miércoles, 29 de abril de 2009

El desafío de la blancura

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Reproduzco aquí una colaboración del amigo I.J. que me parece valiosa y provocadora. Espero sirva para pensar lo que nos pasa.

Cali

El Desafío de la Blancura

La política en la Argentina está pulverizada. Explotó. Se desintegró.

No fue producto de un cataclismo natural ni es consecuencia de un ataque nuclear. La política, en Argentina, simplemente se suicidó.

Lo que vemos por la tele, en los diarios y en las radios no son políticos. Yo no sé bien que son. Ellos tampoco saben explicar qué son.

Este juego de “armados”, “candidaturas testimoniales” y las mil y una mañas a las que nos estamos acostumbrando son de una perversidad y un poder de daño mayúsculos. Daño que se ejerce sobre la credibilidad de los votantes y rompe con el mínimo “contrato” que debería existir, al menos en la formalidad, entre representantes y representados. Han perpetrado una destrucción casi total de las bases de la democracia.

En los 25 años de democracia ininterrumpida que estamos transitando, hubo, en sus primeros años, claras señales de su fragilidad, luego se consolidó como nunca antes en la historia argentina. Ahora vivimos un momento donde la democracia no está débil, es diferente, está vaciada. La vaciaron.

Desde el gobierno se insiste en ejercer el poder como si estuviesen emprendiendo una batalla final contra la oligarquía y el perverso orden universal mientras tanto sus ejecutores viven y pregonan con sus actos el peor de los valores oligárquicos y el típico desenfreno de los “nuevos ricos” de los ‘90.

Así, para la gloriosa muchachada, un despreciado “motonauta” en los ’90 es ahora el líder que nos llevará a una “patria justa, libre y soberana”. Se convierte en un apreciado dirigente un político cuya frase más famosa lo desnuda impecablemente: “mi voto es no positivo”. Los “armados” desde la oposición y oficialismo son increíbles y también desnudan de manera impecable ese vacío en que han convertido a la política. Sólo un ejemplo, Felipe Solá, ¿qué es?, ¿alguien podría explicarlo?. ¿Es el funcionario clave y uno de los más estables en el gobierno de Menem?, ¿es el duhaldista?, ¿es el gobernador K'? ¿es el diputado K, ahora anti-K? ¿es el candidato PRO? ¿va segundo? ¿no iba primero?. En fin.

Es imposible describir todo el panorama. Hoy nadie, mejor dicho, casi ningún político podría señalar despectivamente a Borocotó (como lo hicieron en el pasado). Al contrario, deberían reconocerle haber sido un adelantado a su tiempo.

Entonces, lo cierto es que ya ni siquiera sirve aquello de “votar por el menos malo”. Cuál es el menos malo si no sabemos si van a asumir, si van a hacer lo que dicen, si ellos mismos no saben si van a atacar lo que ahora critican porque no saben con quién van a estar aliados dentro de unas horas. El “menos malo” valía para un tiempo en el que importaba la calidad, qué tan profundo y eficaz era un candidato para ejecutar sus ideas o dónde estaban los límites de esas ideas que representaba.

Eso valía para un tiempo en el que existían las “plataformas electorales” o cosas así. ¿Se acuerdan cuando eso existía, al menos para el gesto formal?. O cuando existían las “internas” y se elegían los candidatos del partido o coalición. ¿O cuando se les reclamaba a los partidos “internas transparentes”? Todo eso se pulverizó.

Los ´90 se llevaron puesto partidos y dirigentes, la crisis del 2001 enterró a otros tantos. Del “que se vayan todos” no surgió nada y emergió una política descabellada, donde el desborde, la sobreactuación y la intolerancia es moneda común.

Vivimos un tiempo donde se han roto algunas cosas bastante elementales y ante eso, la política se declara prescindente. Se acaba de matar un tipo porque se tragó un acoplado cruzado intencionalmente en una ruta internacional. Nadie ha dicho nada. Ni siquiera los que, como mínimo, debieron poner una luz de advertencia o señales suficientes. Mi derecho termina allí hasta donde pude aplastar al otro.

Claro que hay excepciones, pero no alcanzan para torcer la tendencia.

Se vienen las elecciones y uno se puede preguntar ¿a quien voto?. ¿Es esa la pregunta correcta para estos tiempos?

Me parece que no porque detrás de esa pregunta, inocente y bien intencionada, está la trampa. Saben que el 100% de los votos se distribuyen de algún modo y eso les permite seguir esta calesita. Si el 30% del candidato A se reduce un 5%, ese 5% va al candidato B y el C mantiene su 20%, entonces el D, puede crecer al 30% ya que le saca al E un 10%, entonces el D, aliado con el A, manejan la mayoría, aunque sean distintos, pero lo que importa es el poder. Y así cada vez más.

Conmigo no cuenten esta vez.

La pregunta correcta sería: “¿hay alguien por quién valga la pena no votar en blanco?”

(continuará…)

I.J.

Recomiendo leer un artículo de Alfredo Leuco sobre “El papelón de Ibarra”, aunque aclaro que éste artículo lo escribí antes de ver semejante cosa, luego de verla, me convencí mucho más de lo que había escrito.

Como Egberto Gismonti está viniendo a la Argentina en estos días, 8 minutos al piano con “Fala da Paixao” y a otra cosa.

domingo, 26 de abril de 2009

Signos Vitales

IMAG0387 Frecuentemente reviso algunos cajones y la biblioteca para retirar libros, revistas e informes que contienen información acerca de distintos tópicos que hacen al estado del mundo: desde la expansión del HIV, los gastos en armamentos, emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, crecimiento del mercado de paneles solares o el acceso al agua potable. En fin, lo que uno podría llamar los signos vitales del planeta y la sociedad. Por dónde marchan las cosas y cuáles son las tendencias a corto y mediano plazo.

Suelo retirar esas publicaciones una vez que ya tienen 10 años de antigüedad. Por razones de espacio y porque la información ya es entonces obsoleta.

