lunes, 24 de mayo de 2010

Ha llegado aquel famoso tiempo (Taller 2)

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Es difícil explicar el clima de “primavera” en convivencia con las revelaciones más macabras que haya vivido el país. Así eran los meses de 1983 y 1984. Supongo que la sensación de parálisis, ante las revelaciones más horrendas, se superaba gracias a una fuerte voluntad de justicia, de convertir cada revelación en un acto de reparación. No lo sé, de algún modo había que encontrarle la vuelta a semejante infierno.

La idea de justicia era un sueño que comenzaba a hacerse realidad. Tal cosa no había estado del todo clara durante la campaña electoral. Recordemos que ya existía un acto de “auto-amnistía” dictado por el gobierno militar y los candidatos del PJ no eran muy militantes que digamos en esa lucha por la revisión del pasado reciente.

Así caminamos esos años “primaverales”, compartiendo un despertar social y político, con los cotidianos titulares de descubrimientos de centros clandestinos de detención, fosas comunes y fragmentos de la historia que la dictadura quiso borrar.172-equipo-de-antropologia-fore

Durante 1984, al mismo tiempo que trabajaba la CONADEP, se creó una ONG que es un símbolo de aquellos tiempos y que aún hoy continúa su trabajo, tanto aquí como en diferentes partes del mundo: el Equipo Argentino de Antropología Forense. Jamás me imaginé que una cosa así se podía crear. No hace falta que destaque yo su trabajo.

Un pequeño repaso de estas cuestiones centrales para la democracia de esos años en estos videos.

Aquí algunos testimonios haciendo referencia al trabajo de la CONADEP desde diciembre de 1983 hasta septiembre de 1984.

En el medio de ese clima, se supone que también comenzábamos a mirar para adelante. Un ejercicio que a la distancia suena increíble. Poco tiene que ver el nivel de aquellos conflictos y los abismos que se abrían a cada paso, con los conflictos que hoy nos paralizan. Parecen dos países distintos. En fin. Basta observar una síntesis de los sucesos de 1983 y 1984 para tener una idea.

El gobierno estaba presionado por las demandas enormes y justificadas de los organismos de DDHH, por los muchos que queríamos que todo vaya rápido y al hueso; estaba jaqueado por el conservadurismo de políticos que no querían ver a los militares vapuleados, o porque ellos mismos habían sido cómplices; por la propia iglesia; por los militares, los que mantenían fuertes vínculos con sectores de la prensa, la política, empresas e impregnaban al Estado.Las Fuerzas Armadas eran aún una fuerza política; un sindicalismo que no ahorró nada a la hora de confrontar, basta compararlo con la aplicada con gobiernos posteriores; un sector muy poderoso de las empresas que estaban haciendo enormes negocios con la dictadura y no querían que se cayesen sus contratos, etc, etc. Todo podía saltar por el aire en cualquier momento. Aún así, fue una primavera.

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Entre tanto seguíamos armando la masa crítica para nuestro proyecto ecologista. Durante 1983 fue tomando forma y sumamos alrededor de ese proyecto a bastante gente. No era fácil, un proyecto que comenzaba con prácticas cooperativas en algunas cuestiones de consumo desde libros a alimentos, que haría activismo verde y que debía generar las condiciones para que el proyecto acunara una iniciativa comunitaria o una cooperativa de viviendas, eso se vería. Es decir, pensábamos a a lo grande.  

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La cosa verde había comenzado a explotar por todos lados. Algunas iniciativas estaban en marcha, como comenté en el caso de Santa Fe, otras estaban poniéndose en marcha en ese momento. Se salía del “underground” para comenzar a hablar en público.

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La primera expresión de los que podríamos llamar movimiento ecologista en la Argentina es la reunión que se realizó en la ciudad de Santa Fe casi al mismo tiempo en que la democracia se instalaba, en diciembre de 1983. Se llamó “I Encuentro de Organizaciones Ambientalistas de la Argentina”. Su declaración, por mucho tiempo, fue una declaración de principios para todos las ONGs del país. Creo que aún lo es.

Así comenzaban los 80 para mi. La ingeniería electrónica quedaría atrás. Recuerdo que alguien me dijo en esos días: “Mirá, se estudia durante los gobierno militares, entre medio se hace política”. Así de frágil y efímero era el terreno que transitábamos.

Muchos de los compañeros de Acuarela y aledaños ya se habían comprometido profundamente con algunas agrupaciones políticas, otros habían tomado el rumbo del periodismo, las producción artística, o sus propias carreras artísticas. Algunos me acompañaron en esta nueva etapa. Con frecuencia nos vemos y sabemos que bueno que estuvo todo eso.

Definitivamente 1984, pasada las elecciones y ya en democracia, muy débil, pero democracia al fin, hice pie en una primer “ONG”, aún no era el Taller.

De toda la música que explota en esos días, quiero rescatar el primer disco de "Soda Estéreo”, de 1984, una banda que en aquel momento me resultó demasiado “diseñada”, el tiempo me mostró que había talento también. Obvio que la elección está teñida por la especial situación actual de Gustavo Ceratti.

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Nosotros, miembros de las organizaciones ambientalistas de ciudadanos,  provenientes de las más diversas regiones del país, nos dirigimos al conjunto del pueblo de la República Argentina y a sus gobernantes, para manifestar, en la nueva etapa histórica que se inicia, nuestra posición ante los urgentes problemas ambientales y la acuciante necesidad de elaborar e implementar un modelo de desarrollo cuyos objetivos fundamentales sean la calidad de vida, la salud y el bienestar de los habitantes de esta tierra.

