millones por año, que va para el Estado". Y el Estado (los funcionarios) puede tentarse. Y la corrupción de los "retornos" en el pago de los certificados a los contratistas puede ser endémica.

"Este modelo de gestión -continúa se basa en la inversión privada y en que el Estado no interviene en el recupero. Ya estamos pagando la red de autopistas: cinco autopistas con lo recaudado con las naftas, y tres con el gasoil. Y todo para circular en rutas de la muerte donde se paga peaje para que corten el pasto y tapen algunos baches. Somos víctimas de un gran fraude".

-¿Cuánto se recauda por los impuestos actuales?

-Son US$ 4000 millones por año. A un costo promedio de dos millones por kilómetro de autopista, estamos pagando 2000 kilómetros por año, pero en 10 años no se pudo terminar la autopista Rosario-Córdoba, de 404 kilómetros. Se hizo menos del 2% de lo que podría haberse hecho.

-¿Cómo se llega al 6% de tasa ofrecido al ahorrista que comprando los bonos de infraestructura financiaría esta obra?

-Es un interés real, porque es el 6% más inflación. Es una tasa excelente a nivel internacional, es la que tiene Brasil estipulada como mínimo para los fondos de pensión. Este proyecto lo tolera muy bien: en los tres centavos por litro por cada 1000 kilómetros están incluidos el costo financiero, de mantenimiento, el recupero del capital, el costo operativo. No hay adicionales por pagar. Además, están libres de impuestos, y pueden descargarse de Ganancias.

-¿Cómo se reparten esos $ 0,03 por litro?

-Luego de construirse los 1000 kilómetros (está así en el proyecto de ley), el 85% va para los tenedores de bonos, y el 15% es para que el concesionario destine a mantenimiento de su concesión, que es por 30 años. La Caja de Valores será el fiduciario que administre: los agentes de bolsa y los bancos colocan una inversión "de lujo" indexada, exenta de impuestos y con un aval del BID; y con lo recaudado de tasa a los combustibles reparte entre los bonistas y la cuenta de los concesionarios.

-¿Qué pasaría con el riesgo político y la especulación?

-Es un bono muy seguro, con garantía triple A del BID. Un bono soberano también está exento de impuestos, pero rinde el 2% y no tiene un aval del BID. En este caso, los "deudores" son 9 millones de automovilistas que cuando se termine la red serán 18 millones. Y hay cinco "recaudadores" (las petroleras), que trabajan gratis porque cobran y depositan en la cuenta de la AFIP, cada cinco días, la tasa a los combustibles.

-¿Hay ahorro suficiente para encarar este proyecto?

-Hay muchísima capacidad de ahorro en la Argentina que no tiene buenas alternativas en las que canalizarse. Se invierte en cosas de baja rentabilidad social, que sólo buscan preservar el valor.

-¿Cómo funciona la garantía del BID?

-El BID le da la garantía a todo el que se lo pide. El recupero es absolutamente seguro, que es lo que mira el BID al poner la garantía: son 9 millones de deudores que pagan apenas unos centavos de plata que va derecho a los concesionarios. Es una inversión más segura que la del peaje tradicional que, si no hay flujo, no cobra. Acá el flujo de fondos se genera a partir del consumo nacional de combustibles, que ronda los 21.000 millones de litros.

-¿Eso es lo que consume todo el transporte?

-No, sólo de autos y motos. No contamos el transporte que consume gasoil, que no va a pagar la tasa porque se va a compensar con lo que paga hoy. Y esto es muy importante para el agro, los camiones y los colectivos.

Laura levanta la vista por un segundo y mira, de nuevo, el mapa de la Argentina cruzado de arriba a abajo por autopistas inteligentes, y dice: "Si escucho un argumento válido que concluya en que no hay que hacerlo, yo desisto. Este es un proyecto grande, que requiere de convicción".