Mucha de esa información hoy la bajo de internet y se trata simplemente de eliminar archivos si ningún tipo de miramientos. Cuando se trata de libros y papeles es inevitable pegarles una mirada antes de que vayan a la caja de papeles sin uso.

Hace unos días comencé a dar de baja una serie de libros. Lo primero que me hicieron recordar es que muchos de ellos provienen de la época del “uno a uno”, época en que era posible comprar libros importados o fuera del país fácilmente (no sólo whisky caro!) En esa rápida mirada pude recordar las cosas que pensaba y percibía en el momento que los leí. Las cosas no estaban bien hace un poco más de diez años, ni tampoco iban por el buen camino. Pero había un margen por donde suponer que era posible torcer la realidad. Ya era un margen estrecho.

Esa información provista, mayoritariamente, por entidades como el Worldwatch Institute y otros similares, no era información para quedarse tranquilo ni mucho menos. Siempre recuerdo la frase que alguna vez alguien dijo, e hice mía, “qué es ser ecologista?, un optimista bien informado”. A pesar que nada indica que vayan a salir bien las cosas, a pesar de las malas noticias que hay a montones para el que mira lo que pasa más allá del marketing y la publicidad, “tenemos el deber de la esperanza”.

Sucede que cuando veía algunos gráficos y curvas y las comparo con la situación actual, es como ver los análisis de un enfermo terminal a medida que se acercan sus días. Disculpen que pueda parecer catastrófico. Nunca lo he sido ni lo soy ahora. Sólo lean.

Quiero señalar sólo un caso, un signo vital, que será el parámetro que nos acompañará obsesivamente por bastante tiempo, muy probablemente, toda la vida de los que puedan leer esta nota. La evolución del Cambio Climático.

Hace diez años era posible imaginar que, en 1997, luego de haberse firmado el Protocolo de Kioto, habíamos dado un muy pequeño paso, pero un paso en la dirección correcta al fin. Más de diez años después ese paso no se ha concretado y todavía titubeamos en dar el próximo.

Si uno compara las chances que teníamos a finales de los ´90 para conducir el desarrollo global hacia un sendero de emisiones de gases de efecto invernadero que pudiera poner al cambio climático en un límite razonable, ahora nuestras chances son infinitesimales y más que un sendero, es un hilo cada vez más delgado, y que nos estrangula.

Hemos perdido el tiempo y agravado el problema. Ahora estamos atravesando momentos decisivos. Lo lamento, ni Kirchner ni Carrió ni Macri lo van a decir con todas las letras. Los Argentinos no somos grandes culpables de lo que pasa, pero eso no nos exime de ser conscientes de lo que ocurre y actuar en consecuencia en el plano que corresponda. Cuando lo hacen, mayoritariamente, son gestos inconducentes e irrelevantes, como el recientemente hecho en la “hora del planeta”, lo siento decirlo, porque en él participó gente que aprecio, pero lejos de acercarnos al núcleo grave de la situación, adormece con gestos que llevan tranquilidad donde no la debe haber.

Aclaro que no escribo sobre estos temas en este blog porque mis opiniones se manifiesten en sobreabundancia en oIMAG0388tros sitios. Pero aquí vale esta preocupación personal e íntima.

Algunos datos: con las emisiones de gases de efecto invernadero desde la revolución industrial para acá, la temperatura promedio global de la Tierra se ha elevado ya en 0,7 grados. Muy poco, pero suficiente para percibir los múltiples cambios que ya existen. Por razones de la inercia en reaccionar del sistema climático, con los gases ya presentes en la atmósfera emitidos en las últimas décadas, la temperatura promedio se elevará a 1,5 grados, eso es inevitable, así dejemos de emitir desde ahora, es decir dejemos de consumir petróleo, gas, carbón, dejemos de deforestar, etc. Todo eso desde este minuto.

Aquí empiezan los problemas. Una elevación de la temperatura global entre 1,5 y 2 grados es muy complicada y grave. Sucederán cosas graves desde el punto de vista de los ecosistemas y las economías que ellos sostienen. Tan solo pegar una ojeada aquí.

Desde hace años se ha asumido que pasar los 2 grados es un límite moral del cual no podemos admitir atravesar. Con esa temperatura, la cantidad de víctimas será de proporciones y el planeta mínimo que le dejamos a nuestros hijos es una miseria del tamaño del egoísmo de nuestros tiempos.

Entonces en un intento desesperado para no sobrepasar ese límite (2 grados) debemos pensar qué es todavía posible de hacer en los próximos años. Lo que sigue es un gráfico que muestra en curva roja la evolución de las emisiones por consumo de combustibles fósiles tal como van las cosas hoy día, la tendencia. Esa curva llevará la temperatura global más allá de los 3 grados y quizás 6 antes de final de este siglo. Un mundo en el que vivirán, insisto, los chicos de hoy,y por supuesto, sus hijos. No es tanto tiempo.

La curva negra muestra la evolución de las emisiones de 1850 hasta el día de hoy y el sendero de emisiones posibles que deberíamos seguir si quisiéramos que nos mantengamos debajo de los 2 grados y luego comenzar, en el largo plazo, a bajar la temperatura a 1 grado, y quedarnos allí, en uno o dos siglos.

Dibujo

Para entender lo que significa la curva negra. En primer lugar deberíamos antes del año 2015 haber estabilizado las emisiones globales, es decir que lleguen a su máximo y no crezca más. NO sólo eso, comiencen a decrecer. Es como intentar detener un tren a toda velocidad en 100 metros. Si no lo hacemos con cuidado y como corresponde, no lo vamos a detener, o será a costo de un golpazo de todos los que estamos ahí arriba.

Luego debemos empezar una curva descendente, que se ha ido haciendo cada vez más abrupta en la medida que el tiempo sin acción se nos fue de las manos, hasta llegar al año 2050 con una reducción de esas emisiones cercanas a cero… si cero dije. No más nafta, no más gas, no más joda.

Luego, sólo actividades que absorban con cierto grado de seguridad gases de invernadero de la atmósfera, para comenzar a enfriar el partido.

