jueves, 17 de enero de 2008

Kamikazes

En el texto que escribiste para tu álbum Kamikaze, de 1982, te preguntás si ya no hay más kamikazes de la vida creativa.

Sí. El término “kamikaze” está utilizado para gente que se juegue por lo creativo. Es una pregunta que hice y creo que hay ese tipo de kamikazes, aunque me da la sensación de que cada vez menos. Ahora lomás estándar y lo más seguro es lo que pega con la gente. Y, en general, a través de esas ideas no se provocan hechos artísticos. No es que los guíe una intención mala, sino que simplemente no hay ningún resultado musicalmente bueno.

¿Vos te considerás un kamikaze?

La de kamikaze creativo es una visión romántica. Aunque un disco como Kamikaze es un disco bastante kamikaze, por los temas que tiene. Pero eso fue antes y después d aquel disco. En última instancia, siempre fui un kamikaze creativo, pero por tomar decisiones en ciertas y determinadas cosas. Por lo tanto, simplemente me limito a seguir un curso de acción. No me detuve a pensar en otras formas más allá de mi deseo artístico. Y si eso me hace ser medio kamikaze, bueno, debe ser así, pero no es que me lo proponga sino que sigo de cerca los acontecimientos. No podría cambiar esas cosas de mi vida.

¿Antonin Artaud fue un kamikaze?

Sí, se supo jugar por sus ideas y su poesía, aun a costa de unos dolores tremendos. Después, con tipos como John Lennon, surgió un antídoto intelectual para ese sufrimiento, Lennon es el símbolo de una intensidad muy heavy de creación, pero es aras de algo más liviano de sobrellevar, que no acarrea el peso del dolor.

¿En algún sentido tu disco Artaud fue hecho, paradójicamente, para liberarte de Artaud?

El disco tiene algo de antídoto. Una vez más, creo que yo traté de asirme a las formas poéticas y al impulso que guiaba al autor más que al acontecimiento que él describe. No me interesa mucho el dolor, sino la forma en que uno puede llegar tan profundamente dentro de sí mismo como para encontrarlo de esa manera, que es lo que hizo Artaud. Por lo tanto no me gusta mucho el producto de todo eso, que es el sufrimiento y cómo verlo dentro de uno. Pero sí el hecho de haber corrido el riesgo de escribir increíblemente eso.

El disco Artaud de alguna manera refleja cosas de la vida de Artaud e inclusive de la vida de Van Gogh, también por el paralelo con el libro Van Gogh, el suicidado por la sociedad, escrito por Artaud. Pero, obviamente, tratando de suplir la curiosidad por hallar el dolor, suplirla por la posibilidad de encontrar la belleza o la felicidad.

(De “Martropía, conversaciones con Spinetta” de Juan Carlos Diez (Aguilar, 2006), mi lectura de estos días.







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