Y mientras entrega papeles a este cronista (el proyecto de ley; un resumen ejecutivo; otro resumen en formato de preguntas y respuestas; una revista de 74 páginas que acompañó gratis la edición de La Nacion del 19 de octubre de 2007, y que plasma todos los beneficios del proyecto), sonríe al ver una fotocopia: una resolución del Consejo Interprovincial de Ministros de Obras Públicas, que apoya el proyecto y encomienda un "plazo perentorio" los pasos necesarios para lograr un acuerdo federal.

Está datado en Puerto Deseado, el 3 de abril de 1998. Y lleva la firma del presidente del Consejo, el entonces ministro de Economía, Obras y Servicios Públicos de Santa Cruz, el arquitecto Julio Miguel De Vido.

Emiliano Galli
LA NACION

21.000

Millones de litros de naftas consume el parque automotriz y de motos. A ese flujo se le cobraría una tasa de $ 0,03 por litro sólo cada 1000 kilómetros de autopista terminados.


12
Años hace que se presentó el proyecto que permitiría ahorrar un 20% de fletes y evitar 7 de cada 8 muertes en accidentes, y nunca se debatió en el Congreso

domingo, 5 de septiembre de 2010

La cigarra en una… (4)

1976-CS02
Voy al repaso del disco que sigue en la caja “O Canto da Cigarra nos Anos 70”, “Face a Face” (1977) que es el inicio de la singular y espectacular popularidad de Simone.
Pasando 1976 y el suceso de “Doña Flor y sus dos maridos”, Simone pasaba de ser una artista en ascenso, bien recibida por los grandes compositores de la MPB, a ser una artista verdaderamente popular. Siempre me pareció que la “popularidad” en Brasil es un estadio que conocemos poco por aquí. No es sólo comenzar a vender enormes cantidades de discos. Es una bola gigantesca de masividad, abarcando un público que trasciende barreras culturales y sociales, donde la TV juega un papel fundamental. Salvo en contados períodos tuvimos una TV abierta a la música, capaz de hacer llegar masivamente a artistas de nivel. Recuerdo que allá a lo lejos, mucho tiempo atrás, hubo programas en horarios centrales en los canales más vistos en donde se podía conocer a artistas de primera mano. Recuerdo que Serrat entró al gran público por la TV, a finales de los 60. Nunca más vi ese fenómeno. Bueno, en Brasil, eso sigue sucediendo.
Para el caso de Simone, no hubo barreras de edades y de ningún tipo. Desde entonces es así. Pasó a ser admirada y popular para la TV, por colegas, por la prensa, shows, discos, etc. El tema “exito” de “Face a Face” fue “Jura Secreta”, el tono íntimo y grave del tema de Sueli Costa no es lo que se espera para hacer un “hit”, sin embargo, lo fue.1977-FaceFace (escuchar otra versión en Cigarra”)


Previo al disco, una gira de tres meses con Toquinho la trajo a Buenos Aires, con Vinicius. No encuentro registro de esa visita, aunque “Face a Face” sí se edita en Buenos Aires. El disco contiene la segunda versión de “O que será (a flor da pele)” , la otra es “O  que será (a flor da terra)”.


En 1977 se registran los primeros shows y giras verdaderamente multitudinarios. Las crónicas señalan a Simone como una verdadera “diva” del escenario (“a massa explodia em uivos apaixonados”; “Em sus shows, ate entao, a coisa ja estaba pegando fogo”) Si bien el público en San Pablo y Rio de Janeriro era mayormente universitario, la gira por el resto del país eran totalmente masivos.
Pongo otra tema más, “Face a Face”, también de Sueli Costa.



 

 

Anexo “Ney Matogrosso”

Casi en paralelo a la carrera de Simone, comienza la carrera de Ney Matogrosso. Me parece bueno mostrar algo de lo que estaba pasando al mismo tiempo. Además, unos años más y cantarán juntos y Matogrosso producirá varias espectáculos de Simone.Quiero compartir un video que es un ícono de la música popular de Brasil, el gruppo  “Secos y Molhados”, con Ney Matogrosso en la voz y dándole su impronta al grupo. Esto es pre glam rock, pre kiss, pre todo. Raro? si raro. Esto fue un suceso. El video es imitado, versionado y recreado en videos caseros y karaokes. Cada movimiento de “Sangue latino” y “O vira” están en la memoria de la música popular de Brasil, una mezcla de desfachatez, latinoamericanismo indígena, avant garde y confrontación. Esto es por ejemplo las cosas que registraba la TV en esos años. 1973, en crudo.
  