Se puede?…

Miro el “Vital Signes” de 1997 y dice

“Irónicamente, cuanto más tiempo se espera para comenzar a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, más difícil y costosa será la transición a una economía de baja dependencia de energía fósil. Sin embargo el mundo está comprometido en los años venideros, a construir un vasto número de plantas de energía fósil, automóviles y edificios, muchos de los cuales estará consumiendo energía de manera inadecuada por muchas décadas. Pero si las políticas cambian hoy, podemos instalar una nueva generación de fuentes de energía limpias y económicas. Es esencial que el mundo industrializado demuestre liderazgo en Kioto, y abrir el camino para que los países en desarrollo puedan crecer, ya que el mayor incremento de la demanda energética estará allí”

Luego, Estados Unidos se retiró del Protocolo de Kioto. Ese acuerdo no fue un instrumento legalmente vinculante hasta el año 2005. China es hoy un mayor emisor que Estados Unidos. Y tenemos casi nada de tiempo.

Dentro de unos meses se realizará la reunión de Copenhague y allí se decidirá que hacer en los próximos, por lo menos, 10 años. Quizás los decisivos. Por eso hay tanta atención. Arriba a la izquierda de este blog pueden ver un reloj que cuenta los minutos y días que falta para esa reunión. Mucho más importante que todas las reuniones de los G20, G7 y operativos clamor en el PJ. La historia recordará del 2009, Copenhague. No la historia de los libros, la recordarán los adultos del 2050, 2080 y 2100.

También por eso, en la columna izquierda del blog hay un link a una página que cuenta los meses que nos quedan antes del 2015, nuestros años para producir el cambio, como para seguir en carrera. De otro modo, bueno, la carrera seguirá, aunque nadie se atreva a decir que esa carrera valga la pena, sólo se tratará de buscar un mal menor (uno que será bastante grande por cierto)

Cali



domingo, 19 de abril de 2009

Rock y dictadura: Esperando nacer

Esta es una entrada que perteneció originalmente a mi primer intento de blog. Cada una de aquellas entradas han ido poco a poco pasando a este blog. Ahora es una buena oportunidad para republicar esta nota que es un artículo de Página/12 del año 2005. El motivo de la nota es la publicación, en aquél momento, del libro “Rock y Dictadura” de Sergio Pujol.

La nota acompaña perfectamente el relato que estoy haciendo de Acuarela. Además es un excelente libro.

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Radar (Página/12) Domingo, 13 de Noviembre de 2005

como el rock forjo su identidad bajo la dictadura

Esperando nacer

22579430FB90F71CE9BC212480D2B44B Autor del ya clásico volumen Jazz al sur, el periodista e historiador Sergio Pujol acaba de editar el fascinante Rock y dictadura, un libro construido a partir de pequeñas escenas cotidianas, en el que logra encapsular no sólo la rara convivencia entre el rock nacional y la última dictadura sino también la rara paradoja que trajo aparejada: la de una cultura rock cuestionada por los militantes políticos que de pronto se convirtió en depositaria de la rebeldía y terminó de forjar así una identidad que mantiene hasta hoy.

“Si la supuesta resistencia del rock fue decir cosas en clave, fue realmente muy pobre. A mí me pareció mucho más interesante la dimensión de un recital. Ahí el rock ponía el cuerpo, con su público sabiendo que luego de saltar en un Luna Park lleno, afuera estaba la policía poniendo los camiones de culata para llevarlos presos a todos.”



Arranca con una descripción precisa y termina con una pregunta. La primera frase de Rock y dictadura dice así: “El 24 de marzo amaneció fresco y despejado, con un viento proveniente del sur que situó la temperatura mínima en los 8 grados”. Y su punto final llega después de un diálogo entre un periodista anónimo y Charly García. “¿Qué opinás de la política?”, le preguntan. “Bueno, hay de todo”, arranca la respuesta. “A propósito: me dijeron que Alfonsín piensa legalizar la marihuana. ¿Será verdad?” Entre ambos extremos –la descripción cotidiana, la pregunta ilusionada–, Sergio A. Pujol consiguió reconstruir a través de poco menos de trescientas páginas divididas en ocho capítulos, uno por cada año de la última dictadura militar, la obligada convivencia entre un rock nacional que apenas si tenía una década de existencia y cuya identidad aún no se había terminado de cimentar (algo que sucedería, justamente, durante aquellos años tantas veces denominados como “de plomo”), y un gobierno que tomó el poder por las armas, y pregonaba una moral occidental y cristiana. “El relato de este libro se basa en fragmentos de vidas y músicas atravesadas por la última dictadura, pero mi intención no ha sido poner en contexto la producción musical de aquellos años, sino punzar un contrapunto entre dos formas irreconciliables de ver el mundo”, escribe Pujol en el prólogo. “Para eso me he valido de discursos oficiales y de letras de canciones; de vidas poderosas y vidas azarosas; de ideales educativos y actos contraculturales. A partir de esa exhumación, oportunamente cotejada con los recuerdos del adolescente que fui, busqué transmitir una cierta sensación de época. En este sentido, las páginas que siguen tienen tanto de dictadura como de rock, dos términos sin duda antitéticos. Sin embargo, una buena parte de la cultura joven del período 1976-1983 creció al fragor de esa polarización. Más allá de ella: el exilio, la desaparición, la muerte.”