Por eso, convocamos a ciudadanos, técnicos y gobernantes a que digamos:

  • No a la importación de modos de desarrollo, productos y tecnologías que nada tienen que ver con nuestras necesidades reales y que en muchos casos han resultado un estrepitoso fracaso en sus países de origen.
  • No a un “progreso” o a un “crecimiento económico” que se mide por la cantidad de bienes materiales, el consumo de energía o de acero o por el producto bruto interno, mientras se arrasa el patrimonio de los recursos de nuestro suelo que son extraídos como si la naturaleza tuviese una infinita capacidad de recuperación y fuera capaz de tolerar las más profundas agresiones de una actividad productiva irracional y no planificada.
  • No a la persistencia en el error de querer adaptar el ambiente a la tecnología.
  • Sí a la investigación, evaluación y relevamiento que permitan adaptar nuestra tecnología al ambiente. Sí a un desarrollo sostenible con bases firmes, no destructivo, capaz de asegurar la prosperidad y la continuidad de la vida para las presentes generaciones de la Argentina así como la de las generaciones por venir.
  • Sí a la puesta a punto de tecnologías apropiadas, respetuosas del ambiente, poco devoradoras de energía y que respondan a las reales necesidades de las diversas regiones de nuestro país.
  • No a la distorsión demográfica que concentra una población desmesurada en los grandes centros urbanos, causando insolubles carencias de infraestructura básica y servicios y tensiones sociales de todo orden, mientras continúa despoblándose la vasta extensión de nuestro país y las regiones fronterizas.
  • Sí a la descentralización de las aglomeraciones urbanas y del poder hegemónico que ellas suponen. Sí a la autosuficiencia, a la autonomía y a la preservación de la identidad cultural de las diversas comunidades regionales nacionales y latinoamericanas.
  • No a la destrucción de nuestros bosques naturales y nuestros ríos. No a la destrucción de nuestra fauna silvestre. No a la destrucción de los equilibrios ecológicos que sostienen la trama de la vida y son el reaseguro contra la aparición de epidemias y el agravamiento de los llamados “desastres naturales”. image
  • Sí a la urgente reforestación con especies autóctonas y recuperación de las masas forestales nativas degradadas, para asegurar a perpetuidad la provisión de materias primas, medicinas, energía y alimentos. Sí a la conservación de la cubierta vegetal: bosques, pasturas y suelos fértiles, como garantía frente al nefasto ciclo de inundaciones y sequías devastadoras.
  • No a la contaminación del aire que respiramos, del agua que bebemos, de los alimentos que consumimos nosotros y nuestros hijos.
  • Sí a las técnicas de reciclaje y aprovechamiento de los residuos, que protegen nuestro ambiente a la vez que crean nuevas fuentes de trabajo y mejoran la eficiencia del rendimiento económico de las empresas.
  • No a la agricultura basada en el uso indiscriminado de plaguicidas, herbicidas y fertilizantes, que envenenan el suelo y los alimentos, crean nuevas cepas de insectos resistentes y conducen al agotamiento del suelo, a la ruina económica y a la emigración. No a una ganadería que abusa del sobrepastoreo y desestima las especies nativas que han evolucionado en íntima adaptación con el ecosistema americano.
  • Sí a una nueva concepción de los aprovechamientos agropecuarios basados en el respeto a la conservación de los suelos, en los abonos orgánicos y el control bioambiental de las plagas.
  • No a las fuentes energéticas contaminantes. No a los faraónicos aprovechamientos hídricos que trastornan, tal vez irreversiblemente, vastas regiones, creando problemas de todo orden para finalmente concluir su propia vida útil. No a la energía nuclear, que hipoteca el destino de las generaciones actuales y futuras, que es de costoso mantenimiento y cuyos reactores son inutilizables después de apenas treinta años. image
  • Sí a la puesta a punto de fuentes de energía limpias y renovables: solar, eólica y de biomasa. Si a la instalación de fuentes descentralizadas de energía, que no necesita transportarse y que aporta al autosostenimiento y al crecimiento de las diversas regiones para el bien de una verdadera integración nacional.
  • No al desconocimiento de nuestra flora y fauna. No al menosprecio de nuestra identidad cultural. No a una educación desconectada de las realidades de cada región argentina.
  • Sí a la educación ambiental en todos lo niveles y por todos los medios de comunicación. Si a la educación que revalorice los componentes naturales y culturales de nuestra tierra y el mejor modo de relacionarnos con ella. Sí a la creación de una red de reservas naturales. Si a una legislación que defina la política para el manejo integrado y racional del patrimonio de nuestros recursos naturales.
  • Manifestamos también que no nos opondremos jamás al desarrollo que tiene como meta mejorar la calidad de vida humana. Sólo deseamos definir qué tipo de desarrollo queremos. Y luego poner el máximo de nuestras energías al servicio de este desafío: gestar un desarrollo en función de la gente, por la gente y para la gente.
  • Manifestamos también que éste es más que nunca el tiempo de crear para la vida. A esta creación, la única que merece ser gestada, convocamos a todos los habitantes de esta tierra y a todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino. image

Santa Fe, 18 de diciembre 1983

image Asociación Ambientalista del Chaco; Fundación Tierralerta (Buenos Aires); Centro de Protección a la Naturaleza (Santa Fe), Fundación para la Defensa del Ambiente (Córdoba); Instituto de Defensa Ecológica Albert Schweitzer (Rosario); Asociación para la Evolución Armónica del Ambiente (Entre Ríos); Unidad Vital (Mercedes, Buenos Aires); Centro de Estudios de Plantas Aromáticas y Medicinales (Posadas, Misiones); Tierralerta de San Juan; Unión Naturista Argentina; Sociedad Ecológica Regional de El Bolsón (Río Negro); Fundación Vida Silvestre Argentina (Buenos Aires), entre otras entidades firmantes.

 

(Spinetta Jade, en el programa de Badía, en 1983)

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