Ney Matogrosso haciendo “Sangue Latino”, hace poco.



En el 450 aniversario de San Pablo, Simone y Ney Matogrosso, con final bien kitsch.


sábado, 4 de septiembre de 2010

Uy! me colgué con YouTube

Internet

Este martes leí la noticia que el “Jornal do Brasil”, diario emblemático de Brasil, deja de publicarse en papel para mantener, únicamente, su versión on line. Esto obedece, entre otras razones, a los nuevos hábitos de lectura. Esta noticia tiene una directa vinculación con un artículo publicada hace unos días en La Nación, que reproduzco más abajo, acerca de uno de los tópicos que frecuentemente coloco aquí, ¿qué pasa con nuestra cabeza en la nueva atmósfera “comunicacional” que nos hemos creado?. 

Un aspecto muy particular, en esa nueva atmósfera, es la tendencia generalizada a ejercitar cada vez más un tipo de pensamiento simplón y rudimentario, un razonamiento sin matices y que evita cualquier síntoma de complejidad o de matices. Basta mirar el tono de la mayoría de las opiniones que se vierten en los más diversos foros de internet. Aquí no se trata de cualidades mentales o virtudes intelectuales, es una cuestión de actitud, ¿estamos dispuestos a aceptar la complejidad de las cosas o preferimos reducir todo a una pocas variables? 

Otra aspecto demoledor es la tara de leer todo por arriba. Confieso que soy bastante proclive a la lectura en diagonal. Una lectura veloz buscando las palabras claves que me lleven rápidamente a lo que busco. Un ejercicio que el permanente apuro me obliga continuamente. Eso va erosionando el hábito de la lectura. Es como que la cantidad de bits por segundo es tanta, que cuando uno comienza a leer como corresponde la velocidad baja tanto que nos sobra tiempo de procesador y.. se distrae!. Por eso procuro siempre tener algún texto que requiera de una lectura seria y meditada. Que obliga a bajar el caudal de bits. Lo hago con bastante disciplina.

Igualmente este blog es un ejercicio de lectura, de tener que releer cosas antes leídas o buscar información procurando profundizar algo. Así y todo, estamos sometidos a la distracción permanente. Estar on line es tener la banda ancha que te seduce para cualquier lado todo el tiempo. De hecho, esta entrada la había terminado de armar hace un par de noches y recuerdo que me quedé colgado viendo unas entrevistas de Diego Capusotto, ¿qué tiene que ver? Eso, nada.

Cali

Por qué estamos tan distraídos

Mori Ponsowy
Para LA NACION

Martes 31 de agosto de 2010

Hiperactividad improductiva. Ese fue el diagnóstico del psiquiatra cuando me quejé de mi creciente incapacidad para concentrarme. El nombre del padecimiento no me molestó tanto como saber que no había ninguna pastilla para curarlo y que lo único que podía hacer era insistir en focalizar la atención.

Días después, una amiga me dijo que ese diagnóstico le parecía una estupidez. "Hiperactividad puede ser -opinó-, pero improductiva, no." Intenté convencerla de lo contrario contándole que escribir me cuesta cada vez más. image

"Termino un párrafo y reviso los e-mails . Intento avanzar en otro, pero uno de mis contactos en Skype me llama y cuando vuelvo a la nota que estaba escribiendo, he olvidado la idea que se me acababa de ocurrir -le dije-. Además, cada vez leo menos."

Sólo esto último pareció asombrarla: "¿No leés en Internet?", preguntó. Iba a contestarle, pero me dijo que acababa de llegarle un correo que estaba esperando y nos tuvimos que despedir.