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Sin intención de denominar como resistencia a esa construcción de un nosotros generacional, sin detenerse a buscar significados ocultos en las letras de los grupos de rock de la época, y sin tampoco pretender juzgar las decisiones de sus principales protagonistas, Pujol ha logrado en su libro escapar a todas las trampas que propone el tema, y reconstruir la sutileza de esa convivencia forzada entre rock y dictadura. Y su relato explica –sin necesidad de explicar, sino que le alcanza con contar– las razones por las cuales el movimiento de rock nacional logró una identidad, justamente, en medio de semejante tierra arrasada cultural. Sentado a la mesa de un bar, con una gaseosa y su libro, flamante, a un lado, Pujol intenta un resumen: “La dictadura se propuso tres objetivos bien claros. Uno fue exterminar la guerrilla. El otro, no menos cruel, fue producir un cambio de paradigma económico. Pero su tercer objetivo, que nunca alcanzaron, fue el disciplinamiento social y cultural. ¿Por qué no lo lograron? Porque, entre otras cosas, existió un concepto de la rebeldía y la cultura joven que venía de antes y que, lejos de desaparecer, se fortaleció. Es como si justo en ese momento toda esa contracultura, cuestionada por la militancia política al comienzos de los ‘70, hubiese encontrado un sentido. Porque fue esa cultura joven y abierta al mundo, con las antenas muy encendidas, lo que permitió conservar ese espíritu de rebeldía. Por eso es que me parece que la gran ironía del rock en esos tiempos, es que en cierto modo ante la dictadura fue conservador. Mientras los militares hablaban de fundar un nuevo país, de la nueva Argentina occidental y cristiana y todos los discursos hacia los jóvenes hablaban de mirar hacia delante, el rock miraba hacia atrás, hacia su pasado inmediato. No el del tango, sino a ese pasado de fines de los ‘60 y comienzos de los ‘70, que es un poco el espejo en el que el rock se miraba para poder seguir adelante”.



Cuanto tiempo más llevará

leongiecoelfantasmadecavt1 Tres años. Ese es el tiempo que Sergio Pujol ha descubierto que le toma hacer un libro. Una unidad de tiempo laboral a la que llegó luego de una década y media –su primer libro fue Las canciones del inmigrante (1989)– dedicándose a semejante trabajo. “Tal vez uno podría tomarse más tiempo, y seguro que sería un libro mejor”, calcula. “Pero entonces uno se aburre, al menos a mí me pasa. Así que tres años es el tiempo que me lleva llegar medianamente conforme al resultado final”, explica el autor de libros como Jazz al sur, recientemente reeditado y ya todo un clásico dentro de los libros locales de la historia de la música popular. “Jazz al sur nació de la necesidad de darles forma de libro a unos saberes orales, los de la historia del jazz en la Argentina, que yo tenía la sensación que se iban a perder irremediablemente si alguien no daba cuenta de ellos”, explica Pujol, cuyo libro inmediatamente anterior llevó por título La década rebelde, dedicado a los años ‘60. Pero, aunque de alguna manera Rock y dictadura continúa –a pesar de haberse salteado los tempranos ‘70– con lo que Pujol denomina “una biografía colectiva”, su existencia también obedece a un motivo un tanto más personal.

expreso1“Tiene que ver con una época formativa de mi vida”, confiesa su autor. “Empecé a estudiar en la facultad en el año ‘77, y atravesé todo el proceso militar en un momento personal de mucha avidez cultural. Fue un momento formativo para mí. El periodista Claudio Kleiman dice que Expreso Imaginario, la revista contracultural por excelencia de esos años, irónicamente nació y murió con la dictadura, por lo que fue una revista del Proceso. A mí me pasó algo parecido, y siempre tuve un vínculo muy fuerte con la música de aquellos años”, dice Pujol, un apasionado del jazz que defiende, sin embargo, que los libros de géneros musicales no se escriban desde la pasión. “Los tangueros escriben de tango, los rockeros escriben de rock”, ejemplifica. Y agrega: “En mi caso, antes que en el género, pongo la pasión en la investigación y la escritura”.



Como referente de Rock y dictadura, Pujol nombra primero al libro La caída de París, de un historiador llamado Herbert Lottman, que escribió sobre la vida cultural en Francia durante la ocupación nazi. “Es un libro que recorre minuciosamente los dos meses antes de la toma alemana de París, cruzando minibiografías”, explica. Después confiesa su admiración por los trabajos de Greil Marcus, como Rastros de Carmín. Y, por último, aclara que sin los trabajos académicos fundacionales sobre el rock de autores como Pablo Alabarces y –especialmente– Pablo Vila, no sabe si se hubiese atrevido a hacer este libro. “No soy tan osado”, explica. “Ellos instalaron el rock de los años ‘70 en la veta académica. La única diferencia es que ellos abandonaron, mientras que yo persisto.”

Encuentro con el diablo

Aunque la razón de su existencia no sea la de realizar grandes descubrimientos sobre la época y el género al que se circunscribe su trabajo, sino simplemente capturar y transmitir su esencia, Rock y dictadura contiene dos o tres revelaciones. Una de ellas es la mención a un festival en contra de la guerra a realizarse en Ushuaia, que la gente del grupo M.I.A. imaginó luego de negarse a participar del Festival de la Solidaridad Latinoamericana realizado en Obras Sanitarias. “Me lo mencionó Donvi Vitale, y no tengo por qué no creerle”, cuenta Pujol, que en el libro relata cómo Donvi y su mujer Esther llegaron a proponerle la idea a la gente de la Cruz Roja, pero el proyecto murió antes de siquiera comenzar a planificarse, por la rapidez con que llegó el desenlace de la

Guerra de Malvinas.

Otra revelación es el hecho de que el contacto de la dictadura de Viola con muchos músicos del rock nacional, que accedieron a sentarse a dialogar ante el poder militar en esa época de “apertura”, tenía un vínculo directo con la revista Expreso Imaginario. El operador de Viola, llamado Ricardo Olivera, conocía a Isabel Mouso, encargada de la publicidad de la revista. Por la oficina de Olivera, según escribe Pujol, pasaron Charly García, David Lebón, Rodolfo García, León Gieco, Luis Alberto Spinetta, Nito Mestre, Daniel Grinbank, Jorge Pistocchi... “Todo terminó con algunas vagas promesas. Entre ellas, la de hacer lo necesario para facilitar el acceso del rock a salas grandes y confortables, y a los medios masivos.”recital de la paz latinoamericana 1982

Pero para Pujol la gran sorpresa fue descubrir en los recientemente desclasificados archivos de la Dirección de Inteligencia de la Provincia de Buenos Aires un radiograma del Ministerio del Interior advirtiendo que “hordas deseosas de sexo y drogas” (sic) habían producido desmanes en los conciertos cordobeses del regreso de Almendra, y recomendando a los diversos locales contratados la suspensión de los demás conciertos de la gira nacional. “Nada de eso fue verdad, fue una operación de inteligencia”, cuenta Pujol. “Fue un momento en que se produjo una pulseada entre el régimen y el rock. Otras se perdieron, pero ésa se ganó. Porque la gira se realizó, y ese regreso de Almendra fue muy importante, ya que fue un gran gesto de reconocimiento de identidad, que le permitió al rock nacional decirse a sí mismo: acá estamos, y esto es lo que somos.”


Los sobrevivientes

Alternando breves párrafos de cotidianidades del rock con cotidianidades autoritarias del Proceso, Rock y dictadura tiene como grandes protagonistas tanto a músicos como al público y a la prensa alternativa, a la cabeza de la cual está el Expreso Imaginario. “A la hora de construir el imaginario de la cultura rock de la época, el Expreso ocupaba un lugar central”, explica Pujol. “Porque la revista abría un arco de temas de una manera tal vez caótica y aparentemente despolitizada, pero siempre inteligente. Una de las cosas que cuento en el libro es que en el ‘79, justo cuando se celebró oficialmente el centenario de la Guerra del Desierto, la Expreso salió con un informe sobre los mapuches, algo que en ese contexto era decididamente contracultural.”


Uno de los vicios históricos de la crónica de la época que Pujol evita cuidadosamente es el de hablar del rock como resistencia. “Porque es una palabra cargada de sentido épico. Como la resistencia contra la ocupación nazi en Francia. Es una pregunta que les hice a todos los entrevistados para el libro, y la respuesta que más me impresionó fue la de León Gieco. Me dijo: ‘No jodamos, resistencia fue Rodolfo Walsh’. Pero lo cierto es que la sola existencia del rock conformó una comunidad estética en los antípodas de lo que pensaban y deseaban hacer los militares en ese momento. Y eso no es poco.” Tampoco pierde el tiempo el autor en interpretar las canciones de la época, buscar mensajes escondidos y bucear en sus significados. “Lo hago en Canción de Alicia, de Seru Giran, pero sólo porque es algo muy explícito. Pero si la supuesta resistencia del rock fue decir cosas en clave, fue realmente muy pobre, y en un puñado de canciones. A mí me pareció mucho más interesante, en cambio, toda la dimensión de un recital. Ahí el rock ponía literalmente el cuerpo, con su público sabiendo que luego de saltar en un Luna Park lleno, afuera estaba la policía poniendo los camiones de culata para llevarlos presos a todos.”



A la hora de hacer nombres propios, Pujol reconoce que pese a su intención de no querer destacar a ningún protagonista en particular –casi todos, reconocidos y no tanto, son mencionados más de una vez en el texto–, Charly García es el más mencionado. “El fue la figura más creativa de la época, sobre todo si comparamos su obra de entonces con otros momentos de su propia producción musical. Me parece que fue central, en particular por su agudeza para poder decir, para trabajar la metáfora siempre vinculada a lo sonoro, a lo musical. En ese sentido, me parece que las canciones de Charly García son maravillosas y que, a diferencia de otras de la mismaépoca, se bancan perfectamente el paso del tiempo.” ¿Pero, después de toda la investigación, quién apareció como el más héroe, para Pujol? “León Gieco. Porque se ve en él una gran tozudez, una gran convicción desde una formación ideológica más bien heterogénea y débil. No era un hombre que tuviera un pasado de militancia consciente, era un progre argentino que simpatizó con el Frejuli en el ‘73 como tantos otros. No era un cuadro político, ni mucho menos, pero sí noto en su ida y vuelta en esa relación que tiene de aproximación y distancia como argentino permanente.” De hecho, en un principio la portada de Rock y dictadura iba a estar ilustrada por una foto de León. Pero como ésta no era la historia de Gieco, se eligió finalmente una más anónima. “Tan anónima, que tuvimos que hacer un ‘congreso de notables’ hasta descubrir quién es el protagonista de la foto que aparece en el libro”, confiesa Pujol. Pero aclara: “Finalmente lo descubrimos, es el guitarrista de un grupo llamado Ave Rock. Pero mejor así, porque lo que importaba es esa postura suya sosteniendo la guitarra, y el público al fondo. Nada más”.


Almendra 1980

Todos los temas pertenecen a “Almendra en Obras” grabado en vivo en diciembre de 1979. El regreso de Almendra en 1979/1980 fue uno de los mas felices episodios vividos durante esos años. Realizaron una gira por todo el país y en todos lados se vivieron conciertos inolvidables. En Rosario tocaron en la cancha de Newell´s All Boys. Se pueden bajar algunas grabaciones piratas de esos conciertos en “El mago de agua”.

Spinetta 1980 Almendra Newells Rosario 80

lunes, 13 de abril de 2009

Otras miscelaneas

Por un lado he hecho algunas correcciones ortográficas y de redacción en la entrada anterior porque por suerte me las señalan. A veces la urgencia por ponerlas hace que me coma letras, palabras e ideas enteras. Pero para que el “retoque” tenga un doble valor, puse a Serú Girán haciendo un tema que van a conocer, pero tal como lo cantaban entonces, con toda la urgencia del caso. Está grabado en diciembre de 1981.

También puse las fechas de los años de la vida de Alfonsín, porque pasado cierto tiempo puede que ese video sea visto fuera de contexto e incluí también la referencia de cuando fue dicho su último discurso.

Gracias por las observaciones y dejar todo un poco más comprensible.

Cali

la “yapa”

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viernes, 10 de abril de 2009

Acuarela 5: (3) “Soberanía Popular”

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Luego de repasar la atmósfera que respirábamos durante la guerra de Malvinas continúo con el número 5. La revista estaba casi lista y el material era más abundante que nunca. Abril era el mes para que salga y sucede el 2 de abril.

El dilema era cómo salir en ese contexto. ¿Qué decir? ¿Ignorar lo que pasaba? Francamente no quisimos siquiera mencionar al conflicto porque no queríamos decir algo que no fuero lo que pensábamos, y decir lo que pensábamos era imposible. Tampoco queríamos decir alguna tibieza con apelaciones a la “paz” que hacían mención todos y abundaban, una “paz” ridícula, sin moral, engañosa y sin convicción. Así es que atrasamos la salida del número tratando de balbucear algo coherente y convincente.

Por Canal 5 todos los mediodías iba un programa llamado “El Clan” conducido por Raúl Granados (el padre del Pablo Granados) que era una especie de ensalada con shows en vivo y columnistas diversos. Varios columnistas venían de la Democracia Progresista, el partido provincial de Lisandro de la Torre. En ese entonces los demoprogresistas tenían ciertas licencias. Recordemos que Natale era intendente de Rosario. El programa era bueno y tenía un poco de margen.220307_AM39_SUE

Uno de los columnistas que aparecía con cierta regularidad era el abogado Oscar Blando, un abogado joven que pertenecía a la corriente interna de los democrataprogresistas, el "latorrismo”, corriente crítica de la dirigencia que bancaba al “Proceso”

A comienzos de mayo Oscar Blando hace una columna maestra, sin decir una palabra de Malvinas, aprovecha la cercanía del 25 de Mayo para rescatar la idea de “soberanía popular” que está presente en ese episodio de la historia argentina frente a las idiotas apelaciones a la soberanía de esos días. Cuando lo escuchamos, no lo dudamos. Inmediatamente lo ubicamos y así fue que lo visitamos a su estudio.

Con todas las cautelas del caso (no nos conocíamos) le explicamos la idea de que escribiera una nota par la revista en base a su intervención en "El Clán". Lo hizo y es una de las mejores notas de ese número. Para mi es un orgullo haber publicado esa nota en esos días. Aguardamos su entrega y la revista fue a imprenta. Teníamos nuestra "nota" sobre la guerra. En todo el número no hay una sola mención directa al conflicto. A buen entendedor pocas palabras.

Fragmento final de la nota:

Nacimos a la vida bajo esta voluntad, bajo una voluntad inclaudicable de libertad y allí están en nuestra historia las grandes conquistas que marcan el camino y que los argentinos muchas veces hemos subalternizado con imprudencia; allí están nuestros grandes hombres olvidados injustamente “por cuyos nobles ideales lucharon y murieron en los campos de batalla o en los menos cruentos combates morales de la vida civil”; por ello los argentinos cuando hemos perdido nuestra ruta, nuestras libertades y nuestra democracia, hemos sentido tan hondo tan hondo nuestras derrotas: porque muchas veces fueron acompañadas por ese consciente y amargo sabor de la complicidad y la omisión.

Hemos nacido a la vida bajo la advocación de los derechos soberanos del pueblo, y tal vez allí esté presente, paradójicamente, nuestro drama histórico: el no haber advertido a tiempo que nuestra lucha no fue ni deberá ser otra que “la afanosa y cruenta lucha contra las desviaciones de todas las formas de dictadura, que pugnan por llevar a la Nación a traicionar su fe democrática y al pueblo a negarse a si mismo”. Ojalá hayamos aprendido definitivamente la lección…

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Hoy Oscar Blando es el Director Provincial de Programas de Derechos Humanos en Santa Fe.

Aprovecho para reproducir una nota periodística mas o menos reciente acerca del trabajo de Blando.

EL DIRECTOR PROVINCIAL DE PROGRAMAS DE DERECHOS HUMANOS
Santa Fe: Oscar Blando, "Lo más importante es que un civil esté a cargo"
18/05/2008

Será encargado del programa de protección de testigos en las causas por Terrorismo de Estado de Santa Fe.

Algo que no es sencillo porque muchos no quieren protección policial.
Oscar Blando fue designado en la Dirección Provincial de Programas de Derechos Humanos, del que depende el Programa de Protección de testigos y querellantes. Desde ese lugar esta diseñando el programa dirigido a las víctimas de la represión durante la última dictadura que este mismo año van a sentarse frente a sus victimarios en la justicia federal . Este abogado ligado a la defensa de los derechos humanos, es hijo de Manuel Blando quien fuera presidente de la CONADEP Rosario, que recabara las primeras denuncias contra el terrorismo de estado. Entre los puntos destacados Blando propuso que el personal policial que brinde la seguridad entre los testigos sea seleccionado por los propios organismos de derechos humanos entre los hombres de las Tropas de Operaciones Especiales, la tropa de elite de la fuerza provincial.blando oscar2

"La decisión de crear este programa surge del propio gobernador Hermes Binner que lo remarcó en su discurso del 1º de mayo. La idea básica del programa de protección de testigos de causas federales por genocidio o delitos de lesa humanidad, es la de la prevención, por lo tanto es una desafío pensarla en términos de seguridad y dentro del estado democrático. Hoy el Estado tiene el desafío de proteger a sus ciudadanos, y muy particularmente a estos ciudadanos: la otra gran cuestión es la necesidad de que estos testigos con su prueba testimonial lleguen a las causas federales y aporten a las mismas" señala Blando.

En el mismo sentido remarca que "esto tiene que estar alejado de las políticas oficiales y de la oposición. Concretamente pienso en el justicialismo que es oposición, del que necesitamos apoyo y colaboración como principal partido opositor. Más aun cuando muchos de sus militantes son testigos y fueron víctimas. Por lo tanto desde este punto de vista esto debe estar alejado de cualquier cuestión en ese sentido". Para el flamante funcionario es importante que "sea un civil el que esté a la cabeza de este programa, como es mi cargo".

"La otra gran cuestión -apunta- es el involucramiento de los organismos de derechos humanos que son parte fundamental de la cuestión, además de los abogados patrocinantes en las causas, y con ellos vamos a hablar ya que son quienes pueden dar las mejores y más fidedignas informaciones. Por eso vamos a hacer esta semana con la secretaria de Derechos Humanos Maria Bressa, la primera reunión con la Comisión de Derechos y Garantías de Diputados y los abogados patrocinantes, así como con los organismos de derechos humanos de Rosario para darle información concreta acerca de la idea que tiene el gobierno sobre este tema. Por eso los detalles técnicos se los vamos a brindar primero a ellos.desaparecidos

-¿Cuáles son las ideas fuerza del programa de protección de testigos?

-Está en marcha un decreto provincial que establece las reglas generales. La idea es que este no es un programa de protección eminentemente de seguridad en términos tradicionales policiales, sino que hay ejes esenciales: uno es el de la Seguridad, el otro el de la Asistencia y el restante del Monitoreo de las causas judiciales. En a cuanto a la Asistencia se prevé que sea jurídica, médica, psicológica, asi como las necesidades básicas que requieran, asi como la gestión de trámites. Es decir todo lo que tienen que ver con facilitarle lo que necesiten los testigos. En cuanto a la seguridad es el tema más sensible: aquí se crea una Unidad Especial que con personal capacitado y especializado, que dependerá directamente el Ministro Daniel Cuenca.

-¿Cuál es la premisa en este programa de protección?

La protección de la vida y la integridad es lo sustancial, la idea es proteger y prevenir, por lo cual habrá normas que regirán el trabajo del personal que va a trabajar en este tema. Estas reglas marcaran como serán usadas las armas en casos necesarios, anteponer al éxito de la actuación la preservación de la vida en general y la integridad física, psíquica y moral de las personas a proteger así como el respeto irrestricto a los derechos humanos. Estas son las líneas que se van a bajar para que se trabaje.

-En la anterior administración se habían adquirido pulseras para identificar el lugar donde se encontraba cada testigo. ¿Qué piensan hacer con este tema?

-Hay un convenio que se cayó, pero las críticas que se hacían es por el poco alcance y duración de esas pulseras, y el otro punto criticado por los posibles usuarios es que los tenían identificados las 24 horas.


Finalmente, Serú Girán haciendo un tema inédito el 26 de diciembre de 1981. El tema se grabaría luego, pero aquí lo hacen con un ritmo urgente y desesperado muy muy oportuno.


domingo, 5 de abril de 2009

Acuarela 5: (2) La Náusea

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Sabía que cuando llegara este punto, la historia se me iba a poner difícil. Continuar con un relato lineal me es casi imposible porque el año 1982 tiene una clave que lo determina todo: el significado de los meses previos, por supuesto la densidad del durante y el giro de lo que vino después. Esa clave es Malvinas.

He estado intentando pensar en cómo seguir relatando Acuarela 5, metiéndonos en el ´82, y si el mejor modo es dándole un rodeo, si hacerlo cronológicamente lineal o contar las cosas de atrás para adelante. En fin. No es fácil. Porque Acuarela 5 y lo que sucedía alrededor nuestro está muy impregnado por la atmósfera Malvinas.img017

Hace unos pocos días atrás, en un nuevo 2 de abril, pensando sobre esto, tuve la misma sensación de siempre, la de aquellos días, y la que siento cada vez que me lo hacen recordar. Náuseas. Asco y un profundo odio para con los sentimientos más bajos y criminales que se esconden debajo de la piel de la sociedad.

Entonces, nada mejor que vomitarlo y, después, puede que sea más fácil.

Como ya lo he venido describiendo, el régimen militar había entrado en una fase crítica, sus errores económicos y su criminalidad se volvían manifiestas e imposibles de seguir escondiendo. En ese infierno, una tenue, pero muy importante reacción de la sociedad comenzó a generar algunos brillos de esperanza. No estábamos tan muertos. Pero…

Repentinamente, si bien algunos pocos reconocían señales que delataban la movida, ese 2 de abril de 1982 amanecimos dentro de una jugada siniestra. Otra jugada siniestra y criminal, pero esta vez, bajo el ropaje de símbolos “patrióticos” cuasi familiares y una retórica estúpida, vacía y carente de razonabilidad. La reacción popular fue instantánea. Esa madrugada “habíamos recuperado las Malvinas!”.

La adhesión masiva, unánime y complaciente para con los militares CLARIN-EuforiapopularporrecuperacionMalvinasera asombrosa. El toque emotivo era puesto por los acordes castrenses, esos que hacen vibrar el estrato mas “reptiliano” de nuestro cerebro. Por supuesto que el nacionalismo “victimista” argentino y las reacciones automáticas incubadas en años y años de educación autoritaria hicieron la gran tarea. Así la sociedad argentina se embarcó en un nuevo baño de sangre, esta vez de manera desenmascarada, filicida y yendo un peldaño más abajo en lo más miserable de los seres humanos.

No tengo piedad para medir mis opiniones sobre esa sociedad. Trato de entender, comprender y razonar los motivos por las que llega a ese punto. Pero es muy grosero el pasar por alto lo que ya todos sabíamos de los militares y la dictadura para acompañarlos en una aventura demagógica, oportunista y de alto riesgo. Eso nos habla de una actitud canalla y cobarde.

Esto le cabe a la casi totalidad de la dirigencia política argentina. Todo el arco político ideológico local reaccionó bajo los instintos militaristas y siguió los acordes triunfales. Vale recordar que la entonces recientemente creada Multipartidaria, coalición de diversos partidos políticos que había convocado a un masivo acto de repudio al régimen tan sólo tres días antes del 2 de abril, respaldó el mamarracho y además, viajó a Malvinas (por supuesto que antes que lleguen lo ingleses!) a saludar a “los muchachos”. Muy pocos resisten el archivo 1982.

Quizás, una de las excepciones sea la de Raúl Alfonsín, que siendo ya una figura que se destacaba en la UCR, criticó frontalmente la operación de Galtieri y no viajó con la Multipartidaria a las islas a sacarse la foto.

Repentinamente los militares encarnaban los ideales patrióticos. Las reivindicaciones más sentidas de la sociedad. Era los héroes contemporáneos que lograrían poner a la Argentina de pie. Las Malvinas pasaron a ser nuestra razón de ser y por ellas haríamos la guerra, baMalvinas Argentinas . La Guerra de Malvinas Revistas Vol 1h!, jugaríamos a la guerra con soldaditos, con soldaditos de 18 y 19 años.

Puedo recordar uno a uno esos días, cómo la gente “adulta”, señoras y señores, padres, madres, todos, se exaltaban en cada conversación, no entendían ni querían escuchar otras opiniones, esgrimían argumentos de soberanía, patria y bandera, cuando jamás esas palabras les habían sido relevantes en lo más mínimo. Sólo era cuestión de que los “pibes” les llenen la canasta a los ingleses como antes habíamos tenido al “matador” Kempes en el mundial. Conocí en esos días lo que significa el espíritu de guerra en la gente común. Vi a la gente irracional como nunca. Me di cuenta la fascinación que genera el autoritarismo, el sonido de las armas y el patrioterismo desatado. Puedo apenas imaginarme lo que habrán sido tantas otras situaciones mucho más devastadoras en la historia que ésta.

No tengo palabras suaves, no tengo atenuantes. A partir de cierta edad, las personas, bajo mínimas condiciones de libertad y alimentación, no tienen atenuantes para ciertas cosas. Se es canalla y punto. Y no por ser hincha de Central precisamente.

5222 Mucho se ha escrito de la hipocresía de la sociedad que continuó viviendo como si nada mientras en Malvinas se mataban pibes y se congelaban de manera imposible de imaginar, con el estómago vacío y cagados encima. Eso ocurrió porque la sociedad argentina lo permitió. Todavía son muy pocos los que se han hecho cargo. Es fácil decir que fue Galtieri. Basta repasar un poco lo que sucedió y vamos a ver que los cómplices fueron millares, tratando de ser conservador.

Nunca antes había vivido, espero nunca más, en una sociedad que se prepara y vive una "guerra” convencional. La sociedad se transforma, la “buena gente” se convierte en criminales que les importa nada la vida de quienes están peleando, se dicen las mayores idioteces, se las escribe y se las publica.

Ojo, que muchas cosas no hacían falta escribirlas ni publicarlas, pero atención, no es que el aparato represivo y la censura estatal genteseguimoslos obligara, no, la Sociedad toda se convierte en una gran maquinaria de censura, represión y adoctrinamiento. La uniformidad de opinión se logra fácilmente. Siempre recuerdo esa frase que dice “la primera víctima en una guerra es la verdad”, y es cierto. Absolutamente cierto.

No solo se miente. Hay una inmensa mayoría que no le importa la verdad, quiere escuchar himnos, desfiles y noticias falsas.La verdad en una guerra es molesta para todos. No nos dejaría dormir. No nos dejaría respirar sin sentirnos cómplices. Se debe mentir. Entonces podemos comer y dormir tranquilos sin dejar de sentirnos patriotas.

Así, en una mezcla de acto escolar con chocolate caliente y comedia de humor nacional, sonaba insistente la marchita que nos empujaba a sentirnos alegremente patriotas las 24 horas del día a través de cables y noticieros que nos convertían en charlatanes a la hora de la cena sobre el teatro de operaciones, sea harriers, gurkas, principitos, exocets, mirages, cabeceras de playa…hasta que llegó el 14 de junio. La escucho y me sigue taladrando los sesos.

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No hace falta que lo aclare. Esta ha sido para mí una experiencia muy dura. Trato de no olvidar ningún detalle, cada gesto que vi y escuché en esos días. Trato de tenerlos grabados, porque era el rostro de una sociedad que estaba dispuesta a mandar a matar y morir a sus hijos por lo que no tenía ni la menor idea.

Eramos prisioneros de guerra en nuestro país y reclamábamos a los gritos la soberanía de unas islas cuya única vinculación que teníamos era haberlas pintado en un mapa en la primaria.

El desastre fue provocado por la desesperación de la dictadura. Todo se agravó con el apoyo masivo a Galtieri y la falta total de idoneidad y un apego brutal a los valores militaristas de la dirigencia argentina, que fogonearon el conflicto y confundieron aún más a la gente. Luego, viene la derrota y tres movimientos simultáneos: el primero, “escondamos a los chicos” que volvían, eso mejor no verlo. Además, mejor quimge no cuenten nada. El segundo movimiento, “fueron Galtieri y los milicos atorrantes”, nosotros, “argentinos” como siempre, hasta la muerte. El tercero, la salida hacia la democracia. Esto último era imprescindible, vital y más urgente que nunca, aunque de Malvinas los candidatos dirán: “nosotros lo advertimos que era una aventura”.

De más está decir que viví tres meses encerrado, evitando al mínimo tener que escuchar las cosas que la gente decía en la calle. Todo era muy confuso para todos. Repentinamente la radio sólo pasaba rock nacional, discos prohibidos pasaban a escucharse en la radio, se saludaba la solidaridad latinoamericana, aunque vinera de Nicaragua o Cuba. Se miraba el mundial de España. Todo era una borrachera, pero de las peores. Eran tiempos bien malos. Para vivir realmente enojado: Galtieri, Pinochet, Reagan, Thatcher y un largo etcétera.

Los muertos de Malvinas son la última parte de la masacre realizada por la dictadura. Más allá de convicciones, ilusiones, heroísmos y distintas actitudes que desarrollaron durante el conflicto, cada uno como pudo, ellos fueron víctimas de la dictadura. Con el tremendo agravante de la bendición popular expresa.

Tuve mi día de contradicción y duda. Recuerdo mi cumpleaños, en pleno combate, los ingleses ya estaban en Malvinas en mayoIMAG0382. Me compré el producto de mis ahorros de ese momento, un deck Aiwa para grabar cassettes, hoy ya en desudo. Me lo llevé a mi casa sintiéndome un completo idiota. ¿Paraba la guerra si yo no lo compraba? ¿Debía suspender la compra? ¿Hasta cuándo?

Durante esos tres meses una sola vez leí la palabra Paz con su verdadero significado. Porque en ese entonces se hablaba de paz con múltiples y diferentes connotaciones, pero que no excluían hacer la guerra. Esa única vez que leí a alguien hablar de la Paz y la inutilidad de la guerra era en una carta de lectores en La Capital (Rosario). La firmaba un DNI de un valiente y alguien que no era un canalla.

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