Me quedé pensando. ¡Claro que leo en Internet! ¿Quién no lo hace? No sólo eso, sino que seguramente gracias a la Red hoy se lee muchísimo más que en los años 70 y 80, cuando la principal fuente de entretenimiento era la televisión. La vastedad de contenidos que ofrece Internet permite mucha mayor libertad de elección que la tele. Desde juegos para los más chicos y partidas de póquer on line para los grandes, hasta diccionarios y libros enteros de la literatura universal están al alcance de un clic en cuestión de segundos. Basta con conectarnos y un universo aparentemente inagotable de millones de bits se despliega ante nosotros. La facilidad para encontrar cualquier cosa que estemos buscando, sumada al vértigo de la sorpresa inagotable convierten a Internet en una tierra seductora, irresistible.

Millones de personas pasamos, hoy, la mayor parte de nuestro tiempo de lectura en Internet. Como si hasta ahora hubiéramos vivido en la tundra desolada, quienes nacimos antes de la existencia de la Red nos hemos visto habitando, de pronto, una densa selva amazónica. Su hechizo es tal que quizá hoy leamos aún más que en el pasado. ¿Cuál era mi queja, entonces? Tratando de responder esto, sentí que lo que realmente me molestaba no era leer menos, sino la manera en que leo ahora. Leo en la pantalla con el mundo desplegado frente a mí y es como si estuviera sentada en Times Square intentando leer a Heidegger: no me puedo concentrar; las luces caleidoscópicas de un océano de neón me distraen; empiezo leyendo El ser y el tiempo, y, sin darme cuenta, un rato después estoy mirando el último video de Lady Gaga en YouTube. image

Estaba por llamar a un par de amigos para averiguar si sufrían del mismo mal, pero inmediatamente cambié de idea: ¡mejor investigarlo en Internet! En segundos, comprobé mi hipótesis. Hay artículos en diarios, revistas y blogs en los que gente de todas partes se queja de lo mismo. Nicholas Carr, un columnista de The Atlantic Monthly , lo describe así: "Antes me resultaba fácil sumergirme en un libro o en un artículo extenso. Ahora con frecuencia mi concentración empieza a desviarse después de dos o tres páginas. Me agito, me impaciento, pierdo el hilo y al fin busco hacer alguna otra cosa. Siento como si estuviera obligando constantemente a mi cerebro desobediente a regresar al texto".

Después de leer los testimonios de otros, de pronto mi queja se presentaba clara y precisa. Lo que me pasaba era que mi habilidad para pensar, leer o escribir sobre un tema específico por un tiempo prolongado se había marchitado. Incluso cuando investigo en Internet, rara vez llego al final de un texto y mi lectura es en diagonal, como si me hubiera graduado con honores en un curso de lectura veloz. Corroboré esto, de nuevo, en la Red: un grupo de investigadores de University College, en Londres, afirma que la mayoría de los cibernautas dedica menos de sesenta segundos a cada sitio y que la conducta más común es saltar de un lugar a otro y leer, a lo sumo, una o dos páginas de un artículo antes de abandonarlo.

La esencia de la Red parece ser la interrupción y la rapidez. Con el tiempo, como pasamos tanto tiempo navegando, nos hemos vuelto tremendamente impacientes y, en consecuencia, los medios tradicionales -presionados por sus departamentos de marketing- han tenido que hacer sus contenidos cada vez más cortos para satisfacer nuestros nuevos hábitos. A partir de marzo de este año, The New York Times dedica la segunda y tercera página de su edición en papel a resumir las noticias más importantes del día. image

El cambio ha ocurrido a nivel mundial y, por supuesto, también es evidente en el diario que usted está leyendo ahora. Entre el año de su fundación, en 1870, y al menos hasta 1890, LA NACION publicaba folletines como "El Capitán Cornabute", de Julio Verne, y notas de opinión de escritores como Rubén Darío y José Martí de hasta 20.000 caracteres; cien años después, la longitud promedio de las notas de opinión había disminuido un 35% hasta rondar los 13.000 caracteres; hoy, la longitud de esos artículos es de alrededor de ocho mil quinientos caracteres; es decir, de nuevo un 35% menos, pero ahora eso ha ocurrido en sólo veinte años. Como se ve, la tendencia a sintetizar noticias y artículos no nació con la invención de Internet, pero sí se ha acentuado geométricamente desde entonces. Por lo general, esto es aún más marcado en los periódicos tabloides. Es importante señalar que este cambio no obedece sólo a la necesidad de los medios de adaptarse a las nuevas tecnologías, sino también a las necesidades del público, que cada vez tiene menos paciencia para llegar hasta el final de una nota. image

La vida online se caracteriza por un estado de permanente distracción. Todo cuanto requiera una concentración detenida nos impacienta. La lectura profunda, las palabras largas, las oraciones complejas y la argumentación minuciosa se tornan cada vez más anticuadas. La información prevalece sobre el análisis y la inmediatez, sobre el pensamiento. Como siempre, algunas cosas se ganan y otras se pierden en el camino. Se gana la posibilidad de acceder a un universo de datos y, por otro lado, se va perdiendo la costumbre de sumergirse en las ideas, siguiendo razonamientos que avanzan con rigor desde los enunciados iniciales hasta llegar a las conclusiones. Lo que se pierde, en suma, es el gusto y la costumbre por el pensamiento complejo y la argumentación.

La argumentación y el pensamiento racional requieren tiempo para exponer, analizar, comparar, deducir y, por último, concluir. En este sentido, la lectura detenida y profunda se asemeja mucho a la estructura del pensamiento. Comprender realmente un texto supone haber dialogado con él con el mismo cuidado con que lo haríamos con un maestro admirado. Leer de ese modo exige sopesar las ideas del otro, descubrir sus falacias y analizar sus aciertos hasta llegar, finalmente, a ideas propias acerca del mundo que nos rodea.

Ese tipo de lectura no es el que nos caracteriza mientras surfeamos en la Red. Esto se debe no sólo a la sobreexcitación que la pantalla nos provoca, sino también a que Internet es un negocio, además de una herramienta prodigiosa. Cuantos más links visitemos, mayor es la cantidad de información que compañías como Google recolectan sobre nosotros para después llamar nuestra atención con publicidad de productos que nos interesen. A esas compañías no les conviene que los usuarios leamos detenidamente y, por eso, nos seducen con miles de cartelitos y nuevas alternativas. Se trata de una relación inversamente proporcional: a menor concentración del cibernauta, mayor ganancia económica para ellas. image

Además de una visita al archivo de LA NACION, hice gran parte de la investigación para esta nota en Internet, de modo que lo dicho hasta aquí no pretende ser un lamento por los tiempos idos, sino, más bien, la expresión de un deseo. Ojalá que los lectores no olvidemos que el pensamiento y la argumentación necesitan tiempo y que no todo cabe en capsulitas. El mundo es demasiado complejo como para ser explicado en un eslogan. Ojalá, también, que la mejor prensa escrita, aún incorporando las nuevas tendencias tecnológicas, no lo olvide y conserve secciones destinadas al análisis y al pensamiento.

He dejado al psiquiatra y me parece que empiezo a superar mi "hiperactividad improductiva". En comparación con los meses anteriores, he podido escribir esta nota en tiempo récord. Lo único que tuve que hacer es esconder el cable de conexión a Internet detrás de las valijas que guardo en la parte de arriba del armario. Para llegar ahí tuve que subirme a una escalera y, como no tengo una, fui a pedírsela al vecino. En este momento, siento un cosquilleo en el estómago. Es que en cuanto llegue al punto final de esta oración iré a buscar la escalera y volveré corriendo a sacar de su escondite al cable que pondrá, de nuevo, el mundo al alcance de mi mano.

© LA NACION

 

Mientras armaba esta entrada me distrajo: